La onicofagia o morderse las uñas es un hábito compulsivo que afecta al 45% de los adolescentes. Normalmente se produce ante situaciones diarias que provocan estrés o ansiedad en la persona. Para tratar la onicofagia severa lo mejor es recibir terapia psicológica
Morderse las uñas es una práctica muy habitual, sobre todo entre los más jóvenes. Se cree que un 45% de los adolescentes tiene este hábito compulsivo. Después, va disminuyendo con la edad: un 25% de los estudiantes universitarios se muerden las uñas y un 10% de los adultos, según datos de la revista Enseñanza e Investigación en Psicología.
El término médico para referirse a esta afección es onicofagia. Además de las consecuencias estéticas, la onicofagia puede enmascarar altos grados de ansiedad u otro tipo de problemas. Te los contamos.
¿Cuáles son las causas de la onicofagia?
La onicofagia puede tener distintas causas, normalmente las más comunes suelen incluir:
- Estrés y ansiedad. Muchas personas que se muerden las uñas lo hacen ante cualquier tipo de situación que les genera estrés, miedo, angustia o ansiedad.
- Timidez y baja autoestima. Las personas tímidas, con baja autoestima o altamente perfeccionistas suelen padecer más onicofagia que otro tipo de personas.
Sea cual sea el origen, las personas que padecen onicofagia se muerden las uñas con la intención de gestionar todas estas emociones y calmarse.
¿Qué consecuencias puede tener morderse las uñas?
Las consecuencias de morderse las uñas se aprecian a simple vista por la estética: con el tiempo la cutícula se deforma e incluso pueden llegar a elevarse los bordes laterales del dedo. En los casos más extremos puede haber una pérdida total de la uña y también problemas en los dientes y encías.
Asimismo, existen otras consecuencias no estéticas de la onicofagia: favorece la formación de verrugas, la aparición de sangre y las infecciones por hongos o bacterias.
Maneras de parar este hábito
En función de la gravedad de este hábito compulsivo, existen distintos tratamientos.
Si hablamos de una onicofagia a un nivel superficial se puede intentar tratar pintando las uñas de colores, con esmaltes de sabor amargo o mascando chicle en lugar de morderse las uñas.
Si, por contra, la onicofagia que se sufre es más intensa, seguramente los métodos anteriores no servirán. En estos casos lo indicado sería recibir un tratamiento de terapia psicológica para que el profesional ayudara al paciente a gestionar sus emociones, a eliminar los malos hábitos y a aprender técnicas de relajación.
Por: Elizabeht Parcerisa
Fuente: www.niusdiario.es