En una extensa entrevista que la agencia EFE Salud le realizó al especialista español Gonzalo Pin, el médico sostuvo que muchos chicos tienen dificultades con el sueño a lo largo de su desarrollo, es decir, problemas para iniciarlo o para mantenerlo durante la noche. El sueño es de importancia en el.desarrollo de los chicos. «En el sueño, el sistema circadiano y el sistema homeostático son reguladores endógenos que interactúan para favorecer el sueño tras un periodo de vigilia y en sincronía con la disminución de la luz».
Precisamente, la luz es un factor primordial para ajustar el sistema circadiano del sueño del organismo. No obstante, existen factores externos que consolidan el patrón del sueño del niño.
Según la Sociedad Española del Sueño, el establecimiento de unos hábitos de sueño y rutinas es un aspecto significativo para lograr una mejor conciliación del sueño, menos despertar nocturnos y un incremento de la duración del sueño.
Esta rutina del sueño previa a irse a la cama, es lo que se conoce como “higiene del sueño” y abarca las 24 horas del día.
Esta se compone de “una serie de hábitos saludables que se deben seguir durante toda la jornada”, como explica el doctor Gonzalo Pin Arboledas, coordinador del Grupo del Sueño y Cronobiología de la Asociación Española de Pediatría (AEP) durante el 68 congreso de esta sociedad médica.
Según el experto, “no tenemos que fijarnos únicamente en lo que debemos hacer por la noche” porque “la higiene del sueño es una serie de hábitos saludables durante todo el día”.
“Es importante aumentar el contraste entre lo que es día y lo que es noche: luz y actividad frente a oscuridad y desactivación. Cuanto más contraste hay entre uno y otro, mejor dormimos; no solo los niños, los adultos también”, señala.
Consejos
El pediatra propone algunas pautas para mejorar la calidad del sueño de los niños como:
- Exponer a los niños a la luz natural a primeras horas de la mañana
- Ir al colegio andando o en bicicleta para activarse
- Reducir la actividad física tres horas antes de irse a dormir
- No utilizar pantallas dos horas antes de acostarse
- Seguir unos horarios regulares de comida y hacerlo un rato antes de irse a la cama (crononutrición)
El sueño es de vital importancia para el desarrollo de los seres humanos, aunque las necesidades van variando a lo largo de la vida. Un recién nacido suele dormir de media 17 horas, mientras que en un anciano de 70 años pasan a ser de cinco o seis.
De esta manera, un niño con 24 meses debería haber pasado 13 durmiendo y en la adolescencia, el 50% de su vida.
El especialista sostiene que “cuanta mayor es la velocidad del desarrollo neurocognitivo y físico, mayor necesidad de sueño. Es un tratamiento reparador”.
Por ello, durante los primeros seis meses de vida no deberíamos, en general, hablar de niños con insomnio o dificultades para dormir.
“En esta etapa tienen momentos de actividad y de descanso cada 2-4 horas durante el día y la noche (ritmo ultradiano). Las familias no deben preocuparse porque los bebés no duerman de forma continuada. No debemos crear un problema médico de algo que es un proceso evolutivo”, señala Pin.
De la misma manera, no se pueden pasar por alto los problemas que impiden a los niños dormir menos tiempo del necesario de forma sistemática.
El experto recuerda que “el insomnio crónico puede producir alteraciones en el desarrollo neurocognitivo y acabar derivando en problemas de síndrome metabólico”.
En el desarrollo de la persona, el sueño es un factor primordial. Los niños menores de 5 años pasan la mayor parte del tiempo durmiendo, aunque las horas requeridas varían en cada etapa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que los lactantes menores de un año deben dormir de 14 a 17 horas hasta los 3 meses y entre 12 y 16 horas hasta los 11 meses de edad.
En cuanto a los niños de hasta de 2 años, sus horas de sueño deben ser entre 11 a 14 horas, con horarios regulares para dormir y despertarse.
Por último, los niños de hasta 4 años tienen que dormir entre 10 y 13 horas de sueño de calidad en un horario regular para despertarse y dormir.
En la infancia, los principales trastornos del sueño son el ronquido, que afecta a un 10% de los menores (y que en un 2% de los casos es síntoma del síndrome de apnea obstructiva del sueño) y el síndrome de piernas inquietas, que dificulta el inicio del sueño a un 2% de la población infantil.
No obstante, los trastornos del ritmo circadiano es uno de los problemas más habituales en las consultas actualmente.
Estos se derivan de la incompatibilidad de los ritmos sociales de hoy en día con los ritmos biológicos de los menores.
Para el doctor Gonzalo Pin, “cada vez vemos a más niños que tienen un retraso del inicio de la secreción nocturna de melatonina o, por el contrario, un inicio precoz de esta secreción”.
El sueño, junto al ejercicio físico y la nutrición, es uno de los pilares de la vida saludable, ya que es fundamental para el desarrollo neurocognitivo del niño.
Fuente: EFE Salud