Por Cecilia Taburet

¿Quejarnos para cambiar o dejar de quejarnos para transformarnos?


Por Cecilia Taburet

La queja puede ser un modo concreto de tramitar un enojo sobre una situación que se considera como injusta o incómoda, por ejemplo: si tengo frío me quejo pero me abrigo; es decir, que funciona como un desahogo , pero con una acción en consecuencia que hace alusión a hacerse responsable de ese malestar; sin embargo, cuando la queja se torna un hábito o un modo repetitivo y meramente una descarga puede generarse un “espiral” que da como resultado pérdida de energía, de dirección y paralización; la persona frente a una situación que produce angustia o rechazo, queda inmersa en la queja sin posibilidad de cambio o de realizar algo del orden de lo nuevo y creativo.

Como venimos mencionando utilizar la queja como un monólogo o un modo de intercambio con el otro (encontrando “para cada solución un nuevo problema”) implica evadir responsabilidades. Hay situaciones que son externas y no dependen de la persona y no queda más que aceptar, sin embargo toda queja está enmarcada en un contexto y puede tornarse un bucle o un círculo vicioso, allí se torna perjudicial para sí mismo y el entorno.

Son esas personas que ya sabemos de antemano que en su discurso pondrán énfasis en alguna dificultad solo para continuar quejándose y tal vez minimicen la otra parte positiva. Este tipo de “cultura de la queja” crónica y reiterativa será un modo poco saludable de llamar la atención de los demás; aquí es importante precisar que tal vez esa queja tenga que ver con un sufrimiento real más profundo y singular ,un reclamo desatendido a tiempo, necesidad genuina de ser escuchadas y cuidadas; por lo tanto, no se trata simplemente decirle al quejoso “mira el vaso medio vacío”, “deja de quejarte”, “todo va a mejorar”, sino comprender que representa un dolor real que en muchas ocasiones empuja a ser elaborado.

A modo de conclusión es importante destacar que en momentos adversos y hostiles como los que veníamos transitando, la crítica no debe quedar en un estadio inmovilizador,sino funcionar como el comienzo del cambio para generar de modo colectivo, a mi parecer siempre las respuestas efectivas son colectivas, una transformación frente a lo desfavorable. Quejarnos un poco alivia, pero tomarlo como factor de cambio y no de pérdida de vitalidad.

Lic. en Psicología Cecilia Taburet MP:5760 @psico.ceciliataburet

Fuente foto portada www.lavidalucida.com