Por Ester Palomera
¿Qué tal, cómo estás? ¿Todo bien? Reconoces estas preguntas, ¿cierto?
Preguntas que solemos hacer, o nos hacen, por qué hace un tiempo que no nos vemos, o
por qué se ha vivido algún proceso difícil, complejo, incómodo o, alegres, divertidos,
exitosos… o, sencillamente por saber del otro.
Solemos responder, “¡bien!”, a todas ellas, ¿verdad? Pero la realidad es que cuando se
trata de sentires derivados del dolor, seguimos normalizando ese mismo “¡bien!”, sin
verbalizar cómo nos sentimos realmente.
Hablar y expresar, con total naturalidad el sentimiento de rabia, ira, tristeza… Emociones
que nos invaden en procesos que transitamos con molestia, que lo sentimos
desagradables o irritables. Decir, “me siento triste”, “siento rabia” “siento añoranza”… son
expresiones que al decir, pueden esclarecer “heridas enraizadas” pasadas o presentes,
sentires que se manifiestan para ser respuesta a los sucesos y/o acontecimientos que nos
pasan y saber, así, qué hacer con ello. La incomodidad es la oportunidad para ver,
transformar y mejorar nuestro mayor bienestar, el auténtico equilibrio del SER,
reconociendoNOS en mente/cuerpo/espíritu.
Dime, ¿sientes incomodidad en este instante?, si es que sí, míralo… en ti está la
respuesta pues, este es el VERDADERO SENTIDO DE ESTE “VIAJE”, LA
EXPERIENCIA, sencillamente, ES SER, SIENDO.