En los años 60, Richard y Mildred Loving, un matrimonio estadounidense huyó de su estado natal, Virginia, debido a que la legislación estatal prohibía el matrimonio interracial. Su historia de amor épica, resultó en el histórico caso de la Corte Suprema que tumbó las últimas leyes de segregación en Estados Unidos, cambiando para siempre la historia del país.
La suya es una historia de película. De hecho, hay un film de 2016 dirigido y escrito por Jeff Nichols (Mud, Take Shelter), que narra el periplo en el que ambos fueron arrestados, encarcelados y exiliados. Durante una década, la pareja luchó por su derecho a regresar a casa. Yo descubrí su odisea en los cines, pero he vuelto a recordarla cuando una amiga me ha hecho llegar este extenso artículo que Il Post les dedicó en 2017.
Mildred, tal y como la describen, era una mujer tímida y de voz suave de ascendencia africana y nativa americana, poseía un encanto tranquilo, mientras que Richard con su corte de pelo rubio platino, acento de los bosques y modales taciturnos, parecía más una caricatura de un supremacista blanco. El apellido de la pareja, además, me pareció siempre muy significativo: En inglés, loving significa amoroso o amante de algo y también es la forma continua del verbo love: amando. Perfecto para convertirlos en un símbolo del amor. Ninguno de los dos planearon convertirse en héroes de ninguna causa, pero fueron fieles y defendieron ese amor mutuo.
La historia de los Loving comienza en el año 1958, cuando la pareja tiene que irse a Washington para contraer matrimonio legalmente porque las autoridades estatales de Virginia les prohibían casarse. Ambos ambos se enamoraron y planeaban formar una familia en ese lugar que les vio crecer, pero las cosas no iban a ser fáciles para ellos. Pese a que en la década de los 50, en Estados Unidos, la segregación racial se intensificaba en el sur del país, ambos habían tenido la suerte de vivir en un condado rural donde blancos y negros trabajaban y vivían en harmonía. O al menos, eso parecía.
Después de casarse, volvieron a su localidad con la intención de ser “felices para siempre” y creyeron que todo estaba hecho, hasta que una madrugada la policía irrumpió en su casa a la fuerza y pese a que el certificado de matrimonio estaba colgado en la pared como un trofeo, la pareja fue arrestada por violar la Ley de Integridad Racial de 1924, que prohíbe el matrimonio interracial. La premisa del arresto era básicamente, “haberse casado con el tipo de persona equivocada”. Tal y como Mildred declaraba a la BBC:
Eran como las 2:00 de la mañana. Vi la luz [de una linterna] y cuando me desperté, el policía estaba a un lado de la cama. Nos dijo que nos levantásemos.
Fueron sentenciados a un año de prisión, pero poco después, un juez les condonó la pena a cambio del exilio: no podrían estar juntos en el estado de Virginia en los próximos 25 años. Así que la pareja se mudó a Washington D.C. donde criaron tres hijos y encontraron oportunidades laborales, pero no eran completamente felices. Echaban de menos su hogar y motivada por el movimiento de los derechos civiles, en en 1963, Mildred se animó a escribir una carta al entonces fiscal general Robert Kennedy, quien la hizo llegar a su vez a la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (en inglés, American Civil Liberties Union o ACLU) que promovían los derechos de las personas afroamericanas.
Bernard Cohen, el abogado voluntario de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) describe al matrimonio como personas humildes e ingenuas, tímidas y sencillas, que “no eran liberales agitadores ni nada por el estilo”, aunque su lucha personal acabase convirtiéndose en un problema de estado, por el que, como recuerdan algunas imágenes de la BBC, se organizaban protestas en contra de su causa con pancartas en 1959 que rezaban: “La mezcla de razas es comunismo”. No tardo, por la relevancia y la dificultad de esa batalla legal, en convertirse en un caso histórico, que recibió el nombre de “Loving vs. Virginia”.
Cuando le expliqué (…) que este caso, en mi opinión, iba a llegar hasta la Corte Suprema de Estados Unidos, Richard se quedó boquiabierto y sacudía la cabeza. Casi no podía creer lo que le estaba diciendo.
Efectivamente, su caso finalmente llegó a la Corte Suprema. El fallo del ese 12 de junio de 1967 fue favorable y unánime. Se les otorgaba por fin el “derecho” a Richard y Mildred de ser “marido y mujer, padre y madre”, en Virginia. Pero a su vez, fue una victoria para el resto del país: la Corte Suprema abolió la prohibición del matrimonio interracial que regía en Virginia y en muchos otros estados del país. El presidente del Tribunal Supremo, Earl Warren, escribió que:
La libertad para contraer matrimonio ha sido reconocida durante mucho tiempo como uno de los derechos personales vitales esenciales para la búsqueda ordenada de la felicidad por parte de hombres libres.
“El amor lo puede todo”, dicen los americanos. Y en este caso fue cierto. Los Loving salieron victoriosos de su lucha y su caso sentaría las bases de un camino en la mentalidad de la sociedad estadounidense respecto a los matrimonios interraciales. Hoy recordamos su historia porque aún hay sociedades en las que la interracialidad o la interreligiosidad suponen un grave deshonor o un delito. Pero cuando hablamos de personas enamoradas que solo quieren ser felices, no entendemos como todavía pueden haber quienes se oponen y legislan contra ellos. Encontrar el amor es muy difícil y aún lo es más mantenerlo, así que no le pongamos barreras.
Poster de la película que muestra la historia filmada en el año 2016
Por Elena G
Fuente: www.freedamedia.es