Hace un año, una argentina en Estados Unidos abrió las puertas de su primer local de empanadas. Gustó tanto que está pronta a inaugurar el segundo y con vistas de seguir creciendo. Belén de la Cruz – Empanadas & Pastries, ubicado en Johns Creek, a 40 minutos al norte de la ciudad de Atlanta, en los Estados Unidos. La creadora del proyecto es quien da nombre al negocio y había empezado tres años antes a dictar clases de cocina en su casa, con impronta criolla, para grupos reducidos. El punto de venta es, además, el primero en comercializar este producto gastronómico tan común entre los argentinos en aquellos pagos.
«Una amiga me propuso que le enseñara algunas recetas; al principio me pareció una ridiculez, porque nunca lo había hecho, pero igual probamos una clase y sentí como si lo hubiera hecho toda mi vida. Sabía que si le daba un toque diferente iba a lograr atraer a ciertos grupos dentro de la comunidad en la que vivimos», comparte De la Cruz, nacida en Buenos Aires, quien reside junto a su marido y tres hijos en el estado de Georgia.
El primer paso fue armar un flyer en el que ofrecía «Noche de mujeres», una propuesta enfocada en reuniones con amigas, empanadas, un buen malbec y postres con dulce de leche. A la primera semana, recibió tres reservas por grupos de 10 mujeres.
El proyecto comenzó a andar sobre ruedas y su hermano le propuso abrir un local. «No sabés la cantidad de gente que me pide que le haga empanadas y yo no las puedo hacer porque no tengo la cocina», le dijo. Y ahí fue cuando él replicó: «¿No te das cuenta la ventana que hay y no la estás abriendo?». Así empezó a escribirse la historia de Belén de la Cruz – Empanadas & Pastries.
A mediados de 2019, De la Cruz comenzó a buscar un espacio. Lo encontró a pocas cuadras de su casa, en un lugar bastante transitado, donde supo haber una bicicletería. «Atlanta está en pleno crecimiento y no hay nada vacío, lo vi desde afuera y lo alquilamos sin siquiera entrar», comparte.
A las pocas semanas de cortar cintas, las noticias sobre la expansión del Covid-19 ganaban atención en los medios. «Tuvimos que aprender a manejar el negocio mientras aprendíamos a lidiar con una pandemia. Si bien en Atlanta no hubo cuarentena obligatoria, sí cerramos las puertas para atender solo por teléfono y llevar al auto sin contacto. Así estuvimos durante dos meses. Después, para junio, volvimos a abrir las puertas con recaudos. En un 90% somos take out. La pandemia nos ayudó a ajustar procesos».