La evaluación es un vehículo facilitador de procesos de cambio y mejora continua en educación. Independientemente de los enfoques y modelos que adopte, la evaluación es siempre un recorte de realidades más complejas por eso es necesario ponerla en valor para renovar y agudizar las decisiones de manera de revertir situaciones educativas desfavorables.
A nivel aula determina no solo oportunidades de aprendizaje sino la permanencia de estudiantes que aprenden en base a errores para superar obstáculos y así alcanzar metas.
Hoy es una herramienta indispensable para afrontar los desafíos de un aprendizaje funcional reparando obstáculos que dejó la pandemia.
Aceptar nuestros logros y problemas no es cuestión sólo de educadores y alumnos, necesitamos de la familia para apoyar a la escuela y así caminar en conjunto hacia una sinergia positiva que oriente al saber y otorgue utilidad para nuestra vida.
Tengamos presente que alcanzar calidad en los aprendizajes en una escuela para todos y todas, es un imperativo y una prioridad en la agenda de cada uno de los que conforman la escuela, pero por sobre todo, un compromiso social y ético.
Por Marisa Plano.
Lic. en Ciencias de la Educación