Por Carolina Camacho

Sobre la serie «Tafí Viejo, verdor sin tiempo»


Por Carolina Camacho

El pasado martes 7 de octubre se estrenó en la Ciudad de Buenos Aires, en la sala Cinepolis Houssay, la serie “Tafi viejo, verdor sin tiempo”, siendo también la función de prensa que constó de la proyección de los dos primeros capítulos de la serie, que en total tiene seis capítulos de una duración de 50 minutos cada uno. La serie se desarrolla en Tafí Viejo, en la provincia de Tucumán.

Por la alfombra roja pasaron su director Eduardo Pinto, acompañado de todo su equipo de filmación entre técnicos, como Iván Baldana y Juan Baldana, los fotógrafos Alejandro del Campo y German Constantino, la encargada de Arte Lucila Grossman, la encargada de Diseño de Vestuario Sandra Mora, el músico Marcos Rodríguez y la gente de Estudio Rojo,  los guionistas Gabriel Macías y Natalia Torres, parte del elenco de actores compuesto en sus papeles protagónicos por Laura Grandinetti y Emanuel Rodríguez, y siguiendo por Luis Machín, Juan Palomino, Luciano Cáceres, Liliana Juárez, Sergio Prina, Daniel Elías, Lautaro Delgado Tymruk, Paloma Contreras, Manina Aguirre y Camila Plaate entre otros nombres.

Mientras todos pasaban por la alfombra roja, la velada que se extendió hasta altas horas de la noche fue acompañada por las clásicas empanadas tucumanas y algunos sabores de vino tinto muy exquisitos.
El rodaje se desarrolló en 42 jornadas de despliegue artístico y técnico. La producción de la serie estuvo a cargo del legislador Javier Noguera, que no pertenece al campo audiovisual ni el artístico, nada más alejado, por el contrario, pertenece al campo de la política, pero se hizo cargo de la puesta en su totalidad, en compromiso con el desarrollo de la provincia de Tucumán y para incentivar la industria audiovisual local.

“Tafí Viejo, verdor sin tiempo” no solo es un hermoso paseo por el paisaje taficeño y su identidad cultural, sino también una bellísima historia de amor, tan necesaria en estos tiempos. Podría pensarse como una invitación a revalorizar el norte de nuestro país y sus paisajes que abarcan toda la paleta de verdes y marrones, muy bien mostrado, con imágenes potentes y con música que acompaña esa potencia visual. La música autóctona abrazando las imágenes es un viaje de ida superador que pudieron lograr sus creadores.

Una pareja de jóvenes de mundos distintos, Ana y Mauro se enamoran, sus familias atravesadas por una grieta, una Argentina en la que se siente la crisis económica muy fuertemente, se muestra el lado de la patronal y el obrero/trabajador, la desesperanza de la juventud y la realidad que se impone duramente y ahí el amor para curar las heridas y para sanar, y la fuerza de sus cuerpos fusionándose en medio del paisaje con la fuerza de la tierra, como remedio a esa desolación que todavía no se entiende bien, pero hay una búsqueda por entenderla. La piel, el sexo, el amor, vuelven a mostrarse como condimentos fundamentales para la vida, casi parecido al ritmo del agua pura que cae de los manantiales desde cada rincón de nuestra preciosa Argentina.

Las actuaciones me parecieron muy honestas y naturales y para nada forzadas, lo que genera un clima naturalista muy parecido a cierto tipo de cine. Claro que verla en pantalla grande también contribuyo a eso. Quien no quisiera estar en medio de esos paisajes con esa brisa con aroma a cítricos que baja desde los cerros. Casi diría que para quienes amamos el país y lo conocemos de punta a punta, y también a su gente, nos vimos reflejados en varias situaciones que muestra la serie.

Laura Grandinetti lo lleva en la sangre, no necesita hacer grandes esfuerzos, tiene un talento, llevó a cabo un muy lindo personaje protagónico. Emanuel Rodríguez llevando la pureza y la inocencia a lo más alto. Liliana Juárez captó la esencia de una mujer de la provincia. Juan Palomino y un personaje rústico con una gran identidad para nuestro país, un luchador del campo, un obrero, muy bien logrado y construido, y Luis Machín, cada vez nos ofrece mejores interpretaciones. Que decir, nuestros actores dando lo mejor. No veo la hora de ver los siguientes capítulos para apreciar el trabajo de los demás actores.

Es un audiovisual que tiene frescura, algo de lo que carecen la mayoría de las series argentinas que tocan temas sociales. Muchas de éstas caen en ideologismos, pero no es el caso. Está muy cuidado ese tema. Se puede respirar el perfume del limón y escuchar los sonidos de las cajas tucumanas y los bombos legüeros que repiquetean al ritmo del corazón latiente de quienes lo escuchan. Es un viaje para reencontrarnos con nuestra cultura.

“Tafi Viejo, verdor sin tiempo” estrenó el pasado jueves 9 de octubre por la plataforma Flow y canal 10 de Tucumán, y en noviembre por canal 9.

Una serie muy recomendable para ver y de paso pensar como se procesa el dolor de un país tan desigual, y que rol tiene el amor en todo esto. Aunque es difícil pensar el amor en un país donde la estafa esta tan instalada, siempre todos los intentos son válidos y bienvenidos para los corazones abiertos que amamos de muchas maneras distintas y que nos sentimos como pez en el agua con el amor y sus derivados, y no nos guardamos nada.