Por Andrea Albertano
La música de María Elena Walsh ha sido parte de la infancia de generaciones de argentinos y de muchos otros rincones del mundo hispanohablante.
Sus letras están repletas de juegos de palabras, personajes entrañables y mundos fantásticos. Pero también incluyen referencias a la comida, como un hermoso ejercicio para transportarnos a aquellos sabores, olores y recuerdos de la infancia.
Aquí repasamos algunas de sus canciones.
*La Reina Batata: «Estaba la reina batata Sentada en un plato de plata/El cocinero la miró. Y la reina se abatató».
Esta canción, además de ser pegadiza, nos presenta a una monarca, muy especial. La batata, protagonista de este clásico, evoca tanto el dulce casero con queso como la batata al horno que acompañó a la carne de nuestros almuerzos.
*Canción de tomar el té: «Estamos invitados a tomar el té, la tetera es de porcelana pero no se ve…».
En esta canción, María Elena Walsh nos transporta a una mesa de meriendas y juegos, donde la imaginación convierte lo invisible en real. Menciona elementos clave de una merienda típica: el té, una costumbre que ella supo tener en su casa de la infancia en el barrio de Ramos Mejía.
*El reino del revés: En este mundo al revés, «un ladrón es vigilante y otro es juez», pero también «un oso blanco café» , nos lleva a la bebida caliente que acompaña tantas charlas y desayunos.
*Manuelita la tortuga: En el viaje que emprende Manuelita a París, inicia un recorrido por un mundo de descubrimientos, donde es fácil imaginarla probando croissants y chocolates en la capital francesa. Aunque la comida no sea el centro de la historia, está implícita en su viaje soñado.
Fuente:,Juandeliciasmagazibe.com
