Los ataques contra el ecosistema, la contaminación de todo tipo, la deforestación y en general todos los ataques que hoy el hombre lleva adelante contra el planeta, influyen directamente en la salud de la población, ha dicho el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Los próximos diez años son cruciales para la salud del planeta y, como consecuencia, para la salud y bienestar de la humanidad
Los alimentos que comemos, el aire que respiramos, el agua que bebemos y el clima que nos rodea hacen posible que vivamos en este planeta. Dependiendo de la calidad de esos elementos, así será nuestra salud.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha publicado un plan científico para salvar al planeta tierra, y el tema de la salud tiene un lugar destacado.
A juicio de la organización, la crisis de la covid-19 proporciona el impulso para reconsiderar la forma en que la sociedad puede acelerar la transformación hacia un futuro sostenible, y apuntan a que el apoyo económico puede canalizarse, por ejemplo, hacia infraestructuras y programas sostenibles que reduzcan los riesgos y las repercusiones de las pandemias en el futuro
También consideran que son necesarias estructuras de gobernanza internacional más sólidas que puedan ayudar a adoptar medidas coordinadas con rapidez y transparencia.
En su informe explican que el enfoque “Una Sola Salud”, que integra la acción de todos los sectores y disciplinas para proteger la salud de las personas, los animales y el medio ambiente, es fundamental para minimizar los futuros riesgos para la salud humana derivados del cambio climático, la degradación de los ecosistemas y el deterioro de la calidad de los alimentos, el aire y el agua.
La infraestructura azul y verde de las zonas urbanas aporta beneficios importantes para la salud mental. Todo el mundo tiene un papel que desempeñar en la transformación de los sistemas sociales y económicos para un futuro sostenible.
Al margen de la tarea que deben hacer gobiernos e instituciones, públicas y privadas, “las personas pueden facilitar la transformación, por ejemplo, al ejercer sus derechos electorales y cívicos,
cambiar sus dietas y sus hábitos de viaje, evitar el desperdicio de alimentos y recursos, y al reducir su consumo de agua y energía”.
Son muchos las cifras que muestran porque nuestra salud depende de la salud del planeta.
Siete datos extraídos de una información elaborada por ISGlobal, con fuentes de la Comisión de Lancet sobre la salud planetaria, la OMS y Eco health Alliance.
1.- Tres de cada cuatro nuevas enfermedades infecciosas, como la Covid, tiene origen animal (el número de virus desconocidos es enorme (alrededor de 320.000 sólo en mamíferos)
2.- Menos biodiversidad, más riesgo de enfermedades.
3.- El 31% de los brotes de enfermedades infecciosas emergentes están vinculadas a la deforestación, que facilita un contacto más cercano entre personas y animales salvajes.
4.- Mitigar el cambio climático puede evitar 250.000 muertes al año. Los efectos directos de la crisis climática en nuestra salud provocan un aumento de dolencias respiratorias y cardiovasculares, entre otras.
5.- La producción mundial insostenible de alimentos representa un peligro para las personas y el planeta.
6.- La contaminación del aire mata a siete millones de personas en todo el mundo. Nueve de cada 10 personas respiran un aire que contiene altos niveles de partículas o gases contaminantes
7.- El agua contaminada enferma a 1.000 millones de personas cada año, porque transmite enfermedades como diarrea, cólera, disentería, fiebre tifoidea y polio.
Mensaje clave
En su informe de este año el PNUMA concluye con cinco mensajes claves:
1.- Los cambios ambientales están socavando los logros en materia de desarrollo que tanto ha costado
conseguir, ya que acarrean costes económicos y millones de muertes prematuras al año.
Asimismo, impiden que se avance en aras de la erradicación de la pobreza y el hambre, la reducción de las desigualdades y la promoción de un crecimiento económico sostenible, el trabajo decente para todos, y unas sociedades pacíficas e inclusivas.
2.- El bienestar de los jóvenes de hoy y de las generaciones futuras depende de una ruptura urgente y clara con las tendencias actuales de deterioro del medio ambiente. Los diez próximos años son cruciales.
La sociedad debe reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 45% de aquí a 2030 en comparación con los niveles de 2010 y alcanzar las cero emisiones netas en 2050, a fin de limitar el calentamiento a 1,5 °C en consonancia con el Acuerdo de París y, al mismo tiempo, conservar y restaurar la biodiversidad y minimizar la contaminación y la generación de desechos.
3.- A fin de lograr la sostenibilidad, las emergencias ambientales del planeta y el bienestar humano deben
abordarse de forma conjunta.
Es menester armonizar la elaboración de los objetivos, metas, compromisos y mecanismos de los principales convenios ambientales y su aplicación para que sean más sinérgicos y eficaces.
4.- Los sistemas económicos, financieros y productivos pueden y deben transformarse para dirigir
e impulsar el cambio hacia la sostenibilidad.
La sociedad debe incluir el capital natural en la toma de decisiones, eliminar los subsidios perjudiciales para el medio ambiente e invertir en la transición hacia un futuro sostenible.
5.- Todo el mundo tiene un papel que desempeñar para conseguir que los conocimientos, la inventiva,
la tecnología y la cooperación de los seres humanos pasen de estar al servicio de la transformación de
la naturaleza a servir a la transformación de la relación de la humanidad con la naturaleza del planeta tierra.
Fuente Agencia EFE