La película «Telma, el cine y el soldado», de Brenda Taubin, puede ser definida como un documental, aunque gracias a sus partes de ficción, el carisma de sus personajes y lo atractivo de la historia consigue romper los límites del género en una cinta que haciendo uso del thriller muestra los anhelos y deseos en la tercera edad y que se estrena en salas del país este jueves.
«Un día Telma cuenta en el grupo que ella guardaba una carta que su hija había recibido de un soldado de Malvinas durante la guerra en el 82. La hija de Telma, Lili, durante Malvinas tenía 15 y el soldado con el que comienza a cartearse 19 años. Surge este vínculo por carta pero rápidamente la correspondencia se interrumpe y pierden contacto», contó la realizadora a Télam.
Taubin coordinaba una ciclo de cine-debate con jubilados, donde conoció a Telma, una cinéfila en su tercera edad con ribetes picarescos y una personalidad avasallante, cualidades que cautivaron a la directora y que, junto a la historia que traía, forjaron los comienzos de la película que se proyecta en el Complejo Gaumont, el Espacio Incaa Orán (Salta) y en el Cine Municipal Select (La Plata) y el Cine Teatro Talia Puerto San Julián (Santa Cruz) a partir del miércoles 15 de junio.
«La fuerza de estas mujeres es inigualable. La hija de Telma dice en un momento: «Mi mamá es un camión, si te pones en el medio te atropella». Y es así. Incluso con algunas dificultades de movilidad, ellas van para adelante, defienden el derecho a la aventura, a la amistad y los sueños.»Brenda Taubín
Junto Telma, su cuñada y amigas, Taubin se lanzó a la búsqueda de El Tano. La hija de Telma tiene ciertas ganas de adentrarse a la aventura, pero el marido de ella no quiere saber nada. Sin perder el humor, todos se adentran en esta historia que bien puede ser tomada como una fábula de cómo perseguir los sueños con el cine como lenguaje.
Télam: Malvinas es un hecho trágico que, por lo general, es abordado con cierta solemnidad y vos preferiste el humor ¿por qué?
Brenda Taubin: El humor es algo que está dado en la película por la particularidad de nuestras protagonistas que son estas jubiladas disparatadas que se lanzan a esta aventura y están llenas de ocurrencias. Me identifico mucho con el género, pero debo decir también que al tenerlas a ellas llevando a adelante el relato, el tono era inevitable. Me gusta sentir que nada de lo que sucedía en la pantalla es lo esperado, ni las protagonistas, ni el tono de la película que toca esta temática, y por esta razón creo que es algo que necesitábamos.
T: Más allá de la trama principal, la película trata sobre la tercera edad y sus ganas de seguir sintiéndose útiles y vitales, ¿es así?
BT: Exactamente. La fuerza de estas mujeres es inigualable. La hija de Telma dice en un momento: «Mi mamá es un camión, si te pones en el medio te atropella». Y es así. Incluso con algunas dificultades de movilidad, ellas van para adelante, defienden el derecho a la aventura, a la amistad y los sueños. Son un ejemplo a seguir, se divierten y hacen de todo. Creo que sorprende porque lo que se suele contar de la tercera edad es otra cosa que forma parte de un prejuicio. Tenemos que contar y compartir a estas personas y cambiar esas ideas falsas sobre la gente más grande, dejar de alimentar ese miedo a la edad. Los relatos que contamos y que consumimos construyen presente y futuro, los creemos y se cumplen. Somos muy de los relatos, así que hay que prestar atención a eso. Al llevar jubilados al cine conocí mucha gente maravillosa super vital que se mantiene activa y en contacto. El grupo crecía constantemente, se nutrían entre sí, se hacían muy bien. Me enseñaron mucho.
T: ¿Cómo convencieron a los protagonistas para llevar adelante las escenas de ficción?
BT: Todas las personas que aparecen en la película que participan de esos momentos estaban entregadas al juego. Creo que les divertía ser ellos mismos y a la vez convertirse en un personaje de una película sin dejar de ser ellos. Pienso que la imagen era: ¿Cómo sería yo en una película, por ejemplo, de detectives? Las propuestas podía venir de lo que decían los protagonistas o de nosotros como equipo de filmación que lo traducíamos a una metáfora. Fue un proceso muy lúdico y nuevo para todos que disfrutamos en equipo.
T: ¿Cómo fue la búsqueda de El Tano?
BT: Siempre la planteamos durante la filmación. No queríamos tener mucha información previa para que los datos que fuéramos recopilando quedaran registrados. Queríamos estar muy presentes y captar lo que iba pasando en el momento con la búsqueda. Ya más avanzada la filmación, hubo un momento en el que la investigación se hizo paralela y me puse a averiguar cosas por mi cuenta también. Llegó un momento en el que necesitaba tener más información que ellas sobre todo para cuidarlas y no exponerlas, y también para pensar cómo incluir esa parte en la película.
T: ¿Por qué meter momentos de ficción en el documental?
BT: Al decidir hacer la película con estas jubiladas con las que compartíamos una visita semanal al cine, se empezó a poner en juego la parte del «hacer cine». Ellas pasaban de ser espectadoras siempre, a ser protagonistas. Queríamos documentar la búsqueda real, pero había algo interesante en mostrar cómo se hacía una película; ésta película, con ellas, y eso nos llevaba a salir del relato lineal. La idea de usar también metáforas que ayudaran al relato dramático desde lo cinematográfico nos parecía interesante y atinado para este proyecto en particular. Se volvió parte del juego, parte del código. Ellas proponen en un momento, «tendríamos que hacer una película de detectives» al jugar ese juego la ficción se cuela en el documental desde un lugar lúdico muy genuino.