Las gemelas Isabel y Amelia Cavalli fueron dos pianistas argentinas famosas en la década del cincuenta y el documental «Las cercanas», de María Álvarez, rescata la vida de estas hermanas concertistas, cuya carrera se apagó tempranamente.
El relato muestra a Isabel y Amelia a sus 91 años, una vida compartida y en buena parte construida a partir de los recuerdos de ese pasado glorioso, que en su punto máximo las ubicó viviendo y dando conciertos en los Estados Unidos.
«Lo que me atrajo es el vínculo de hermanas», explica la directora en comunicación con Télam, que cuenta su interés personal de la relación parental a partir del vínculo con su propia hermana, una inquietud que en el caso de las Cavalli suma una característica decisiva: «Creo que Isabel y Amelia tienen una calidad de estrellas».
La película, que ganó la Competencia Argentina del Festival Internacional de Mar del Plata del año pasado y se estrena este jueves en el Complejo Gaumont, completa junto a «Las cinéphilas» y «El tiempo perdido», la trilogía de Álvarez sobre el paso del tiempo y el arte.
Télam: ¿Qué es lo que más te atrajo de la vida de las Cavallini?
María Álvarez: Lo que me atrajo es el vínculo de hermanas. Yo crecí con una hermana con la que me llevo un año de diferencia, eso me marcó y me ha interesado explorarlo en varias de mis obras. Esa relación entre dos mujeres que comparten una misma habitación de pequeñas, la ropa, la misma familia, la misma historia y cómo se moldean los caracteres de una y otra, por contraste, en un cierto sistema de roles. Todo eso me interpela.
T: Después de tantos años de convivencia hay una especie de simbiosis entre Isabel y a Amelia. ¿Desde el principio del proyecto quisiste retratar eso o fue una de las sorpresas al avanzar sobre la puesta?
MA: Creo que la simbiosis entre dos mujeres que vivieron juntas toda la vida es inevitable, más aún si fueron la mayoría de sus vidas casi idénticas físicamente. Desde que las conocí, esa simbiosis entre Isabel y Amelia se manifestaba en todo, en la forma en que complementaban sus memorias, sus relatos, en las tareas que realizaba cada una, en sus formas de ser. Pero claro, a medida que íbamos avanzando en el documental y nos conocíamos más, esto se puso de manifiesto con mayor intensidad.
T: «Las cercanas» completa una trilogía sobre mujeres mayores en su relación con el arte. ¿Qué características tienen estas hermanas nonagenarias que no habías abordado en «Las cinéphilas» y «El tiempo perdido»?
MA: En mis otras películas las protagonistas se perfilan dentro de un contexto más amplio y comparten la narración con varias protagonistas, son relatos corales. En ‘Las cercanas’ la mirada está puesta en dos hermanas, en un vínculo familiar. Y esas dos mujeres llevan adelante, sostienen toda la película y esto hace que este documental sea más íntimo que los anteriores. También creo que Isabel y Amelia tienen una calidad de estrellas. Amelia quería ser actriz, y a sus 91 años protagoniza finalmente una película. Isabel quería ser una pianista de prestigio internacional y ahora su música se va a escuchar en muchos lugares del mundo. Esa pulsión artística que conservan las Cavallini también forma parte de la singularidad de esta película.
T: La causa por la cual se truncó la carrera de las gemelas pende sobre todo el relato. ¿Intentaste develar ese misterio?
MA: Tanto en ‘Las cercanas’ como en mis películas anteriores hay misterios en algunos relatos que yo no intento develar. Cuando retrato a alguien, me dispongo a aceptar el mundo que esa persona me propone, lo que ella relata, cómo lo recuerda, el recorte que hace su memoria. Me interesa mucho la particularidad de la memoria de cada persona y trato de no forzar nada. En la película se esbozan varios motivos por los que Isabel y Amelia dejaron de tocar el piano juntas, unos más concretos, otros más complejos y connotativos, como que en Argentina había pocas oportunidades en comparación con otros países. Y otro demasiado obvio y sin embargo no subrayado, estamos hablando de los años cincuenta, sesenta. Para las mujeres músicas era una época casi imposible. No sé si Isabel y Amelia son conscientes de su mentalidad avanzada en cuanto a la manera en la que habían elegido vivir su vida a pesar de los condicionamientos sociales de la época. En resumen, no creo que haya un solo motivo para una decisión tan vital, creo que fue una sumatoria de varias cosas.
T: La trilogía tiene en común el tema del paso del tiempo. ¿Por qué?, ¿cuál es tu interés particular en el tema?
MA: Lo que me interesó explorar en las tres películas es la relación entre el paso del tiempo y el arte. A medida que pasa el tiempo, se acumulan vivencias. A mayor cantidad de años vividos, mayor cantidad de experiencias. Me interesa la forma en que esas experiencias son puestas en relación a las obras de arte que vemos, leemos o creamos. Los recuerdos, los sueños, las obras de arte, las fantasías, todas esas cosas son parte de nuestra historia, complementan una cotidianeidad práctica que, de no existir esos complementos, sería muy difícil de sobrellevar. Entonces el pasado de la gente que vivió muchos años es muy rico y profundo. También creo que los y las protagonistas de mis documentales son especiales en su manera de relatar esas vivencias, es gente sensible y con mucho sentido del humor. Creo que me enamoré un poco de estas personas y por eso necesité estar con ellas y retratarlas.