Por Lucía Rubio Marcos
La creación de LenKalís, la nueva red estatal de mujeres gitanas, marca un hito en la articulación del movimiento feminista romaní en España, fruto del trabajo de activistas y entidades gitanas de distintos territorios que, tras un recorrido iniciado en 2022 con el I Congreso de Antigitanismo de Género, consolidan un espacio político, cultural y académico comprometido con la defensa de los derechos de las mujeres gitanas y la lucha contra el antigitanismo de género.
Así, tras el I Congreso de Antigitanismo de Género, LenKalís, —cuyo nombre une len (río, en romaní) y kalís (mujeres gitanas, en caló)—, impulsado por asociaciones como AMUGE, Romi Berriak y Rromane Glasura–Veus Gitanes, junto a activistas independientes, han elaborado la «Declaración para sentar las bases de un movimiento de mujeres gitanas», un documento que recoge los principios del feminismo romaní y su compromiso contra el antigitanismo de género.
«Nuestra manera de actuar siempre es en comunidad», explica a Efeminista Araceli Cañadas, profesora de la Universidad de Alcalá, donde imparte la única asignatura sobre historia y cultura gitana del Estado, quien analiza los retos y objetivos de esta red que busca fortalecer la voz de las mujeres gitanas en todos los ámbitos, desde los barrios hasta la academia.
Como primer gran evento público, LenKalís celebrará en noviembre en Bilbao un festival gitano flamenco protagonizado por mujeres gitanas, una cita que reivindica el arte y el flamenco como expresiones de identidad, resistencia y empoderamiento del pueblo gitano.
P.- ¿Qué motivó la creación de una red estatal de mujeres gitanas y cuál es su objetivo principal?
R.- La cuestión principal de la red es intentar aunar esfuerzos, que todo tenga una una agenda y una programación coordinada, porque si no cada una en nuestro territorio hacemos todo lo que podemos, pero el esfuerzo se diluye.
En una red te retroalimentas, tienes más difusión, más implantación y más conocimiento porque lo pones en común y es mucho más efectivo, mucho más eficiente y aparte porque nosotras pensamos mejor en conjunto. Nuestra inteligencia es colectiva y nuestra manera de actuar siempre es en comunidad.
Desde luego intentamos incidir en todas aquellas cuestiones que pensamos que están sin resolver: educación, empleo, vivienda, asuntos institucionales y académicos, así como en cuestiones también de relato, de nuestra de nuestra imagen en medios, en películas, documentales, etcétera.
Queremos llevar a cabo actuaciones transformadoras concretas en línea con lo que necesitamos para que nuestra situación refleje realmente lo que merecemos.
P.- ¿Qué diferencia a LenKalís de otras iniciativas o asociaciones previas de mujeres gitanas?
R.- Lo que nos diferencia, creo, es que siempre buscamos tener una pata en los barrios, en la realidad de las personas que trabajan y conocen a la gente del barrio, que es donde está la zona cero del racismo, la discriminación y los problemas concretos, y otra pata en la academia.
Contamos con perfiles académicos que trabajan la teoría abstracta, y nuestro objetivo es conjugar el conocimiento de la realidad con el académico para encontrar estrategias que vayan en la dirección adecuada. Creemos que esto no se ha hecho antes, porque muchas organizaciones se centran únicamente en la base comunitaria y otras tienen un enfoque más académico o institucional, pero para nosotras es fundamental que se contemple el conocimiento de ambas partes.
Y otra cosa que nos parece fundamental es que tenemos una agenda. Vamos a marcar hitos en el tiempo con una calendarización. Queremos ponernos una agenda concreta que nos van a servir para seguir pensando, seguir evaluando y seguir diseñando, pero siempre desde la acción concreta y desde ese convencimiento de que el barrio necesita la reflexión más académica y más abstracta y la concreción de la realidad.
P.- En el festival gitano flamenco de Bilbao previsto para noviembre, ¿qué papel juega el arte y el flamenco en la reivindicación y revalorización de la identidad gitana?
R.- Generalmente, se percibe el flamenco como una música nacionalista andaluza, parte de la música española, pero en realidad es una música étnica, una música étnica gitana. Y eso es una realidad que el privilegio no quiere asumir porque el flamenco es de una calidad excepcional, conocido a nivel mundial y produce muchos beneficios económicos.
La creación del flamenco surgió a través del sufrimiento. Una serie de acontecimientos históricos llevaron al surgimiento de un arte que venía a metabolizar un dolor, una rabia, una exclusión, similar a lo que ocurrió con el blues y con el jazz.
Como dijo Nietzsche, «contamos con el arte para poder soportar la verdad», y para nosotras el flamenco permite soportar la verdad de la exclusión, la marginación, la negación de nuestra identidad y la apropiación de nuestra cultura. El flamenco es un rasgo identitario de nuestro pueblo.
P- ¿Cree que el feminismo hegemónico ha incluido suficientemente las voces gitanas? ¿Qué le falta para ser realmente interseccionales.
R- Una de las cuestiones muy importantes de LenKalís es hacer un feminismo que a nosotras nos gusta llamar empoderío.
La palabra feminismo, tal como se ha construido desde un feminismo blanco y privilegiado, hace que muchas mujeres en los márgenes no se sientan representadas, porque la asocian con esa perspectiva hegemónica. Por eso es necesario revisar la epistemología y la hermenéutica para hacerlas propias y reconocer nuestros referentes.
Yo conozco tus referentes y tu legado, pero tú no conoces el mío. No conoces a mis tías, a mis abuelas ni a mis ancestras, que también lucharon por la igualdad, contra el racismo y la injusticia, a lo mejor antes que las mujeres blancas. Pero todo eso está silenciado, está negado.
Lo que ocurre con nosotras sucede también con otras luchas de mujeres en los márgenes, por eso lo primero es reconocer como interlocutoras válidas las voces de otras mujeres, el legado de lucha de otras mujeres, y no pensar que lo que no está en tu memoria y en tu legado no tiene validez.
P.- ¿Cómo podemos reconocer y hacer frente al antigitanismo de género?
R.- Hoy se habla de interseccionalidad, pero muchas veces esa palabra no refleja realmente todo lo que queremos expresar, que es la cuestión de que el abuso de poder no está tan compartimentado, sino que funciona como una matriz, una red de poderes que se complementan y se apoyan unos en otros para subsistir. Por eso no se pueden abordar por separado, porque ahí perdemos. Tenemos que afrontarlos en conjunto.
Evidentemente no es fácil, pero tenemos capacidad intelectual, capacidad de reflexión y conocimientos suficientes como para, al menos, intentarlo.
Fuente EFE (efeminista,com)
Portada Foto de Araceli Cañadas, profesora de la Universidad de Alcalá de Henares, en el Colegio de Málaga (Madrid). EFE/ Lucía Rubio
