“Gobernar es crear trabajo”, decía el general Juan Domingo Perón, el hombre que durante sus presidencias supo interpretar cabalmente las necesidades de la clase trabajadora que venía, allá por la década del año 1940, cuando el fundador del Justicialismo asume en el Departamento Nacional del Trabajo, de una histórica exclusión social. Crear trabajo, implica, sin lugar a dudas, dignificar a la persona, pero sin embargo, desde hace décadas en Argentina, y más allá de los nombres de los gobernantes y pertenencias a los diversos espacios políticos que han conducido los destinos del país, gobernar ha sido y es una utopía, porque el alto nivel de desocupación histórico, el subempleo y los salarios insuficientes para hacer frente a la vida, a lo que debe sumarse la pobreza estructural, son hechos incontrastables. Cabe aquí lo que decía el mismo Perón: “la única verdad es la realidad”; y la realidad está a la vista todos los días y desde hace bastante tiempo.
Atrás, y como un recuerdo que despierta nostalgia en muchos argentinos, quedaron acciones y obras que hicieron de la Nación una sociedad pujante, no solo en lo económico, sino en lo intelectual, en lo deportivo, en lo social. Atrás quedó la industrialización en manos del Estado de la que rescatamos dos emblemas, de los muchos que hay, en esta crónica: el legendario Rastrojero (que había sido diseñado por un rosarino muchos años antes de su fabricación) y la motocicleta Puma 98, construidos en las instalaciones de Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME). Atrás quedó el Plan Quinquenal y otras políticas de Estado que contribuyeron a robustecer a una clase trabajadora que devino en clase media, la que desde hace décadas camina por el borde del precipicio o ha caído irremediablemente en el abismo oscuro de la pobreza.
Indemnización por despidos, jubilaciones para empleados de comercio, Estatuto del Peón de Campo, creación de la justicia laboral, aguinaldo, convenios colectivos, tribunales de trabajo, resistidos por el sector patronal y los grupos conservadores, que decretaron salarios mínimos, descanso dominical, vacaciones pagas, estabilidad, condiciones de higiene y alojamiento, entre otros. Con Perón en el gobierno se triplicaron las asociaciones sindicales y los trabajadores registrados pasaron de poco menos de 45 mil a casi 530 mil.
Los años de Juan Domingo Perón como dirigente político dejaron un saldo más que positivo entre los trabajadores. Hasta la actualidad se recuerda al General como uno de los baluartes de la lucha obrera y se sigue citando las lecciones que dejaba en cada discurso o entrevista. CLG recordó junto a referentes rosarinos de los trabajadores al tres veces presidente de la Nación y fundador del partido Justicialista.
«La relevancia que tuvo la aparición de Juan Perón es fundamental», manifestó Pablo Palleiro, subsecretario general del sindicato de Luz y Fuerza Rosario. Para el dirigente, «Perón supo comprender a los trabajadores a través de las políticas que implementó como las vacaciones, aguinaldos y turismo social». «La decisión política y el compromiso con el pueblo trabajador permitieron que la figura de Juan Domingo lo conviertan en el gran conductor del movimiento», indicó.
“El gran compromiso es mantener un movimiento obrero unido para no perder estos derechos, una unidad que mejorará la patria», agregó Palleiro.
En este orden, Marcelo Barros, secretario general de Smata Rosario, marcó a Perón como un generador de empleo gracias a la estatización de los ferrocarriles o YPF entre otras. «Generó trabajo y elevó el estándar de vida en los argentinos, es lo más grande que hizo», definió.
«Si nos ponemos de acuerdo y bajamos la soberbia de todas las partes, se puede aplicar las políticas de Perón», sentenció el titular de Smata y sumó: «Hay que leer los libros de él, fue un adelantado en el tiempo y nivelaba para los dos lados».
Por su parte, Jorge Elías, experimentado abogado laboralista de Rosario, explicó que el General «instaló la idea del Derecho de Trabajo en la Argentina», a pesar de los intentos anteriores de otras fuerzas políticas. Eso se debe, añadió el letrado, a que pudo lograr «un consenso muy fuerte en la sociedad sobre la idea de que el trabajador tiene que ser protegido». En este sentido, señaló que es uno de los legados más vigentes de Perón y es «el gran aporte del peronismo al Derecho Laboral».
En la actualidad, la idea que los trabajadores deben ser protegidos está presente aseguró Elías. De todas formas, deslizó que hay iniciativas que intentan combatir el legado de Perón: «Siempre hay ideas relacionadas a que si las leyes protegen demasiado a los trabajadores entonces el país no progresa, y en la época de Perón la protección fue intensa y Argentina creció mucho. La idea de que si desprotegemos a los trabajadores vamos a ir mejor es un invento de los que quieren apropiarse de una mayor renta».