Si antes del confinamiento derivado de la crisis de coronavirus la idea de trabajar en casa sonaba idílica para algunos, el teletrabajo «obligado» no es tan placentero como parecía. La falta de espacio, la dificultad para delimitar los horarios o las constantes distracciones van poco a poco sumando razones para hacer cada vez más complicada la jornada laboral.
La abrupta llegada del teletrabajo hace que tengamos que adaptarnos a la velocidad de la luz a él. Casi como método de supervivencia, tenemos que aprender a adaptar una rutina de trabajo que tenemos muy asimilada a las cuatro paredes de nuestra casa. «Los hogares están diseñados para la convivencia familiar, y ahora nos vemos obligados a convertirlo en un espacio de trabajo», explica la socióloga Alicia Aradilla, autora del libro «Teletrabajar, pero bien» (Diana). «El COVID-19 nos dejó sin tiempo de transición, sin periodo de aprendizaje y sin manual debajo del brazo», explica en el libro.
Por ello, es muy importante asumir desde el primer momento ciertas rutinas para sobrellevar nuestra jornada de trabajo en casa de la mejor manera posible. «Nuestros pensamientos y nuestros patrones mentales son el gran reto y a la vez nuestro gran recurso para salir ilesos del confinamiento e incorporarnos a la activación de la vida cotidiana cuando este finalice», explica la autora. Por ello, destaca la importancia durante estos días, más que de adquirir hábitos, de adquirir «rituales». La autora especifica que el ritual es el soporte de una buena rutina: nos encontramos ante una estrategia que nos permite aumentar la inteligencia emocional. «En vez de límites físicos en casa, debemos establecer límites emocionales», apunta.
«Rituales» diarios para mejorar la jornada
Pone como ejemplo un «ritual» que se puede adoptar diariamente al finalizar nuestra jornada laboral: «Si, cuando terminamos de trabajar, paramos un momento y cerramos el portátil mientras somos conscientes de ello, escuchamos el «clic» que hace, prestamos atención, y en ese momento de consciencia hacemos una respiración profunda, este acto nos ayuda a transitar de un estado mental a otro, dejar el espacio de tiempo del trabajo atrás y entrar en el tiempo familiar».
Por otro lado, la socióloga explica que, aunque hay quienes tienen la suerte de tener una habitación en casa que pueden dedicar al ámbito del trabajo, muchos otros deben buscar un hueco en cualquier rincón de la casa. Para compensar esto, recomienda el tener «objetos maná», es decir, atribuirle a ciertos objetos un simbolismo, un poder que nos ayude a asociar este objeto con un espacio emocional, en este caso el del trabajo. «Tener un buen espacio de trabajo nos ayuda mucho, pro en situaciones como esta, es esencial establecer unos patrones mentales», apunta.
Replicar las costumbres cotidianas
«Para crear una «oficasa» debemos crear un espacio de trabajo a través de los objetos maná, adoptar «rituales» y seguir una rutina», dice Alicia Aradilla. Esta rutina es esencial para un buen desarrollo de nuestra jornada laboral. «Las costumbres son muy poderosas», explica la autora. Por ello, recomienda «alimentar» nuestra mente con costumbres que ya tiene asociadas. «Si nos levantamos y nos duchamos y vestimos como para ir a la calle, tu mente entiende que comienza el día», comenta y hace hincapié en la idea de evitar quedarnos en pijama durante el día. «Los pijamas son prendas de vestir que asociamos al descanso, al relax y a no tener la mente activa. Por ello es importante ponernos ropa de calle», especifica.
Otro «peligro» al que nos enfrentamos durante una jornada de teletrabajo son las inumerables distracciones que nos dificultan el día: la nevera, la televisión, nuestros hijos o el teléfono móvil. Para Alicia Aradilla, la mejor manera de evitar y gestionar estas es a través de la planificación de tareas. «Sabemos que nuestra mente, tras 45 minutos baja su nivel de atención: podemos ponernos una alarma cada ese tiempo y descansar un poco», recomienda.
Alejar el móvil
También, comenta que poner el móvil en modo avión, o alejarlo de nuestra mesa, para obligar a levantarnos si queremos utilizarlo, también puede ayudarnos a evitar su uso desmesurado y perder el tiempo en horas de trabajo. «Si tienes que recibir o hacer llamadas, puedes dejar el teléfono en una estantería, y tal solo utilizarlo en esos momentos. Alejándolo tomamos consciencia de los momentos que lo utilizamos y, de esta manera podemos controlar mejor su uso», apunta.
«Hay dos «secretos» para que el teletrabajo sea un éxito: la respiración y la consciencia», dice la socióloga y concluye: «Si aprendemos a controlar la respiración con el objetivo de ayudar a calmarnos y a ser conscientes de los actos que realizamos durante la jornada, no solo seremos más productivos, sino más felices».