La cantante peruana Luz María Carriquiry, quien se afincó en Argentina entre 2005 y 2009 en tiempos del dúo Sin Líneas en el Mapa, regresa para una serie de recitales y talleres en ciudades de Córdoba, Mendoza, San Juan, Río Negro y Buenos Aires, integrarse al festival santafesino Sonamos Latinoamérica y mostrar su faceta de compositora.
Acompañada por el notable guitarrista y productor Ernesto Hermoza, la vocalista estrenará canciones propias como «Florecer» y «Mujer esperanza» que serán parte de su tercer álbum en solitario.
Durante una entrevista con Télam, Carriquiry relata que «Mujer esperanza» nació a raíz de la despenalización del aborto en Argentina, «como un mensaje a todas las mujeres para seguir luchando por nuestros derechos».
«El feminismo ha venido en todo este tiempo visibilizando la problemática de la mujer, las desigualdades y los derechos que se necesitan aún conseguir, creo que cada vez es más fuerte la concientización de la necesidad de un cambio en la sociedad, pero falta mucho por hacer aún y por eso es tan importante que se hable, que se cante, que se marche y que se grite todo lo que sea necesario», opina la artista.
Con ese mensaje, una voz privilegiada y las inspiradas cuerdas de Hermoza, la dupla se presentará este viernes 25 a las 21 horas en el Centro Cultural Graciela Carenas de la capital cordobesa donde antes, desde las 18, se dará una clase de guitarra afroperuana y flamenca peruana.
Una noche después, actuará desde las 21 en el Centro Cultural El Recodo del Sol de Unquillo y, luego, en la santafesina Casa de los Gobernadores y dentro del Festival Sonamos Latinoamérica, tocará el 28 a las 20.30 y habrá clase de guitarra el 29 a las 18.
El viernes 1 de abril llegarán a Nave Uncuyo de Mendoza, el 2 a la sanjuanina Primera Estrella, el 4 al bahiense Kánika Espacio de Arte y el 6 al Teatro El Destino de Río Colorado, Río Negro.
La gira argentina de Carriquiry-Hermoza terminará entre el viernes 8 y el sábado 9 de abril en la sala porteña Hasta Trilce (Maza 177), con un concierto el 8 a las 22 y una clase de guitarra el 9 a partir de las 10.30.
Con 22 años de camino -15 de los cuales fueron junto al guitarrista y cantante venezolano Eulogio Moros en Sin Líneas en el Mapa y con una propuesta con tres discos publicados- la artista volvió a Perú y en solitario grabó «Darte Luz» (2017) y «Chabuca Viva» (2020), por el centenario de Chabuca Granda.
Télam: ¿Con qué expectativas asumís esta gira argentina?
Luz María Carriquiry: Creo que las expectativas en este caso son más afectivas que cualquier otra cosa, voy con mucha emoción, muchas emociones en realidad. Esta gira originalmente iba a ser en 2020 y tuvo que postergarse por la pandemia. El significado que tiene ahora este viaje es mucho mayor que antes. Es volver a girar, volver a cantar luego de dos años, volver a los escenarios con nuevo repertorio que incluye por primera vez temas míos, ir acompañada de uno de los más grandes guitarristas del Perú y que todo esto pase en Argentina, un país al que quiero muchísimo, en el que viví cuatro años y al que no he podido volver en 12 años, creo que ya de por sí es algo mágico.
T.: ¿Qué sabés de la actualidad de una escena local de la que fuiste parte entre 2005 y 2009 con Sin Líneas en el Mapa?
L.M.C.: Bueno, son 12 años sin volver, han pasado muchas cosas durante este tiempo, pero he estado siempre pendiente del movimiento cultural a través de los amigos músicos. Sé que luego de este tiempo tan complejo que nos ha tocado vivir ya todo se ha ido reactivando. Algo que siempre me emocionó de Argentina, es que a pesar del momento que sea que estén viviendo, la cultura está siempre a flor de piel, por donde vayas hay cultura, está en todas las esquinas, hay centros culturales en todos los barrios, ves gente bailando en los parques, ves músicos tocando por todos lados, a pesar de cualquier crisis, la cultura es el motor de todo, y eso es hermoso.
T.: Para aquellos que te escuchamos en aquel grupo ¿Cómo dialogás con ese pasado?
L.M.C.: Sigo creyendo en aquello como concepto, como forma de ver la vida, sigo buscando, compartiendo y cantando música de autores latinoamericanos contemporáneos, muchos de los cuales conocí gracias a los viajes con Sin Líneas, y sigo sintiendo la necesidad de mostrar lo que se está haciendo en nuestro continente y hablar y cantar lo que sucede, sea a través de otros autores o de mis canciones.
T.: ¿Qué diferencias y continuidades hay con aquella etapa artística?
L.M.C.: Una de las principales diferencias es que al ya no ser un dúo vocal, eso hace que haya otras sonoridades, otras búsquedas, otra manera de enfrentarse a las canciones. Además, el hecho de cantar las cosas que siento con mis propias palabras le ha dado otro vuelo a mi canto. Por lo demás, la visión de la música que hago y el porqué la hago sigue siendo la misma: para mí la música debe transformar, cuestionar, conmover, generar conciencia. Yo creo que otro mundo es posible y por eso canto lo que canto.
T.: En tu obra solista aparece un disco dedicado a Chabuca Granda ¿Qué sentís que esa artista tiene para seguir diciéndonos?
L.M.C.: Haber hecho el disco Chabuca Viva por el centenario del nacimiento de Chabuca fue para mí un hermoso reencuentro con su música, su poesía y su visión del mundo.
En su obra uno puede entender la mujer que fue, esa mujer que rompió los esquemas y que se salió de los estándares de la sociedad en la que vivía para hablar de su país, de su gente, de sus paisajes, de lo hermoso y de lo injusto. Lo hizo de una forma tan maravillosa, con una poesía y una música exquisita que logró trascender en el tiempo. Hasta hoy su música sigue vigente y conmoviendo como la de muchos grandes autores de Latinoamérica que nos han dejado ya hace muchos años y su legado sigue vigente.
T.: Leo que buena parte de tu próximo disco fue creado durante la primera etapa de la pandemia; ¿qué reflexión te merece ese período que expuso tan crudamente la descuidada relación de la humanidad con el medioambiente?
L.M.C.: Justamente mi primera canción, «Florecer», compuesta en los primeros meses de confinamiento, habla un poco de la necesidad que tenía la tierra de respirar y pedirnos una pausa. Es impresionante cómo se puso en evidencia el desastre ambiental que el hombre causa día a día, al estar todos encerrados se empezaron a limpiar los ríos, los mares, el cielo, los animales pudieron regresar a sus hábitats.
Aquí en Lima, por ejemplo, durante nueve meses solemos tener cielo gris, pero durante la cuarentena y casi todo el primer año, como arte de magia, vimos el cielo azul. Pienso que ahora somos más «conscientes» del desastre que causamos pero no estoy segura si tomamos nota de las verdaderas consecuencias que eso trae y lo que vivirán las siguientes generaciones si no hacemos algo al respecto.