Por Ester Palomera

Ho’ponopono: auto identidad, educación y crianza


Por Ester Palomera-

Preparamos a nuestros hijos para el camino o, el camino para nuestros hijos.

Hoy en día, tenemos al alcance de nuestras manos, mucha información sobre medicinas alternativas, para la educación, y auto-gestión, emocional. Escuelas, empresas, hogares que emplean las prácticas correspondientes ofreciendo un mayor beneficio al entorno en que compartimos con un otro.

A mi, personalmente, me apasionan las técnicas más ancestrales, Ho’oponopono es una de ellas. Una técnica para la resolución de conflictos, basada en la auto-responsabilidad, el perdón y la gratitud la cual, antiguamente, se hacía uso, en reunión, con los miembros del núcleo familiar.

Gracias a Morrnah Simeona, nieta de una de las últimas sanadoras Kahuna, que es fundadora de las modificaciones de dicha práctica, hoy se utiliza de manera individual, con la intención de mejorar la relación con uno mismo, desde la auto-identidad, y por ende, con un otro.

La información que nos ofrecen prácticas como esta, guiándonos, más si cabe, hacia conocimientos detallados, sobre esta parte tan importante como el resto que nos forman, como Seres, como Humanos.

Cuerpo-Mente-Espíritu, en coherencia, el óptimo equilibrio para un bienestar pleno en todas las áreas de nuestra vida y del entorno que habitamos. Para ello, hemos de pausar un tiempo, de nuestro tiempo, Joya Real de este viaje, para observarnos e investigar. Indagando, en la profundidad del auto-conocimiento del sentir.

Cuando, aparentemente, todo está bien, frase sutil con la que ocultamos nuestras certezas más recónditas, la realidad es, la mayoría de veces, que -no nos sentimos bien., -cierto- ahí, en ese momento justo, tu voz, tu alma, te está gritando para SER reconocido.

Las relaciones nos proporcionan situaciones, con las que vamos definiendo nuestra forma de hacer, ser y sentir y, esto, amigos míos… algunas veces, son conductas, patrones que se repiten del linaje que nos precede, con el cual, tenemos un compromiso en equilibrar aquello que nos atasca o bloquea, en nuestro propio camino y en el que nos siguen o seguirán después, nuestros sucesores .

Es por ello que, tras mis experiencias personales y familiares, descubrí, gracias a Ho’oponopono, el origen a todas aquellas cosas que nos mueven, cambian y nos transforman, la mayor relación de las relaciones, de padres e hij@s o a la inversa. Este Feedback de conexión en este vínculo, es la materia prima, el inicio a lo no escrito o modificable en nuestras vidas, en nuestro día a día-

Tenemos, hoy, la oportunidad de poder decidir que elegir. Piénsalo por un instante… , el canal, fuente principal, por donde pasan todas las cosas es -entre padres e hijos-. Las herencias, así las nombro yo, materiales o espirituales pasan de generación en generación- Así que ha raíz de obtener esta información, me puse manos a la obra, con el lema que mi voz gritaba con aplomo desde que era una niña– los hijos NO son nuestros- .

Sí, desde la inexperiencia e inconsciencia, como mamá primeriza, repetí, en la crianza, algunos patrones familiares que, muy lejos de enseñarme, me atormentaron y dolieron tan abismal que, solo el sufrimiento junto a la tristeza fueron la opción que escogí para el día a día. Todo ello, se manifestó físicamente, en perdida de apetito por lo tanto perdí peso, ansiedad, donde el café era el suplemento perfecto, insomnio, el cual en las horas del día me provocaba agotamiento, sobre esfuerzo lucha… sobre todo mental y, muy muy puntual y concreto, una mente desordenada bombardeando con pensamientos intrusivos y, alguna vez, obsesivos. El ser humano alimenta su infelicidad, su guerra, su dolor, siendo esclavo de su mente, el ego.

En todo este proceso pude explorar, conocer y aprender, con diferentes gafas, diferentes formas y colores con los que ver la vida, empezando, desde la más consciencia, a permitirme equivocarme y perdonarme, a mi y a otros y, sobre todo, conocer mis orígenes para así, saber que pasó y que hacer con lo que pasó, que está en mi mano para mejorar, primeramente por mi, es decir amor propio e incondicional y, por ende otr@s, amor de igual. Ser conscientes de la repercusión de las cargas, nuestras o de otros, en creencias, memorias y patrones, diseños, en acciones y conductas obsoletas, que más que avanzar, fluir, estancan y acomodan NO ES EVOLUCIONAR NI AMAR-NOS.

Nuestros hijos son semillas del amor, de un sentir que existió en un momento de este espacio- tiempo, que nos elige para ser hogar, cuna, protección… Sí, pero, también verdad, sinceridad, transparencia, critica, motivador/a, comprensiva, compañía aunque las cosas no sean como queremos que sean, pues, LO QUE ES, COMO ES, ES. Y ahí, está la magia.

MANTRA HO’OPONOPONO:Lo siento, por las memorias de dolor que comparto contigo. Te amo, por ser quien eres. Perdón, por unir mi camino al tuyo para sanar. Gracias, por estar