Estética corporal

Estrías por el embarazo: todo lo que hay que saber


Hay quien las enseña con el máximo orgullo, quienes les ponen nombres tan poéticos como ‘la marca del tigre’, pero a otras personas les crean auténticos complejos. Las estrías no dejan indiferente a nadie. Y a casi todos nos han preocupado en algún momento de la vida. Cierto es que tener esta especie de cicatrices es de lo más normal del mundo, pero en ciertas ocasiones, si son muy visibles o marcadas, pueden llegar a afectarnos psicológicamente. ¿Qué mejor manera de reconciliarse con ellas que sabiendo cómo se forman, a quiénes afectan más, qué significan y a qué tratamientos de estética podemos recurrir si queremos deshacernos de ellas? (Spoiler: lo último no resulta nada fácil).

Empecemos por lo básico: ¿qué son las estrías? Básicamente se trata de una especie de cicatrices que se forman al romperse ciertas fibras de la piel en su región intermedia (técnicamente se llama la dermis). Esta capa está constituida por un entramado muy complejo de proteínas estructurales, fundamentalmente colágeno y elastina. Si de buenas a primeras la piel se estira demasiado, se fractura el área donde está el colágeno y empiezan a surgir grietas que son fruto de una mala adaptación a este cambio, explica Ester Moreno Artero, dermatóloga de la Clínica Universidad de Navarra.

En la mayoría de casos, la experta señala que “o bien se dan en la adolescencia por el rápido crecimiento (se dice que hasta un 86% de los adolescentes las sufren), o en el embarazo, afectando al 55% de las mujeres”. También presentan estrías alrededor de un 40% de las personas con obesidad, y parece que quienes tienen un tono de piel más oscuro son más propensos a verlas surgir: según un estudio publicado en la revista científica Journal of the American Academy of Dermatology, las mujeres afroamericanas se ven más afectadas que las caucásicas.

Pero la historia no siempre es como la que acabas de leer más arriba. Hay veces que para que aparezca una estría es necesario algo más que estirar la piel. En el caso del embarazo, en el que suelen aparecer hacia el final del segundo trimestre o al inicio del tercero, también influyen factores como “la carga hormonal”, señala Moreno Artero. Los antecedentes familiares (que tu madre haya tenido estrías durante su embarazo) y ser joven (las embarazadas menores de 25 años tienden a tener más estrías por presentar una piel más tersa), también incrementan la probabilidad de que aparezcan.

Además de por el embarazo, la adolescencia o los cambios bruscos de peso, las estrías pueden aparecer cuando se produce un crecimiento muscular rápido: “Cuando la gente entrena muy duro se pierden muchas calorías y la masa muscular crece considerablemente, eso estira la piel y fomenta la creación de estrías”, señala Ronni Mckay, entrenadora personal afincada en Londres. Y las estrías también pueden aparecer en el contexto de algunas enfermedades en las que hay un desbarajuste del cortisol, una hormona clave para combatir el estrés que se dispara en estos casos.

No pierdas un minuto si las quieres borrar

A pesar de que teóricamente pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, lo normal es que las veamos “en el abdomen y las mamas”, en el caso de las embarazadas, y en la zona lumbar de la espalda, axilas y cara interna de los muslos en las demás personas, dice Moreno Artero. Pero no es la zona del cuerpo lo que determina si se pueden borrar o no: cuanto más antiguas, más difícil será deshacernos de ellas. Para saber su edad, fíjate en el color. Cuando nos sale una estría por primera vez, siempre va a tener un tono entre morado y rojo, dependiendo del tipo de piel, un color que se atenúa con los meses hasta que pasa a ser una estría blanca. Es con la estría reciente, y no después, cuando puede eliminarse completamente, aunque el tratamiento dependerá mucho del tipo de piel.

En todo caso, parece que hay poca literatura científica respecto a los procedimientos para eliminarlas, y que la que hay no es de fiar: “Los estudios científicos sobre el tratamiento de las estrías rojas o blancas tienen pocos casos y escaso nivel de evidencia científica, por lo que no hay una pauta estándar para el manejo de estas en lo que se refiere a qué dispositivos usar, porcentaje de mejora ni número de sesiones”, apunta Sara Moreno Fernández, dermatóloga de la Academia Española de Dermatología y Venereología y de la Clínica Corium Dermatology, en Barcelona. “No obstante, parece ser que los láseres fraccionados (ablativos y no ablativos) y la radiofrecuencia fraccionada podrían obtener el mayor grado de satisfacción”, añade.

La dermatología cuenta con numerosos láseres y técnicas de microabrasión para combatir las estrías, pero tal y como asegura Uwe Wollina, jefe del Departamento de Dermatología y Alergología del Hospital Universitario de Dresden-Friedrichstadt, “ninguno es perfecto”. Este especialista ha publicado numerosos estudios y revisiones sobre el tema, con claras conclusiones: “Los láseres vasculares (la luz decolorante pulsada, o PDL, por ejemplo) son efectivos”.

