La vida de Kamala Harris está llena de primeras veces. La ex senadora de California se convirtió este miércoles, con la asunción de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos, en la primera vicepresidenta afroamericana de ese país.
A los 40 años, Harris se convertía en fiscal de San Francisco, la primera mujer y la primera persona de raza no blanca que desempeñaba el cargo. En 2011, ya era fiscal general de California. Harris ganó el escaño al Senado en las elecciones tras las que Donald Trump llegó a la Casa Blanca.
Desde este miércoles, Kamala Harris será la voz, a veces suave, a veces litigante, a veces reivindicativa, de la vicepresidencia de Estados Unidos. La mandataria tiene 56 años y nació en Oakland, California. En sus memorias, Harris escribe que fue educada “para no hablar de ella”, ya que sería considerada “narcisista y vanidosa”. Eso sí, “si no quieres que nadie te defina, es mejor que lo hagas tú misma”, le aconsejó su madre, que siempre estuvo a su lado hasta su muerte, en 2005.
Su madre, Shyamala Gopalan, nació en el sur de la India, y su padre, Donald Harris, es originario de Jamaica. Harris creció en los círculos de la afamada universidad de Berkeley (California), donde el movimiento por los derechos civiles era la lucha del momento. Su activismo le viene de cuna, explica la ya ex senadora en su libro The Truths We Hold, mientras recuerda que debido a su baja estatura y su corta edad lo que veía en aquellas manifestaciones a las que sus padres la llevaban de niña era un paisaje de piernas.
La historia de amor entre sus progenitores, inmigrantes de la India y Jamaica –la madre investigadora del cáncer de mama y el padre hoy profesor emérito en Stanford– se acabó cuando Harris tenía siete años y su hermana dos menos que ella.
Harris afirmó que le encanta la cocina, que disfruta bailando e inventando juegos de palabras. Habla algo de francés, lo justo para defenderse. Tuvo una infancia “feliz y despreocupada”, pero no se olvida de la carga racial que siempre ha soportado y soportará. Esa herencia la llevó a enfrentarse al que hoy es su jefe en uno de los debates por la candidatura demócrata. Harris reprochó a Biden haber trabajado durante años en el Capitolio con senadores que habían apoyado la segregación racial y se habían opuesto a la integración en los colegios, trasladando a los niños blancos en autobuses distintos de los de los niños negros. “Iba en autobús cada día. Y yo era una de esas niñas”, le dijo Harris a Biden en uno de los momentos estelares de aquel debate.
En 2014, Harris se casó con Douglas Emhoff, un exitoso abogado de la Costa Oeste de Estados Unidos, divorciado y con dos hijos que decidieron obviar el término madrastra y le llaman cariñosamente Momala. Hasta que Harris conoció a Emhoff, mantuvo durante muchos años su vida personal totalmente separada de su carrera, de su vida profesional. “Debido a mi cargo era consciente de que, si llevaba conmigo a un hombre a un evento, inmediatamente la gente comenzaría a especular sobre si manteníamos o no una relación”, explica Harris en The Truths We Hold. “También era consciente de que a las mujeres solteras en política se las mide con un rasero diferente que a los hombres solteros”, prosigue Harris, para llegar a la conclusión de que nunca daría el paso de llevar a un hombre del brazo en público hasta saber que era “the one” (el indicado).
I’m here today because of the women who came before me. pic.twitter.com/ctB9qGJqqp
— Kamala Harris (@KamalaHarris) January 20, 2021
Harris habló con mucho cariño de los hijos de su marido y se refirió al apodo que le han otorgado: “Durante mi carrera he tenido muchos títulos y sin lugar a dudas el de vicepresidenta sería genial”, declaró la entonces senadora. “Pero Momala será siempre el que más importe”.
Harris es, sin lugar a dudas, algo más que la número dos de Joe Biden: es una posible candidata presidencial en 2024, ya que es muy poco probable que el que fue vicepresidente de la era Obama opte a un nuevo mandato debido a su edad (77 años). La presidencia era, de hecho, el puesto al que Harris aspiraba hace más de un año, cuando se postuló a las primarias demócratas.
La vicepresidenta permite, por fin, vislumbrar un relevo generacional que no se produjo en las primarias de su formación. El suyo fue uno de los nombres de futuro del Partido Demócrata designados por Barack Obama cuando estaba a punto de dejar la Casa Blanca en 2016. Aunque ella odia que la comparen con el ex presidente: “No me definan basándose en algo que ha hecho antes un hombre”, ha declarado. “Yo tengo mi propio legado”, aseguró.