La obesidad, el hígado graso, las hepatitis virales y el alcoholismo, entre otros factores, son los principales responsables de enfermedad hepática avanzada y, en consecuencia, de más de 750 mil casos de cáncer hepático por año en el mundo y en la Argentina, la cifra supera los 2.300 al año, lo que se traduce en cerca de seis nuevos diagnósticos cada día.
«Esta es una enfermedad que tiende a diagnosticarse recién en estadios avanzados porque no suele dar síntomas y su tratamiento representa un desafío dado que, a diferencia de lo que sucede con otros tumores, contábamos con limitadas opciones de tratamiento, sobre todo para las etapas avanzadas», sostuvo el Dr. Gabriel Aballay Soteras, hepatólogo, médico de planta de la Unidad de Trasplante Hepático del Hospital «Cosme Argerich» y Sub-jefe Unidad de trasplante hepático del Instituto de Trasplante y Alta Complejidad.
La novedad es que acaba de aprobarse en la Argentina el uso combinado de una inmunoterapia, el atezolizumab, con un anticuerpo monoclonal, el bevacizumab, dos medicaciones que ya estaban autorizadas en el país para otros tipos de cáncer, pero que hoy representa la primera indicación para el hepatocarcinoma avanzado.
El atezolizumab es una inmunoterapia, un tipo de tratamiento que ayuda al sistema inmunológico del organismo a combatir el cáncer, y el bevacizumab es un anticuerpo monoclonal con función antiangiogénica, es decir, que ayuda a prevenir la formación de vasos sanguíneos nuevos que los tumores necesitan para crecer.
Ambas medicaciones demostraron que, indicadas juntas, obtienen mejores resultados para tratar el hepatocarcinoma celular en estadio avanzado que todo lo disponible hasta el momento.
«El hepatocarcinoma celular es el subtipo de cáncer hepático más frecuente, dado que representa alrededor del 90% del total de casos. Con frecuencia, este cáncer no genera síntomas hasta etapas avanzadas, aunque hay quienes podrían experimentar dolor o sensibilidad abdominal, sangrados o hematomas, aumento de volumen abdominal, incremento o pérdida de peso sin explicación e ictericia (piel amarillenta)», sostuvo Aballay Soteras.
En tanto, dijo: «Uno querría poder cronificar la enfermedad y hablar de muchos años de sobrevida, lo que confiamos que en algún momento se logrará, pero no debemos perder de vista que estamos hablando de una enfermedad grave, difícil de tratar y en estadio avanzado o metastásico, por lo que los resultados que se vieron con estas medicaciones representan un avance sumamente significativo y abren un nuevo horizonte terapéutico».
A su vez, el doctor Ezequiel Mauro, quien es el director del Programa Nacional de Hepatitis Virales del Ministerio de Salud de la Nación, indicó: «En buena medida el cáncer de hígado es prevenible, completando la vacunación para el virus de la hepatitis B, llevando un estilo de vida saludable y realizándose, al menos una vez en la vida, el test de las hepatitis B y C».
Por otro lado, poniendo el acento en la detección temprana, el doctor Mauro explicó: «Las personas con enfermedad hepática crónica presentan un riesgo elevado de desarrollar cáncer de hígado, lo que enmarca la necesidad de solicitar a su médico clínico, hepatólogo o gastroenterólogo realizar un seguimiento semestral estricto del estado de su órgano a través de ecografías y análisis clínicos».
«Es muy importante la relación médico-paciente para el seguimiento y control de las enfermedades que afectan a este órgano, de tal manera de lograr prevenir el desarrollo de cáncer y la necesidad de trasplante», remarcó Valeria Mercado, Directora Ejecutiva de la Fundación Sayani, organización referente de las personas con enfermedades hepáticas en Jujuy y el país.
Asimismo añadió: «Hoy se puede evitar llegar a esas instancias avanzadas tomando a tiempo las medidas necesarias, pero la persona debe lograr un diálogo fluido con su médico, cumplir con sus indicaciones y con el tratamiento que se le indique y realizarse controles periódicos para ir midiendo su evolución».