Teatro

«Las reinas»: sátira política y humor absurdo, del off a la calle Corrientes


Por Julián Gorodischer, especial para Télam

«Las reinas», escrita y protagonizada por Lucía Maciel y Paula Grinszpan y que luego de dos temporadas en el Centro Cultural Morán saltó al teatro Astros de la calle Corrientes, donde se puede ver todos los sábados, propone un divertido relato, que abreva en la sátira política y el humor absurdo, para contar la historia de dos monarcas mellizas y delirantes al frente de un extraño reino.

Obra surcada por referencias a la cultura contemporánea, en escena, durante todo el espectáculo, se ve a Diana y Daiana, protagonistas de una comedia familiar disfuncional cruzada con una ficción dinástica pasadas por el filtro del humor absurdo y con resonancias de la Argentina eleccionaria (gobernantes perdidas, instrucciones compradas para sacar adelante «el kingdom»).

«Me hacía la que entendía. Me hacía la sobreadaptada. Hablan muy técnico. No entendemos nada», repiten los personajes a dúo en el marco de una pieza en la que resuenan ecos de Copi, Las Gambas al Ajillo, Urdapilleta y Tortonese y de El juego de la silla, de Ana Katz, para una serie de extrañamientos de vida cotidiana.

Enlazando figuras por asociación libre y con un avezado radar para captar fibras del imaginario colectivo actual, las reinas hablan de «un kingdom que es un quilombo». La obra pone en juego un pastiche de símbolos que evita que pueda ser situada en algún momento o lugar específicos, pero a su vez se escucha la lengua castiza y hay un orden que enfrenta a siervos vs. señores feudales.

Las reinas mellizas anuncian vacaciones, salario mínimo y aguinaldo que consolidan el sistema del «Monetariado». «Warning, nos quieren linchar», hablan a dúo. «Cuidado; estamos perdiendo el kingdom. Somos Diana y Daiana. Tenemos linaje. No nos pueden hacer esto». «Hay que estar con la vibra por el piso para que te afanen un kingdom por no rendir un ticket», dice una, y la otra se lamenta a la par. El ritmo del decir, cierta torpeza en los cuerpos, los saltos de escena hacen ver el devenir como una cinta en fast-forward; todo se ve raro, con indudables visos de surrealismo latinoamericano, donde parecen citadas ciertas series temáticas del fotógrafo Marcos López.

«Hay un trabajo que tiene una línea política -dice Lucía Maciel, una de las actrices junto a Paula Grinszpan- pero desde un lugar ambiguo: cada uno lo puede leer para el lado que le parezca. No vas a encontrar un planteo como ‘están cuestionando a la derecha o a la izquierda’.»

«No hay un deseo ideológico – se suma Paula Grinszpan-: sectores progresistas o no progresistas la pueden sentir como una voz que los identifica. Podría venir (Jorge) Lanata, y se sentiría tocado por algo.

Télam: ¿Cómo fue la etapa de dramaturgia de la obra?

Lucía Maciel: Partiendo de improvisaciones: traemos actuación y a partir de eso vamos escribiendo. Ya lo habíamos hecho con una obra que se llama «Paraguay», que dirigimos y escribimos, en la que luego de una primera escritura volvíamos a improvisar. Así fuimos dialogando entre la improvisación y la dramaturgia de escritorio, esa instancia de ponernos a elaborar y organizar el material.

Paula Grinszpan: Lo que nos pasó es que empezamos a improvisar para «Las reinas», y a los pocos meses fue la pandemia, y eso nos obligó a hacer más trabajo de mesa que el que habríamos querido.

T: ¿Cómo se conocieron?

LM: Nos conocimos siendo compañeras en el estudio de Nora Moseinco. Y nos hicimos más amigas actuando en «La Pilarcita», de María Marull.

PM: Ambas teníamos los personajes protagónicos, que se complementaban, y ahí supimos que estaba bueno lo que se daba entre nosotras; algo muy parecido y muy diferente que se equilibra bien.

T: ¿Cómo construyeron los arquetipos de «Las reinas»?

PG: Surgieron de algo muy azaroso en una clase de impro en lo de Nora Moseinco y dijimos: «Hagamos una obra de reinas que hablen del kingdom». Ese fue el disparador. En ningún momento nos aferramos a la imagen de una reina en particular.

T: El tema de tener que rendir un ticket las coloca en una posición de sumisión a una instancia superior; y «el soldadillo» es quien representa la voz del pueblo y exige el ticket… ¿Cómo aparecieron esas imágenes?

PG: Muy en charla, pensando lo que iba sucediendo en escena; y si nos daba gracia y nos parecía que funcionaba, iba.

LM: Lo de los tickets viene del juego de niños; nenas que juegan con papelitos como si fuera dinero. Lo que les pasa a las reinas tenía que ser muy chiquito y muy tonto. Un ticket en un reinado, un gasto muy pequeño: eso nos daba risa. A veces se arma revuelo por algo muy pequeño y las cosas más grandes no salen a la luz. La obra, en algún punto, habla de la impunidad del poder.

PG: Nunca nos aferramos al material. No nos atamos a nuestras ideas. Es una propuesta blanda, en ese sentido.

T: ¿Cómo se dio el salto del off a tener una audiencia masiva en la avenida Corrientes?

PG: Antes de «Las reinas», hicimos «Paraguay», en el Centro Cultural Morán. A la obra le fue muy bien; estuvo bastante tiempo, y todo ese público se volcó a «Las reinas». Hubo un boca a boca muy grande. Se agotaron las funciones. Vino el productor del Astros, nos ofreció probar con dos funciones, y ya vamos cuatro.

T: ¿Cuál es el signo fundante del tipo de humor que hacen?

LM: El humor de «Cha cha cha» fue fundante para nuestra generación (millenial); también Ricky Gervais y sus Extras. Los Monty Phyton. La obra apela a un cuentito para que surjan situaciones; son cuadros que se van presentando y que, al armarse en una totalidad, logran embellecerse.

PG: También nos nutre mucho la música: el jazz, la bossa nova, el folclore, el flamenco. De ahí viene la tonada castiza, que es paródica, de las reinas.

T: Se dan el permiso para la asociación libre, que ponen al servicio del espectador, a través de una narración fácil.

LM: No queríamos que se dijera cualquier cosa. Había que pensar cómo organizar el material para que genere une sentido comprensible.

T: Miran hacia atrás, ¿y qué ven?

PG: La puesta de «Paraguay», en el Morán, o de cómo logramos narrar un tema profundo (la inmigración ilegal en los Estados Unidos) tomado desde el absurdo. También hay un guitarrista, como en «Las reinas», pero «Paraguay» fue más sensible y «Las reinas» es más disparatada.

T: ¿Y más atrás qué hay?

LM: El privilegio de habernos podido formar con Nora Moseinco, cuyo método tiene la capacidad de hacer florecer el mundo de cada persona. Me hubiese gustado ir desde más chica a ese lugar.

PG: Su no solemnidad habilita algo genuino, profundo. Ese lenguaje te interpela, y después ya no podés hacer otra cosa.

Actuada y dirigida por: Paula Grinszpan y Lucía Maciel, «Las reinas» se puede ver los sábados en el Teatro Astros (Av. Corrientes 746).