Por el Dr Sergio Papier, especialista en Reproducción Humana y Fertilidad y Director médico de CEGYR.
Estamos viviendo un momento de cambio. La inteligencia artificial es algo que llegó para quedarse en muchos aspectos de la vida moderna. Uno de los objetivos que se ha perseguido desde los inicios de la fertilización in vitro, es implementar estrategias que mejoren los resultados de los pacientes. Hacer un adecuado ranking de las gametas y de los embriones resultantes en función de las probabilidades de éxito, permitiría que los pacientes consigan un embarazo lo antes posible, acortando lo que se denomina el “tiempo al embarazo”. La personalización de los tratamientos de fertilidad es esencial para aumentar las posibilidades de éxito.
¿Cuál es el principal objetivo de la implementación de la IA?
El objetivo principal es aumentar las probabilidades de embarazo ya que es posible encontrar patrones que estén relacionados con factores de éxito. Permite individualizar los tratamientos y así ayudar a mejorar los rendimientos en los ciclos, realizar diagnósticos precisos y hacer predicciones.
La IA contribuye al diseño de protocolos de estimulación ovárica más eficaces y eficientes que se adecuen a cada caso, optimizando la dosis y el momento de administración de los fármacos, agilizando el proceso de los tratamientos de reproducción asistida y, en última instancia, conduciendo a una personalización y a la obtención de mejores resultados clínicos.
Mediante la obtención de una imagen de cada uno de los óvulos, la IA nos permite analizarlos morfológicamente y clasificarlos según su calidad. Para esto, se utilizan distintos algoritmos que nos ayudan a evaluar la morfología del ovocito.
Así mismo, se pueden analizar los espermatozoides mediante el uso de la inteligencia artificial. De esta forma se pueden seleccionar los espermatozoides por morfología y fragmentación de ADN así como podría ser útil para identificar espermatozoides en las biopsias testiculares. El objetivo es utilizar los espermatozoides con mejor potencial reproductivo y con ellos fertilizar cada uno de los ovocitos de acuerdo a su calidad.
Obtenidos los embriones, la inteligencia artificial puede evaluar características morfológicas y patrones de división celular, identificando aquellos con mayor probabilidad de implantación. Hoy el uso de incubadoras de alta tecnología permite mantener condiciones atmosféricas estables para su cultivo a la vez que se puede observar el completo desarrollo embrionario, identificar aspectos relacionados a la calidad de los mismos y obtener así un ranking dado el score que arroja el algoritmo con relación a la calidad para definir orden a transferir aumentando así las chances de implantación. Esta optimización aumenta significativamente las tasas de éxito y reduce el riesgo de abortos espontáneos. El uso e implicación de esta innovadora tecnología está contribuyendo al aumento de la tasa de embarazo.
La incorporación de estas tecnologías en las distintas etapas de un tratamiento no solo mejora los resultados reproductivos sino que contribuyen a la autonomía de los pacientes durante todo el proceso. Fomentar la libertad de las personas de decidir otorgándoles toda la información que los involucre y se encuentre disponible en el proceso de su tratamiento, contribuye a contar con su participación activa en todo momento. Hoy es fundamental asegurar la inclusión y la diversidad apostando a un abordaje integral de los distintos planes de familia.
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