Por Sofía Dalonse
En la actualidad, las redes sociales ocupan un lugar trascendental en la vida de los jóvenes. Las nuevas generaciones se encuentran cada vez más ayornadas a estas plataformas en constante cambio porque nacen y crecen con ellas. No obstante, al mismo tiempo, están más expuestas a los peligros que puede generar un uso indebido de las mismas.
Mariela Battistelli, especialista en el área, analizó el rol de las redes en esta etapa de la vida y destacó la importancia de establecer los limites necesarios para evitar que esta útil herramienta digital se convierta en una amenaza: «Durante la adolescencia se va formando la subjetividad donde la característica principal es la construcción de la identidad; es un momento en el cual se está muy pendiente de los otros y de la aceptación», expresó.
En la misma línea, añadió: «Es un momento en el cual se da el pasaje del grupo familiar al grupo de pares. Hoy una gran parte de los adolescentes forma ese vínculo con otros, no solo a través de la escuela, el club o los amigos del barrio; sino también mediante las redes sociales, y es ahí donde entran en juego los dispositivos y las plataformas».
Battistelli es psicóloga social, docente y coordinadora del Centro Cuidar Rouillón. Desde esta perspectiva, aseguró que las redes sociales son las nuevas formas de vinculase: «Hoy un celular con internet es como una extensión de nuestro cuerpo y muchas veces empieza a tener más peso lo que dicen los pares que la propia familia, se empieza a ver la idea de quien quiero ser, como quiero ser, a proyectar y sobre todo, la importancia de ser reconocido por el otro».
En este marco, la especialista sostuvo que los adultos deben acompañar a los jóvenes y establecer los limites necesarios: «Es ahí donde nos interpela a los adultos esta nueva forma de relacionarse, donde muchas veces los adolescentes están solos con el celular y la tablet, y no hablo solamente de que no haya un adulto cerca, pueden estar al lado nuestro y sentirse en soledad cuando se meten por completo en los juegos o en las charlas, en esa otra comunidad virtual”.
Según indicó, antes de esta «explosión tecnológica» los vínculos eran diferentes. Eran otras las formas de relacionarse con la familia y los pares: «Hoy podemos tener una red de pares a mil km de distancia y poder hablar de lo que nos paso hoy, acá»; dijo.
Asimismo, afirmó que nada reemplaza a la palabra, al intercambio, a la escucha detenida, a la observación: «Los límites sanos que tenemos que poner como adultos responsables, pero no desde la sanción, sino desde la compresión de que les está pasando a los adolescentes con todo este bombardeo que tienen de información todo el tiempo, y eso se hace a través de la palabra y el tiempo».
Y continuó: «El desafío como adultos responsables, como familia, es encontrar la manera adecuada de ir construyendo nuevos vínculos y formas de organizarse alrededor de todo esto. Para todos es complejo, muchas veces como adultos también perdemos el registro de lo que está sucediendo a nuestro alrededor».
Al concluir, destacó que dicho desafío está en entender, aprender y acompañar las nuevas formas en la infancia y adolescencia: «Se trata de poner límites claros, y no tener miedo a decir No pensando que luego vendrá el enojo, tiene que estar la palabra y la explicación… la palabra es fundamental, la pregunta y repregunta de qué están haciendo en las redes, el para qué, cómo, con quiénes , los riesgos….»
Y cerró:»Es la parte que nos toca al ser los adultos responsables en ese vínculo, es la manera de poder cuidar, lo que constituye una parte de los que somos son los límites; son sanos cuando estamos cuidando y estamos poniendo por delante la salud».