Por Laura de Grado

La mutilación genital femenina en el mundo en datos: Más de 230 millones de mujeres y niñas víctimas


Por Laura de Grado

Más de 230 millones de mujeres y niñas han sufrido mutilación genital femenina (MGF) en el mundo, y cada año, más de 4 millones de niñas se enfrentan al riesgo de ser sometidas a esta práctica. Son los datos casi inamovibles que cada año siguen marcando la realidad de esta violación de derechos humanos y forma de violencia machista, cuya erradicación, aunque avanza, aún está lejos de conseguirse para 2030.

Ayer, 6 de febrero, se conmemoró el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina para visibilizar la necesidad de una acción global y urgente para erradicar esta forma de violencia que afecta principalmente a niñas y mujeres en África, Oriente Medio y Asia, pero que también tiene presencia en Europa.

Esta práctica se realiza con la justificación de costumbres, creencias religiosas o el control sobre la sexualidad femenina. Es una de las muchas prácticas que se usan para controlar el cuerpo y el rol de las mujeres, y se practica entre la infancia y la adolescencia, en la mayoría de los países cuando las niñas son menores de cinco años.

Más de 230 millones de mujeres y niñas han sobrevivido a la mutilación genital femenina, pero viven con las consecuencias físicas y psicológicas de esta práctica, según los últimos datos de Unicef, lo que supone un aumento del 15 % en el número total de supervivientes –esto es, 30 millones de niñas y mujeres más– en comparación con los datos publicados hace ocho años.

Aproximadamente 144 millones se encuentran en África, 80 millones en Asia y 6 millones en Oriente Medio. Cada año, alrededor de 4,3 millones de niñas se ven sometidas a esta práctica y en la mayoría de los países se practica antes de cumplir los 5 años de edad.

La prevalencia varía considerablemente entre países, con Somalia, Guinea y Yibuti como algunos de los lugares con los niveles más altos.

La MGF, que consiste en la extirpación parcial o total de los genitales externos de las mujeres, provoca consecuencias físicas devastadoras, como dolor intenso, hemorragias graves, infecciones, infertilidad y complicaciones durante el parto, que pueden llegar a poner en riesgo sus vidas. Muchas de las mujeres y niñas que han sufrido la ablación también enfrentan trastornos como el estrés postraumático, la depresión y la ansiedad. Además, las complicaciones relacionadas con la maternidad, como la hemorragia posparto, la muerte fetal o la mortalidad infantil, son comunes entre aquellas que han sido sometidas a esta práctica.

La

lucha contra la mutilación genital femenina ha mostrado avances en las últimas tres décadas. Algunos países han logrado progresos notables en la reducción de esta práctica, especialmente en regiones como Sierra Leona, Burkina Faso, Etiopía, Maldivas, Nigeria, Kenya, Benin, Tanzania o Iraq.

Sin embargo, el avance no ha sido uniforme, y en varios países la práctica sigue siendo muy prevalente, como en Somalia, Malí, Gambia, Guinea Bissau y Senegal, donde los niveles han permanecido estancados.

Con todos los esfuerzos, el ritmo de disminución aún es insuficiente para cumplir con la meta de erradicarla para 2030, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para lograrlo, se debería avanzar 27 veces más rápido que en la actualidad.

Fuente EFE