Salud

Patricia Pozo, una neuróloga que lucha para acabar con la migraña

La migraña es una de las enfermedades neurológicas más discapacitantes y es una dolencia silenciosa que afecta más a las mujeres que a los hombres. Patricia Pozo es una neuróloga española que se dedica a buscar la forma de acabar con la migraña. La médica dirige en Barcelona el pionero Migraine Adaptative Brain Center.

«Me atraía el misterio del cerebro», expresa Pozo en referencia a cómo la curiosidad y las ganas de ayudar a los demás la llevaron a elegir la Medicina como su profesión. Con una vocación más científica que clínica, pronto se interesó pronto por la migraña, que en España sufren 4,5 millones de personas, un 12% de la población. La incidencia de la enfermedad sube al 18% en las mujeres.

«Es un problema invisible, que se minimiza, a pesar de ser la enfermedad neurológica más incapacitante por años perdidos de vida. El día que tienes migraña no eres tú. Se calcula que a España la migraña le cuesta 1.800 millones de euros al año», cuenta Pozo.

Convencida de que era necesario un enfoque holístico, la doctora Pozo logró poner en marcha hace un año en Barcelona, con el apoyo decisivo de la Fundación La Caixa, el Migraine Adaptative Brain Center, un centro asistencial y de investigación perteneciente al Hospital Vall dHebron. «Vi que había un campo que no se estaba enfocando bien, que había una necesidad de entender qué estaba pasando con la migraña, que es una enfermedad muy compleja. Y me lo tomé como una misión, ayudar a todas esas personas que la sufren, que son en su mayoría mujeres», cuenta.

En este espacio pionero -solo existen tres así en toda Europa- todo está completamente pensado para los migrañosos: las luces están matizadas, hay un mayor aislamiento acústico. El centro, que en su primer año ha atendido ya a unos 5.000 pacientes a pesar de la pandemia, consta de dos partes, una para las consultas y otra para la investigación.

«Nuestro objetivo es no solo dar solución a los pacientes con migraña, para que puedan mejorar su calidad de vida, sino también arrojar luz sobre cómo nuestro cerebro responde a los estímulos y cómo desarrolla recursos adaptativos», explica la doctora.