Literatura

«La venganza de los dinosaurios»: Deborah Eisenberg y el cuento como arte de la sutileza


La escritora estadounidense Deborah Eisenberg se mueve en el género del cuento con maestría y contundencia, y en el tercer libro suyo que llega a las librerías argentinas, «La venganza de los dinosaurios», vuelve a construir historias en las que sus protagonistas se mueven con cautela pero también con convicción para despegar de rutinas críticas para sus bolsillos y sus proyecciones.

Editado por Chai, «La venganza de los dinosaurios» es el tercer texto de la escritora que se publica en la Argentina. Primero llegó «Taj Mahal», publicado en 2020 con traducción de Federico Falco, director de la colección de cuentos de Chai. Junto a Santiago La Rosa, uno de los dos responsables del sello, -la otra es Soledad Urquía-, el autor de «Los llanos» concretó dos antologías surgidas de un libro que reunía todos los relatos de Eisenberg: «Relatos», que propone cuentos que van de 1984 a 2003, y el flamante «La venganza de los dinosaurios».

Caracterizados por poner en escena la potencia del cruce inesperado que permite a los personajes pensarse alejados de lo doméstico, los relatos de ese libro buscan, para Falco, «de alguna manera representar los diferentes períodos y épocas de su escritura tratando de centrase una cierta gama de motivos o temáticas que le den cierta unidad al libro», destacaba a Télam cuando se conoció el libro.

«Lo que es interesante en Eisenberg es ver cómo hay algo de lo particularísimo de su voz y de su acercamiento al cuento que ya estaba desde el principio», marcaba el autor de «Los llanos».

Este segundo tomo de esa selección de sus cuentos es «La venganza de los dinosaurios», que lleva el título de uno de los seis que componen este trabajo traducido por Matías Battistón y al igual que con «Relatos» contó con la aprobación de la autora.

La selección de La Rosa y Falco de estos dos tomos fue en base a un libro que en inglés se tituló «The Collected Stories» y compilaba todos los cuentos de la autora menos los de «Taj Mahal», donde están sus más recientes relatos y Chai publicó en castellano para presentar a la autora en Argentina.

 

«Le gustó mucho que elijamos ese título porque sentía que era un cuento muy bueno pero nadie parecía darse cuenta», dice Urquía en diálogo con Télam sobre la respuesta de Eisenberg al recibir la selección que integraría este tomo.

 

El cuento que da título a este libro se construye desde la sutileza de una mujer que vuelve a visitar a su abuela enferma y se encuentra con un hermano que tomó decisiones sobre el cuidado ante la enfermedad y la convoca a sumarse a esa tarea sin convicción. Ese personaje comparte con otros del libro ese momento en el que se encuentran con un punto clave de una crisis y deciden actuar con vacilaciones pero generando, o intentando, generar un cambio.

Esto sucede con la narradora de «Peligros como estos», el relato que abre el libro, en el que Patty, una camarera que subalquila un espacio para vivir en Nueva York, sostiene una búsqueda laboral sin éxito pero a pesar de la que se queda en una ciudad que la trata con distancia y hasta lejanía.

Esa característica se repite en «Cómo era verse con Chris», donde la protagonista es una adolescente que a partir de las ganas de vincularse con Chris, un joven habitué de un bar al que intenta ir pese a las limitaciones de su madre. Ese deseo la lleva deambular por la ciudad y a encontrarse con otros y a ver de otra manera ese mundo que está más allá de su casa, la escuela y su barrio.

Actriz y profesora de escritura en la Universidad de Columbia, la autora vuelve a demostrar en estos relatos su capacidad para tomar detalles y expandirlos sin sobrecargar a los personajes ni subrayar sus búsquedas pero contarlos siempre en movimiento entre la precaución y el arrojo.