La hermana María Jordán perdió la vida este domingo luego de luchar contra una larga enfermedad. Su nombre quedará grabado en la mente y el corazón de muchos rosarinos, especialmente aquellos del barrio Empalme Graneros, a quienes ayudó con su inmensa vocación de dar.
La religiosa fundó hace varios años la Misión Franciscana María Madre de la Esperanza en esa zona de la ciudad. Entre esfuerzos y sacrificios, la hermana y los vecinos levantaron un barrio, que creció en los últimos años y eliminó el famoso basural que encontraban los migrantes en la ciudad.
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Fiel devota de San Francisco de Asís que, según sus propias palabras, la iluminaba todos los días, se encargó todos los días de luchar por los que menos tienen. Su ejemplo de sacrificio y el trabajo por los necesitados, la convirtieron en una figura emblemática.
En el último tiempo, incluso, la hermana María le plantó cara al narcotráfico, que creció notablemente en su zona. Su trabajo trascendió fronteras, contando con fieles seguidores en todas partes del mundo: italianos, estadounidenses, alemanes y bolivianos fueron parte de sus obras en Argentina y Estados Unidos.
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Con su labor, la religiosa sacó adelante un jardín de infantes, una escuela primera, una escuela de oficios, un comedor comunitaria y una capilla. Su dedicación al barrio iba más allá de una simple ayuda, estaba determinada a enseñar y darles las herramientas para progresar.
«Es fundamental, la educación es lo que le da a la persona a realizarse y ser protagonista a su progreso», había contado la hermana, en diálogo con Con La Gente TV en octubre de 2019. Sus objetivos estuvieron siempre claros y su legado continúa vivo en Empalme más allá de su fallecimiento.