Por Miriam Lewin, defensora del Público.
Cuando comencé a trabajar como periodista, en 1985, un relevamiento hecho en las redacciones había revelado que las mujeres ocupábamos la base de la pirámide, es decir, no accedíamos a puestos de decisión, cobrábamos menos que nuestros colegas varones y estábamos relegadas a los temas denominados blandos, excluidas completamente de la cobertura de política, economía y, por supuesto, deportes.
Es lamentable que 35 años más tarde la realidad no haya cambiado. Las conductoras mujeres son minoría, sobre todo en la radio. Las columnistas siguen siendo excluidas de tópicos duros y no detentan puestos de editoras o gerentas de noticias. Incluso en cuestiones de género, los varones son el 65 por ciento de quienes las comunican, según un relevamiento de la Defensoría del Público.
El monitoreo de noticias realizado anualmente por el organismo desde hace ya 8 años, nos permite comprobar que la equidad de género sigue siendo un desafío importante en el periodismo.
El 64 por ciento de las personas que estudian comunicación son mujeres, pero representan sólo el 30 por ciento de quienes trabajan con estabilidad en las redacciones.
Ni hablar a la hora de mirar los números sobre los espacios de poder: la dirección de las empresas de medios la ocupan casi en un 80 por ciento los varones. Ellos dirigen también los sindicatos del sector: representan el 70 por ciento en la conducción sindical de la comunicación.
La perspectiva de género no se ve tampoco en las currículas universitarias. Es urgente actuar en ese sentido, por la enorme repercusión que trae en la formación profesional de las y los futuros periodistas.
Si las mujeres faltamos en los medios, la democracia se resiente.
Desde la Defensoría del Público promovemos y apoyamos la Ley de Equidad de Género y Cupo Trans en los medios públicos, que tiene ya media sanción y espera la aprobación de Diputados.
La reciente aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en el Congreso acaba de saldar una de las muchas deudas de la sociedad con los derechos de las mujeres, pero no es la única.
Si el proyecto de Ley de Equidad de Género en los medios se aprueba, seguiremos avanzando, porque las mujeres y las personas trans con espacio para decidir en la comunicación, sin duda, van a colaborar en cerrar las brechas, y no únicamente las numéricas.
La imagen estereotipada y sexualizada de la mujer en las pantallas, las pautas de vestuario determinadas por las gerencias, ejercidas por varones, son cuestiones también a revisar.
La media sanción de esa Ley toma el proyecto de la senadora Norma Durango y fue construido con la colaboración del colectivo Periodistas Argentinas y el equipo de la Defensoría del Público. Se trabajó para unir fuerzas, tomando en cuenta también las iniciativas de las diputadas Mónica Macha y Gisela Marziotta y la cooperación de Latfem.
Su aprobación no tendrá solamente efecto en los medios públicos y en los privados a través de estímulos a la presencia de mujeres y personas trans en las pantallas. Será el comienzo de un gran cambio que tendrá impacto en los contenidos y garantizará el acceso a una comunicación más igualitaria en la Argentina para todas las audiencias.