Solo 14% de la población tiene conocimiento sobre el «humo de tercera mano», concepto que se refiere a las partículas que deja el humo una vez que se apaga el cigarrillo y que al interactuar con gases del ambiente genera nuevos elementos tanto o más tóxicos, según un sondeo de la Asociación Argentina de Tabacología (ASAT).
Las partículas se impregnan en superficies, viajan a través de la ropa de los fumadores y pueden durar hasta meses en el ambiente, donde se absorben a través de la respiración o la piel, señalan desde la ASAT al conmemorarse hoy el Día Mundial Sin Tabaco
La encuesta, que se realizó por medio de un cuestionario online entre el 7 y 16 de mayo, obtuvo 1.526 respuestas y el 74% de los participantes fueron mujeres con un promedio de edad de 46 años.
El 73% de la muestra se encuentra en la Ciudad y provincia de Buenos Aires, seguido de Mendoza con el 6%.
El 12% declaró ser fumador en la actualidad, el 43% dijo que no fue nunca fumador, mientras que el 67% de los fumadores encuestados dijo consumir hasta 10 cigarrillos diarios.
Según el informe, «si bien el 97%» aseguró conocer el concepto «fumador pasivo», sólo el 32% reconoció saber de qué se trataba el «humo de segunda mano» y apenas el 14% el «humo de tercera mano».
La vicepresidenta de la ASAT y médica pediatra neumonóloga, Ana Balanzat, explicó a Télam que «el humo de tercera mano es la suma del humo de segunda mano (el exhalado por el fumador), con el que se va depositando en las distintas partes del ambiente».
Y agregó: «Es como una familia que se sigue ampliando porque entra en reacción con sustancias químicas que se encuentran en ese ambiente y de esta manera se producen partículas más tóxicas que sus precursores».
«Ese humo tiene más partículas que el humo de primera y segunda mano», dijo la profesora titular de pediatría de la UBA.
Precisó que «el humo de tercera mano se deposita en las cortinas, sillones y permanecerá allí más o menos tiempo en función del tipo de tejido. También se va a depositar en las paredes, yeso y en la pintura, por ejemplo».
La muestra indicó que «mas del 80%» de las personas cree que los problemas derivados del humo se producen en «situaciones de simultaneidad», mientras que menos del 40% dijo que ocurren «cuando no se está frente al humo al momento de su generación, desconociendo en su mayoría el riesgo vinculado a el humo de tercera mano», indicó la especialista.
Balanzat señaló que en «una toalla de un lugar donde se fumó, las partículas pueden permanecer hasta 19 meses si no la lavamos».
En relación a la exposición a problemas derivados del humo del cigarrillo, cerca del 70% cree que se producen «cuando uno es quien fuma» y casi el 50% «cuando alguien fuma en el mismo ambiente». Sin embargo, menos del 10% dijo que los efectos se producen «cuando alguien fumó en otro ambiente y luego comparte el mismo ambiente»; menos del 5% «cuando se comparten objetos o prendas con un fumador»; y más del 10% «cuando viajo en el vehículo de un fumador aunque no esté fumando en ese momento».
Al respecto, la especialista manifestó que «si la persona que fuma lo hace en la calle, tanto la campera como el pullover quedan impregnados por los productos del humo de segunda mano, al regresar a casa, al abrazar a los niños, estos absorberán las partículas tóxicas a través de la piel, por la boca o por inhalación».
La muestra reflejó, además, que «si bien la mayoría de la población encuestada coincide en la permanencia en el mobiliario del humo de tabaco, no hay acuerdos respecto al efecto de fumar afuera o la ventilación del hogar».
Sobre el último punto, por ejemplo, la mayoría señaló que está en desacuerdo que el ventilador sea útil para minimizar los efectos dañinos del humo o muy en desacuerdo que con el aire acondicionado se eliminan las partículas tóxicas el humo de tabaco, ambas frases incorrectas.
En tanto, el 65% cree que en menos de 24 horas se eliminan las partículas dañinas derivadas del consumo de cigarrillo.
Así, el 34% respondió que las partículas dañinas persisten hasta 24 horas; el 21% durante la primera hora en que la persona fumó; el 16% hasta un mes; el 12% más de seis meses; el 10% sólo cuando alguien está fumando; el 7% hasta seis meses.
El 9% de los encuestados convive con lactantes, y el 55% lo hace con algún menor de edad.
Asimismo, el sondeo remarcó «que hay un reconocimiento general sobre el daño del tabaco, aunque falta cierta información respecto a los daños en menores de edad» y que «habría un acuerdo general respecto a los espacios abiertos libres de humo».
Por ejemplo, ante las siguientes frases correctas en las que había que contestar sí o no casi el 90% respondió que «le parece adecuado que existan plazas libres de humo y espacios abiertos libres de humo», más del 80% que «ser fumador empeora la evolución de las personas que tienen Covid», y un 80% que «fumar durante el embarazo aumenta el riesgo mortalidad prenatal», más del 70% está de acuerdo que «cuando una madre fumó durante el embarazo el niño puede nacer con déficit de la función pulmonar».
También, el 70% respondió que «los niños que conviven con fumadores tienen más probabilidad de sufrir infecciones como otitis o bronquitis» (verdadero), y cerca del 30% que «los niños que conviven con fumadores tienen más probabilidad de presentar trastornos de conducta» (verdadero).
Ante la frase incorrecta como «una embarazada puede fumar hasta 5 cigarrillos por día sin perjudicar al hijo», casi el 90% respondió que no.
En referencia a las mujeres embarazadas o los chicos expuestos durante los primeros años al humo del cigarrillo, Balanzat afirmó que cuando «llegan a la primaria y a la secundaria suelen tener mayores dificultades de conductas y aprendizajes».
Más del 24% de los fumadores encuestados fuma en algún ambiente interior del hogar, mientras que de los que no fuman en el interior del hogar, 71% lo hace en la proximidad del hogar como en el balcón, patio, terraza o vereda.
«Pediatras y tabacólogos consideramos que estos conocimientos sobre el humo de tercera mano pueden ser una herramienta motivadora para que la gente deje de fumar porque muchos no reaccionan ante el susto», destacó la médica del Hospital de Clínicas José de San Martín.
Por Diego Otondo