Ella no es de acá. Con un mundo de marca única como Bowie, L.U.X. compone música experimental. Cambia la métrica del ritmo con una desprolijidad buscada, como un hecho punk. Entre ajustarse al formato y sostener su mundo, elige lo segundo. Difícilmente catalogable, dialoga con el electro dance, el electropop y el hyperpop –con referencias como Grimes, Ashnikko y Aurora–, pero sin autotune. Su sonido también integra elementos acústicos. Comunica, en palabras de la artista, una “intensidad muy potente, pero sin violencia”, conduciendo alegría y emoción. L.U.X. lo llama cosmic pop.
Entre las musas de L.U.X. están Madonna, Cyndi Lauper, Kate Bush, Björk y Siouxsie. Tiene temas tanto en castellano como en inglés, como “ You” –con un estilo de “Hello” de Martin Solveig o “Better Off Alone” de Alice Deejay– o “ Sebashtian”, que es más pop y con el que resuena más su audiencia. El que más la identifica es “ Xrystalux”, según la artista, porque en él tuvo “la gloria de haberme descubierto”.
Antes de entenderse como L.U.X., la xuxa galáctica encabezó otro proyecto: Lucila Mur y cosmic band, con participación de dos bailarinas. Tocaron en bares como Club Lucille, El Rojas y Kirie. L.U.X. pone la escenografía a la altura de la música: crea un “teatro lumínico”. Ser artista es su juego y en él se disfraza. Salir al mundo como L.U.X. le permite una “variabilidad de mundos: ser varias cosas”.
También hay una puesta en escena en su casa: casi plena oscuridad a la tarde, unas luces neón y objetos difíciles de identificar, como un telón. Ahí la entrevisté. Me contó de su pasada dedicación a pintar. Así supe que reapareció cuando, sin buscarlo, resumió lo que pasa hoy en su proyecto: “La luz pinta a la música y la música pinta a la luz”.
Entrevista realizada por Clara Streb
-¿Se puede decir que L.U.X. empieza, se descubre, con el retiro a las montañas en la pandemia?
-Sí. Arranca ahí. Por darme un nombre y dejar de usar los apellidos familiares. Están, pero el nombre dado, sacarlo, y poner lo que a mí me identifique. Momento que tuve en las montañas, después de que me estaba bañando, me bajó un idioma. Empecé a hablar internamente este idioma de las estrellas, de Andrómeda, y se me venían, para traducirlo en español, muchas ‘X’. identificarme con cosas que quizás ya no eran las viejas, las anteriores. Me resignifiqué con ese nombre. Cada letra tiene un significado. ‘L’, ‘U’ y ‘X’ son por tres elementos que se me vinieron, más allá de Xrystalux. ‘L’ es Aire; ‘U’, agua; ‘X’, fuego. Yo cuando estaba ahí hacía laburos alquímicos, de materiales, de lo que me sucedía allá. Estaba bastante en mi mundo en la naturaleza y hay bastante disponibilidad para esto. Fabricaba un poco qué era esto de Xrystalux. Se me venían estos elementos, también por el tema de la sonoridad. Fui a un colegio Waldorf antroposófico y nos enseñaron mucho que las vocales son de las emociones y las consonantes son de la naturaleza. Esto de las letras lo sentí yo.
-¿Cómo se ponen en juego los recursos musicales para generar tu efecto buscado?
-Ya no es tanto su misión hacer solo una canción, sino que se consigue una estrella que hace música. Estrella en el sentido de consciencia estelar de esta vida anterior. Le da una libertad para poder agarrar cualquier cosa que acontezca musical, siempre intentando ligarla a la luz: Decir “yo veo y siento esto”, y preguntarme cómo lo experimento corporalmente y cómo lo escucho. Todos estos elementos se van uniendo en el Xrystalux y desde el corazón uno puede sentir. Lo experimental es porque empezó a hacerse la música ella. Antes se lo pedía a un productor, pero eso genera una distancia de que si bien se logra y se puede, es más difícil. Hay una sensación muy personal e intentar transmitirla es más complejo. Es como darle una pátina a la música y que entonces a lo que voy detrás es a buscar esa pátina de la música, más que un elemento u otro. Busco más la totalidad de esa atmósfera que quiero lograr. Si tengo que tocar o un tambor o una pandereta, da igual.
-¿Cuál es el elemento que te inspira de tus musas, si pudieras identificarlo?
