La cantante y compositora Natacha M presenta su disco debut, producido por Guillo Espel y editado a través del Club del Disco.
El mundo desde afuera es mucho más que un disco: es también una puesta en escena poética. Canciones breves que imbrican el canto y el habla, músicas originales y los arreglos exquisitos de Guillo Espel.
La idea surge en 2015 como una inquietud creativa centrada en eso que alguna vez Wagner (también el propio Nietzsche) formularon como la obra total. Wagner encontró la solución a su problema en la composición de óperas, cuya dramaturgia y texto eran propios también (algo verdaderamente inusual entonces). Sin embargo, aún dentro de la ópera, a veces las suturas entre diversas disciplinas pueden ser demasiado evidentes. EMDA busca resolver el viejo problema de la unidad artística en una búsqueda de organicidad en la que la honestidad es el elemento clave. Con este criterio de unidad, nace este álbum pensado performáticamente y en tres episodios: “Las ciudades de papel”, «En el hueco del árbol» y «La casa de los monstruos».
El mundo desde afuera intenta dar cuenta de universos personales, íntimos, por momentos minimalistas, luminosos o desgarrados. La palabra como centro, desde su forma, desde su naturaleza musical. El espectador está invitado a entrar en pequeñas ficciones que se suceden una tras otra, como un viaje hacia un interior alucinado y siempre genuino. En tiempos de des-sensibilización y urgencia, EMDA propone una inmersión en lo maravilloso, entendido como aquello fuera del cotidiano. La ficción del juego, los universos que propone el arte para, como diría Nietzsche, no morir por la verdad.
Dice Natacha: “Comencé a indagar en la naturaleza propia de mi quehacer, en principio como cantante, luego como compositora, pero siempre como intérprete, como performer: es decir, como un cuerpo que produce acción. Porque, como observa bien Murray Schaffer, acción es sonido (“todo cuanto se mueve produce una vibración…”). Ese interés en el sonido antes que cualquier otra cosa, delimita mi arte, sienta las bases de la mirada que tengo a la hora de producir, pero de ninguna manera clausura el resto del devenir escénico. Por el contrario, invita a todo lo presente a ocupar su lugar en una escena que de ninguna manera es inocente ni casual.”
Crédito foto portada: Ana Ciaffi