La fiesta de La Chaya, la más importante y ancestral celebración de La Rioja, con sus topamientos callejeros colmados de agua y harina, con riojanos portando un ramito de albahaca, y destacados artistas en los escenarios nocturnos, se realizará del 13 al 17 de febrero, anunciaron hoy sus organizadores.
En una continuidad del festejo que se remonta a épocas precolombinas cuando se celebraba el fin de la cosecha, en esos días la gente se volcará a las calles para expresar su alegría con vidalas, coplas, cantos, vino y los topamientos de compadres y «cumas», todos con un ramito de albahaca en la oreja, quienes se arrojarán agua y harina.
Mientras durante el día el descontrol festivo se apoderará de pueblos y ciudades, por la noche habrá un festejo organizado en el autódromo de la capital riojana, según lo anunciado en su presentación por el gobernador local, Ricardo Quintela, y el ministro de Turismo y Culturas, Gustavo Luna, en el Paseo Cultural “Pedro Ignacio de Castro Barros”.
La grilla de artistas de prestigio nacional e internacional incluye a Jorge Rojas, Abel Pintos, Soledad, Raly Barrionuevo, Dale Q´ Va, Luciano Pereyra, Los Palmeras y Sergio Galleguillo, embajador cultural de la provincia.
Una de las versiones del origen de esta fiesta se basa en la leyenda de un amor imposible entre una bella joven diaguita, Chaya, y un colono, cuyo desenlace llevó a la joven a convertirse en nube y desde los cerros volver cada febrero convertida en rocío para endulzar las flores del cardón.
Por otra parte, la historia relata que en valles y quebradas vivían los diaguitas, cuyas tribus agradecían cada año a la Pachamama (Madre Tierra, a la que también llamaban Allpa Huama), las bondades recibidas y la fructífera cosecha, en especial del algarrobo, el árbol más importante de la economía y la tradición de ese pueblo.
El hecho es que al llegar los españoles a las actuales tierras riojanas se encontraron con una fiesta de agua y danza que celebraban los diaguitas tras finalizar las cosechas, en febrero en coincidencia con el carnaval de febrero.
En la actualidad, el febrero riojano conjuga estas dos festividades de diverso origen, y los descendientes de diversas culturas participan alegres de los topamientos por los barrios, con agua, harina, albahaca, vino y vidalas para refrescar la amistad de todos.