-Hay un poder, y a veces siento que inevitablemente, si bien uno también lo siente en la música de David Bowie, hay algo femenino que es muy poderoso, y es eso: son planetas. Hay algo que me convoca de ellas, de decir “wow, son un planeta, qué bueno conocer a la reina de ese planeta, y qué bueno convivir en reinos”. Hay en Bowie también algo más masculino. En The Clash no digo que hay planeta. El hemisferio derecho más presente en mujeres (izquierdo maneja el paso a paso) contempla el todo. Ser planeta, independencia creativa más allá de lo demás. Creo que cada persona debería encontrar su planeta y creo que hay personas que lo logran con más contundencia. Se hacen realmente cargo y obran en pos de su esencia, de su planeta. En mi caso yo siento que me apoderé de este planeta y lo hice mío, pero uno sí puede interconectarse.
-Para crear, también en tu pasado de pintora, ¿cómo se relaciona la expresión más lanzada, surrealista, con las instancias de mayor control del proceso?
-La tarea del artista por excelencia es abrir ese chorro del inconsciente y cerrarlo: es un laburo determinante. Cuánto abras esa canilla determina qué tipo de artista sos. Tenerla siempre abierta es un kilombo, bah, es una experiencia. Yo creo que la pintura me ayudó mucho a ir soltando pero volviendo a controlar después. Con la música logré esa frescura desde el comienzo: primero soltar y después recapitular. Estoy con esa frase: lo primero que venga es lo que es. Le doy mucha atención a lo más espontáneo, a lo más infantil, como ese tarareo, canturreo primitivo de cuando vas caminando a la escuela.
-¿El punk espiritual es una categoría musical y también un modo de vida?
-Todo el tiempo tengo estos arranques de punk espiritual. Siento que estamos en un momento de choque entre antiguo y nuevo, entre viejos sistemas y nuevas concepciones más frescas. Se revelan como punk porque ponen de jaque muchos posicionamientos ya anteriores. Parecería que el único modo que tienen de ser es punk es porque se rebelan completamente y quieren hacer su vida. Esto toma formas punk porque exceden los límites de cualquier institución o condicionamiento social. Me pasa que salí de tocar en la calle sin ningún tipo de mediación musical. Salir con un brote más del orden, del querer decir desde lo espiritual, “despertemos en esto”: se me viene como algo punk o muy performático. Yo me levantaba en horario laboral con mi traje de luces a la calle corriente con frío, muy de rebelarme con cualquier imposición social. Esta soy yo y me hago cargo. Disfrutar ese lugar de ser plenamente. De estar siendo. Quizás espiritual porque por más que adoro el punk con toda mi alma, no me interesa el componente de romper y violentar porque creo que lleva siempre a lo mismo. Esto que quiero hacer produce choque, todo el tiempo. De hecho el otro día terminé peleándome con la dueña de un espacio medio a los golpes tipo escena punk. ¿Cómo puede ser que yo vaya con toda mi luz y termine a las piñas? Evidentemente hay algo punk que tiene que convivir pero que choca con el viejo sistema. Hay que tratar de buscar otros canales. Me encanta la espontaneidad del punk a nivel musical, pero como Björk te das cuenta que lo que creas es algo que tenés que cuidar. Tengo un vaivén: no me quiero aburguesar ni achanchar. Tengo arranques de ir a tocar a la calle, pero no puedo estar en esa. No en cualquier lugar encuentro canal.
-¿Cómo es la experiencia de meterse a agua fría con clima frío?
-Todo mi mundo interno está ahí. Si lo buscase afuera no lo encontraría. Xrystalux nace de algo muy profundo, muy interno. Nace de Córdoba. Allá hace mucho frío. Tuve que vivir esa experiencia de vivir el frío y ver cómo lo combato: solo encontrando el calor interno. Allá hice grandes ayunos para encontrar que toda esta energía de Xrystalux en realidad excede todo tipo de recurso externo. Me plantea cómo vivir sin casi nada. Sin comida, sin mucho condicionamiento. Que sin embargo luego elijo porque tengo mi parte artista y humana que necesita ser alimentada. Pero estoy tratando de vivir con lo menos posible, esa cosa punk de rebelarme con un montón de cosas de lo social, del sistema, del aburguesamiento. Por momentos lo necesito. Pero esto del frío me conecta profundamente y me da una satisfacción muy grande: me meto en pileta muy fría y salgo con un alto calor de adentro. Profundizar en ese calor de adentro que no lo da el alimento. Xrystalux es esa fuerza de calor interna que va más allá de lo externo, pero que después se exterioriza.