Por Verónica Dema

Una sommelier y un enólogo cuentan su historia de amor a través de sus vinos


Por Verónica Dema


Florencia Turdera sintió que tenía que cambiar de rumbo y eso hizo. A finales de 2021, esta porteña, que venía de una carrera en el mundo del vestuario para cine y televisión, tuvo una crisis con su carrera y decidió adentrarse en su pasión por el vino, un giro que pronto daría inicio a una historia de amor y a un emprendimiento en Mendoza. 

Hacía un año que Florencia había estudiado sommelier en la Escuela Argentina de Vinos y decidió emprender un viaje a Mendoza, tal como dice, sin mucha planificación. Sabía que visitaría algunas bodegas para hablar con enólogos y no mucho más. Se hospedaría en Tunuyán, en el Valle de Uco.

Aquel viaje comenzó como una búsqueda de renovación personal y el destino hizo lo suyo. “Tunuyán está más o menos a dos horas de Mendoza capital y no hay mucho para hacer después de las 5 de la tarde. Así que, cuando me di cuenta dónde estaba, sola en un hotel, decidí entrar en una aplicación de citas y probar: ¿qué podía perder? Me puse a chusmear, y ahí lo vi», dice.

A quien había visto era a Tomás Bustos, enólogo e ingeniero agrónomo, dos profesiones que a Flor le resultaron irresistibles. Matchearon esa noche y empezaron a hablar. Ese fue el inicio de una historia de amor que llegó hasta el altar y que también combina la pasión por el vino.

Según cuenta ella, los pocos encuentros que tuvieron en Mendoza fueron suficientes para encender la chispa de lo que vendría después. Se despidieron –ella volvía a Buenos Aires- pero con la idea de empezar una «sociedad» que, en palabras de él, sería una forma de mantenerse unidos a la distancia. Así nació la idea de crear juntos un vino que empezara a contar su historia: al proyecto lo llamaron “Numerología” (en IG: @numerloro6i4). El primer vino que crearon fue en 2022 y se llamó 10 Meridianos, nombrado así porque en ese momento, Florencia vivía en Buenos Aires y él en Mendoza, separados por diez meridianos.

Seis meses después, Florencia se mudó a Mendoza: aunque estaban en el mismo barrio, aún no vivían juntos. Paso a paso, los proyectos, de amor y de negocios, se iban intensificando.

Al año siguiente, crearon el vino 17 Casas, que honraba las puertas que los separaban en su barrio mendocino hasta que finalmente decidieron vivir juntos. También llegó el casamiento.

Este año están terminando el nuevo vino, que llevará el nombre de Número 13 Viernes 13, una fecha importante para ellos: el día de su boda.

Cada año, producen una pequeña partida de entre 280 y 290 botellas. «La idea es que cada vino tenga un número y un nombre distintos, narrando nuestra historia y aportando algo de magia al vino», cuenta Florencia. Los vinos sólo se pueden probar en la bodega de los padres de Tomás en Mendoza -tienen una hectárea de Malbec- o en el petit restaurante de vinos Casa seis, en Chacarita, en la ciudad de Buenos Aires.

 

No es el único proyecto de la pareja. Juntos fundaron @wain.me, una empresa para ofrecer experiencias disruptivas con el vino. “Empezamos con un cliente muy especial: mi papá, que quiso regalar vino personalizado a sus clientes”, relata Flor. A partir de ahí, el proyecto fue creciendo.

Hoy ofrecen una experiencia completa a clientes interesados en el proceso, desde cosechar la uva, estar en tiempos de poda, hacer el vino propio y hasta disfrutar de un asado con vinos de la finca.

Además, organizan degustaciones a domicilio, en las que combinan juegos sensoriales y catas guiadas para hacer que el vino sea algo comprensible y divertido.

Florencia se ocupa de la comunicación, la presentación de los vinos y la organización de las experiencias, mientras que su marido se encarga de la elaboración y el proceso enológico.

Para ellos, el vino no es solo una bebida; es una manera de contar historias, de honrar los momentos especiales y de compartir su amor por la tierra mendocina. Cada copa es, para ellos, un capítulo de su vida juntos.

Fuente: Ohlalá

Portada: Flor y Tomás, en su casamiento. – Créditos: Gentileza Florencia Turdera

Foto de historias: Flor y Tomás ofrecen la experiencia de participar del proceso de elaboración del vino desde cero. – Créditos: Gentileza Florencia Turdera