Plumas femeninas

Un libro recupera la figura de María Goyri, defensora de la educación igualitaria


Por Sarah Sidki

María Amalia Vicenta Goyri (1873-1954) filóloga y educadora, fue la precursora y principal defensora de la educación de las mujeres y su incorporación al mundo laboral, y la primera mujer en obtener una licenciatura.

Hija de madre soltera y educada en casa por ella, inició su formación en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, creada en 1870 para fomentar la educación de las mujeres, y fue la impulsora de una pedagogía reformista que incluyera una enseñanza mixta.

Inspirada en el pensamiento de Concepción Arenal e impulsada por grandes intelectuales como Emilia Pardo Bazán, con solo dieciocho años era ya institutriz, profesora de Comercio y alumna de la Escuela Normal de Maestras y, en 1896 se licenció en Filosofía y Letras.

Filósofa, pedagoga y filóloga, María Goyri aportó numerosos estudios sobre el romancero y la obra de Lope de Vega y tuvo un papel fundamental detrás de las investigaciones de su marido, el filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal (1869-1968).

Defensora de la educación como motor de cambio, Goyri dejó numerosos escritos e intervenciones a favor de una sociedad igualitaria que revelan que fue una de las protagonistas del incipiente feminismo español del siglo XIX, todos ellos recogidos en María Goyri. El feminismo regeneracionista de la investigadora Susana Martín Zaforas, editado por Renacimiento y con la colaboración de la Fundación Ramón Menéndez Pidal.

«Por motivos ajenos a la obra de María Goyri, comencé a trabajar con el Archivo Pedagógico María Goyri-Jimena Menéndez Pidal y descubrí que la biografía de María era la historia de los cambios fundamentales en la posición intelectual y social de la mujer que tuvieron lugar en España en el último tercio del siglo XIX y las  primeras décadas del siglo XX», dice a Efemenista Zaforas, que ha centrado sus trabajos en la formación del pensamiento de María Goyri como feminista y educadora.

María Goyri, pionera e invisibilizada

Pregunta (P): ¿Por qué se ha invisibilizado su trabajo durante siglos pese a ser una de las mujeres más importantes de la filología y la educación en España?

Respuesta (R): Una circunstancia que ha condicionado en gran medida la invisibilidad del trabajo de María Goyri, también para los historiadores, es la presencia en su entorno de figuras destacadas en el ámbito de la filología como su marido Ramón Menéndez Pidal o su nieto Diego Catalán y de la educación como su hija Jimena Menéndez Pidal, con los que ella colaboró en una especie de proyecto familiar, pero a los que cedió el primer plano.

En relación con su propia formación se puede destacar la intervención en el Congreso Pedagógico de 1892 con apenas 18 años, para reclamar la convalidación de asignaturas de bachillerato en las escuelas también para las mujeres; sus estudios universitarios como única mujer en su curso, compaginados con su trabajo como profesora en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer; o el doctorado en 1909.

Respecto al impulso de la educación femenina María Goyri colaboró con María de Maeztu como responsable de las enseñanzas de Lengua y Literatura en los grupos de señoritas y niñas de la Residencia de Señoritas.

Educación femenina

P: Es una mujer innovadora en la educación para su época. ¿En qué otros aspectos podría decir que María fue precursora?

R: Desde su juventud, María demostró un carácter independiente que le llevó a tener opiniones propias diferentes a otras jóvenes de su tiempo. Fue una gran defensora de la integración igualitaria de hombres y mujeres en la sociedad, mantuvo una postura absolutamente favorable a la coeducación y, en el ámbito profesional, consideró que sus trabajos filológicos debían ser igualmente valorados que los de otros filólogos varones.

Su matrimonio con Ramón Menéndez Pidal no supuso el fin de su ejercicio profesional. Por el contrario, colaboraron en proyectos como el estudio del romancero, o la edición de La Serrana de la Vera en la colección de Teatro Antiguo Español, a la vez que mantenían líneas de estudio propias.