Moreno Fernández coincide, y explica que los láseres vasculares “se encargan de reducir el enrojecimiento y mejoran su aspecto”. La dermatóloga insiste en que el número de sesiones variará en función del dispositivo que utilicemos y de las características de la estría: “Por ejemplo, con el láser fraccionado no ablativo suelen ser necesarias entre 4 y 6 sesiones y algunos estudios obtienen mejoras que llegan al 80%”.

Moreno Artero también apunta algunos beneficios vistos en el uso de la tretinoína en ungüentos: “Este retinoide tópico estimula la síntesis del colágeno y mejora el aspecto de la estría. Es muy importante utilizarlo en las concentraciones y frecuencia adecuadas, es decir, en una concentración de entre 0.05 y 0.1%, ya que sus efectos adversos más frecuentes son irritación de la piel, eritemas (enrojecimiento), descamación y picor”. Eso sí, son transitorios.

La complejidad de acabar con las estrías blancas

Algunos tratamientos pueden hacer que mejore su aspecto pero las estrías blancas “no desaparecen completamente”, apunta Moreno Fernández. “Además, suele ser necesario un mayor número de sesiones”. Aun así, todos los expertos consultados recomiendan los láseres fraccionados ablativos, en concreto el de CO₂, ya que, como explica Moreno Artero, “produce un efecto ‘peeling’ que estimula la síntesis de colágeno, e incrementa el grosor de la dermis y la epidermis. Como resultado, el aspecto atrófico y rugoso de la piel de la estría blanca mejora”.

Si la piel es oscura hay que ir con más cuidado. “No son muy recomendables aquellos tratamientos con mayor riesgo de presentar hiperpigmentación, como los láseres fraccionados ablativos o determinados ‘peelings”, señala Moreno Fernández. En su lugar, recomienda láseres no ablativos y preparar la piel “con despigmentantes en crema y/o orales para minimizar ese riesgo”.

En cualquier caso, en la práctica, tanto para las estrías rojas como para las blancas, “es necesario combinar varios métodos para adaptar los tratamientos a las necesidades individuales”, señala Wollina. Y no se refiere solo al tipo de piel o estría, sino a qué le conviene más al paciente (algunas terapias requieren repetidas sesiones con el especialista), el coste (los tratamientos no suelen estar cubiertos por la seguridad social) y las expectativas que uno tenga.

Una combinación ideal sería, según Moreno Fernández, “la suma de alguna técnica de eliminación de capas superficiales de la piel (como las cremas con ácido retinoico) junto a técnicas que permitan una estimulación del fibroblasto para la síntesis de nuevo colágeno (como láseres fraccionados o radiofrecuencia)”.

La prevención es un sueño, ¿y qué?

Una búsqueda rápida en Google sobre qué hacer para prevenir las estrías nos llevará a cientos de artículos que prometen hacernos esquivarlas con facilidad con alimentos, cremas, ejercicio físico… Desafortunadamente, uno no puede fiarse de todo lo que lea en internet. “La centella asiática, que está compuesta principalmente de triterpenoides y que estimula la síntesis del colágeno, sí ha demostrado en estudios científicos que previene la aparición en mujeres embarazadas que no tienen antecedentes ni personales ni familiares de estrías. Y si no las consigue prevenir, al menos reduce su gravedad. De todo lo demás no hay evidencia científica de ningún tipo”, reconoce la dermatóloga Ester Moreno Artero.

Tampoco las dietas antiestrías parecen funcionar: “No hay ningún alimento que sea capaz de evitar o prevenir las estrías”, asegura Eduard Baladia, dietista-nutricionista y miembro del Área de Gestión del Conocimiento Científico de la Academia Española de Nutrición y Dietética. “No he encontrado absolutamente ningún estudio en el que se evalúe y se pueda afirmar que cosas como el agua, germen de trigo, los frutos secos o la vitamina E pueda tener alguna eficacia en la prevención de estrías”, subraya el experto.

McKay, la entrenadora personal, descarta los ejercicios como forma de prevención: “No hay forma de tratar las estrías con estiramientos. Lo que sí se puede hacer es mejorar el tono muscular, que tersará la piel y reducirá el efecto de estiramiento propio de la estría”, señala. Así las cosas, parece que lo único que funciona es utilizar la cabeza e intentar que los cambios en nuestro cuerpo vayan pasito a pasito. Y, luego, no obsesionarse mucho con la estría. Al fin y al cabo, es una manifestación natural de nuestra piel.

Por: Andrea Arnal Martín

Fuente: diario El País (www.elpais.com)