Por Cecilia Taburet
Hoy en dia un porcentaje creciente de jóvenes continúan viviendo con sus padres, perpetuando la dependencia tanto económica como emocional. Esto corresponde a un nuevo fenómeno social que está afectando la vida de muchas familias y podría deberse a múltiples factores como el económico, el social y vincular.
El síndrome de “nido vacío” no es un diagnóstico clínico, hace referencia a sentimientos de pérdida, angustia y tristeza por la partida de los hijos de la casa de origen, en ocasiones, haciendo a los padres más vulnerables a la ansiedad y/o depresión. Esta etapa de cambios resulta ser dolorosa, de reacomodamiento familiar y marital; pero es una oportunidad de darle lugar a un nuevo momento en la vida.
Sabemos que el objetivo último de la crianza es la autonomía e independencia de los hijos/as, pero requiere de un proceso de duelo (pérdida) que si es transitado de manera adaptativa puede generar una nueva etapa de autonomía personal, nuevos proyectos( o concreción de los postergados), la posibilidad de dar lugar a una nueva perspectiva de vida y afianzar el vínculo de pareja que muchas veces queda relegado o puesto en “pausa” en pos de lo familiar.
El concepto de “nido vacío” ha tenido connotaciones negativas haciendo referencia a padres abatidos, perdiendo su identidad social y su rol de mayor relevancia como es el ser madre y padre. También se ha hecho hincapié en una madre tradicional que ha dedicado su vida a cuidar de sus hijos/as y que con la partida de ellos se queda sin brújula, perdiendo utilidad y propósito. Pero los tiempos han cambiado y el mandato de madre “abnegada” y siempre disponible cae para dar lugar a mujeres que tienen un deseo más allá del rol maternal y proyectos personales que concretar. No hablamos meramente de “pérdida” sino de la posibilidad de reinventarse, construir una nueva vida, ubicar a los hijos/as en lugar de adultos y no desde el apego y necesidad , dar lugar a lo nuevo será vital para una plena re vinculación y dinámica familiar.
En algunas ocasiones el deseo de retener a los hijos en el hogar responde a algún conflicto marital sin resolver y que al estar “ocupados” en la vida cotidiana se deja sin revisar . Cuando los hijos/as deciden emprender el propio camino puede salir a la luz estas problemáticas en torno al vínculo de pareja, siendo un buen tiempo para tomar decisiones y acciones específicas a lo que respecta a la pareja; si no encuentran una solución, es un momento oportuno para consultar a profesionales de la salud mental. Actualmente se observa que los jóvenes permanecen durante más tiempo en la casa de sus padres y en ocasiones hasta regresan debido a situaciones económicas o falta de adaptación a lo diverso . Es interesante entender el síndrome de “nido vacío” como una etapa vital a ser transitada, elaborada y no tomarla como una situación irreversible o nociva.