Por Sofía Dalonse
Para estar saludables durante todo el año es primordial saber elegir los alimentos adecuados y adaptarlos según cada estación. A diferencia del verano, que se opta por comidas frescas y livianas, durante el invierno las alternativas son más calóricas, abundantes y se sirven calientes.
En diálogo con CLG, la nutricionista Rocío De las Heras dio recomendaciones para llevar adelante un plan nutricional apropiado para afrontar las bajas temperaturas y algunos aspectos a tener en cuenta para no dejar de comer sano.
«En todas las estaciones tenemos alimentos que son específicos por los nutrientes y micronutrientes que nos aportan, en ellos tenemos que basarnos para no equivocarnos. Hay una creencia colectiva de que en la época de frío se debe aumentar la cantidad de calorías ingeridas, pero no es así, salvo que se hagan deportes de invierno o trabajos en lugares de temperaturas extremas»,indicó la especialista.
¿Qué comidas hay que tener en cuenta durante esta estación?
De las Heras recomendó consumir alimentos como calabazas, tomates y remolacha «que aportan alto contenido en carotenos y son precursores de la vitamina A y flavonoides antioxidantes que combaten a los radicales libres»,según explicó.
También distinguió las frutas de estación, como cítricos ricos en vitamina C: naranja, pomelo, limón, mandarina y banana, manzana entre otras.» La naturaleza es sabia, sólo hay que saber escucharla», manifestó.
A la hora de armar un buen plato para combatir el frío, De las Heras sugirió: «Se pueden elegir platos reconfortantes, saludables, calentitos y ricos; basando la alimentación en abundancia de verduras. Por ejemplo: las verduras y hortalizas pueden prepararse al horno, al vapor, salteadas con rocío vegetal o grilladas y formar parte de guisos, cazuelas, salsas hipograsas y ensaladas».
Y continuó: «Las comidas calientes que resultan saludables en invierno son las sopas, los guisos con cereales integrales, los granos enteros y las legumbres, que ofrecen gran cantidad de vitaminas y minerales como: garbanzos con calabaza, lentejas con verduras, estofado de lentejas, cazuela de pescado con garbanzos y purés con carnes magras».
Asimismo se refirió a los hábitos que deben tenerse en cuenta y destacó: «Incrementar el consumo de verduras y frutas, hidratarse aunque no se tenga sed; a veces el clima no ayuda a escuchar nuestra sensación de sed y se pierde mucho con los abrigos que llevamos y las calefacciones».
También sostuvo que es importante agregar una cucharada de aceite de oliva, girasol o maíz en cada ensalada porque «ayudan a absorber las vitaminas liposolubles (A, D, E,K) y tienen sustancias que el organismo no puede formar».
Si se consumen proteínas de origen animal, la especialistas indicó que deben ser magras: pollo sin piel, carnes y pescados cortes magros. En cuanto a los quesos, deben ser blandos ,con bajo contenido de grasa; como el queso fresco, por salut y mozzarella. Entre los vegetales y frutas de estación, recomendó acelga, brócoli, espinaca, batata, papa, ajo, cebolla, puerro, calabaza, repollo, mandarina, durazno, naranja, zapallo, pomelo, limón, manzana y pera.
¿Por qué existe una tendencia a subir de peso en invierno?
De las Heras analizó el comportamiento de sus pacientes durante el invierno e indicó que más del 60% aumenta el consumo de hidratos de carbonocomo papa, arroz, fideos y pan. Al mismo tiempo, disminuye un 70% el consumo de verduras.
Por otra parte, casi un 80% disminuye la actividad física y el uso de transportes activos y utilizan con más frecuencia colectivo, taxi o auto.«Cuando bajan las temperaturas muchos optan por dejar de hacer actividad física. En el verano, el clima resulta más favorable para que las personas puedan salir a hacer actividades al aire libre, andar en bici, correr, caminar», señaló.
«Los platos son más calóricos con un desgaste menor», añadió la especialista y remarcó que los condimentos son una buena opción para elevar la temperatura corporal sin aportar gran cantidad de calorías. Asimismo, indicó que el bajo consumo de agua complica el consumo calórico porque la digestión requiere de esa ingesta y, al mismo tiempo, genera más saciedad y menos hambre. «Todo conlleva a que el invierno se aumente de peso por estos malos hábitos», concluyó.