María fue innovadora también en sus aficiones, la fotografía y sobre todo el excursionismo en la sierra de Madrid con amigos, cuando muy pocas personas lo practicaban.

Un feminismo regeneracionista

P: ¿Por qué un ‘feminismo regeneracionista’?

R: Considero que el feminismo de María puede calificarse de regeneracionista por varios motivos. Especialmente en su juventud, pero a lo largo de toda su vida, María mantuvo relación con instituciones que consideraban la educación de la mujer un motor de la regeneración de España: la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, la Institución Libre de Enseñanza y el Ateneo de Madrid, la Junta de Ampliación de Estudios, la Residencia de Señoritas, el Instituto-Escuela.

Como ya he dicho María fue consciente de la necesidad de una regeneración de la sociedad y de las propias mujeres de la clase media que consideran que trabajar era degradarse, defendían para sus hijas una educación de adorno y no se involucraban en cuestiones sociales.

A todo lo anterior hay que añadir que María, en mayor medida que las mujeres de la generación anterior, abrigó la esperanza de que un cambio en el papel desempeñado por las mujeres era posible.

P: ¿Podemos afirmar que ella fue una precursora del feminismo en España?

R: Prefiero pensar que María, más que una precursora era ya una feminista, pero no la única. Aunque se muestra crítica con una mayoría de mujeres de la clase media, también reconoce y admira el trabajo de aquellas pertenecientes a una generación anterior como Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán, y algunas de sus contemporáneas, muchas de ellas pedagogas como Concepción Saiz de Otero o filántropas como Berta Wilhelmi.

P: Han pasado muchos años, ha habido muchos cambios, ¿cree que María Goyri estaría orgullosa de los avances en cuanto a la igualdad de género y la plena participación en la sociedad?

R: Sin duda María estaría orgullosa de la cantidad de chicas que ocupan las aulas universitarias, del número de mujeres que trabajan en todos los sectores, y de los logros en la equiparación legal de hombres y mujeres. Pero, por otra parte, desde su sensibilidad respecto a los problemas sociales que conciernen a las mujeres, reconocería igualmente lo que queda por hacer en la actualidad respecto a la mayor precariedad laboral, las dificultades para conciliar vida laboral y familiar o la violencia de género.

Desde su sección en la Revista Popular, María demandó de las mujeres que gozaban de una mejor posición una implicación en los problemas sociales del momento, con mención expresa a las pésimas condiciones de las mujeres obreras o al número de menores que vivían en la calle.

Tras la guerra civil las instituciones desde las que María había defendido un modelo educativo que promoviera la integración igualitaria de la mujer en la sociedad desaparecieron. En 1940 su hija, Jimena Menéndez-Pidal junto a Carmen García del Diestro y Ángeles Gasset, crearon el Colegio Estudio con el objeto de preservar ese modelo educativo.

María, que tenía ya 67 años, apoyó el proyecto y fue la primera directora. Tres años antes de su fallecimiento, en 1951, se convocó en Madrid el I Congreso Femenino Hispanoamericano Filipino. Dentro del régimen comenzaban a surgir voces a favor de una reforma de la legislación que afectaba a las mujeres.

Su salud no le permitía participar en actos públicos, pero en la carta de respuesta a la Secretaría General del Congreso María afirmaba:

Hace más de medio siglo que luché en un medo hostil para la mujer, por los mismos ideales que hoy Vds. preconizan con éxito. Sigo de lejos con todo interés y simpatía la magnífica labor que están Vds. llevando a cabo y estaré presente en espíritu en las sesiones de ese Congreso.

Fuente: EFE (efeminista.com)

Foto Portada de «María Goyri. El feminismo regeneracionista» y fotografía de la autora Susana Martín Zaforas cedida por la Fundación Ramón Menéndez Pidal.