Por Jessica Janette Baéz Márquez

“Elena Garro y Octavio Paz, una relación tóxica entre escritores”


Por Jessica Janette Baéz Márquez- Historiadora del Arte

La esposa de Octavio Paz, Elena Garro, dejó un gran legado sobre su vida personal y matrimonial. Durante muchos años se le estigmatizó y eclipsó. Fue una autora prolífica, pero un gobierno y un hombre tan poderoso como lo era su marido, la silenciaron a ella y a su obra por muchos años. Hasta que dos personas creyeron sobre las injusticias que padeció durante toda su vida: su hija Helena Paz Garro quien también sufrió y Patricia Rosas Lopátegui su biógrafa, estudiosa y hasta el momento, su gran admiradora; gracias a ellas se evidenció quién era en realidad Octavio Paz.

Patricia Rosas Lopátegui- «Autora de Elena Garro sin censura»

La doctora en Literatura Patricia Rosas Lopátegui en sus libros “Elena Garro sin censura», obra inedita, El asesinato de Elena Garro y Diálogos con Elena Garro tomo 1 y 2”, entre otros más, anexa entrevistas, epistolarios, diarios y testimonios sobre la vida de esta escritora y dramaturga mexicana esposa del diplomático y Premio Nobel de Literatura, narrando cómo era la relación conflictiva entre estos dos grandes escritores y desacralizando al poeta que gustaba, paradójicamente, escribir sobre el amor.

Elena Delfina Garro Navarro nació en Puebla el 11 de diciembre de 1916. Conoció a Octavio Paz en una fiesta cuando estaba por terminar la secundaria en 1933. Elena lo recordaba como un chico bien parecido e inteligente que insistía en salir con ella. Años después se casaron el 25 de mayo de 1937 sin la presencia de sus padres y un semestre antes de que terminara su licenciatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, la cual no le permitió finalizarla durante su matrimonio de casi 20 años. Debido a que Paz no le daba dinero, ni para ella ni para su hija, tuvo que trabajar como periodista. Según las declaraciones a Patricia Rosas Lopátegui, él se sentía ensombrecido por su esposa.

“A los dos años de casada, como él no me daba un centavo, empecé a trabajar como periodista. Me estaba prohibido el trabajo de creación. Te cuento esto para mostrarte que siempre trabajé y que Paz nunca me dio dinero”.

En su diario Elena cuenta como Octavio Paz la violó en su noche de bodas y cómo era su vida durante las primeras semanas de matrimonio viviendo en casa de su suegra, quien al parecer le tenía un amor incestuoso a su hijo. Narra también que le escribió en una carta mientras estaban casados “ten amantes”, es decir, fue como una autorización para él tener amantes. Esas vivencias las plasmó en varias ocasiones en sus obras de teatro como en “Cono de tinieblas y Medea”, obra inédita que se encuentra en el nuevo libro de Patricia Rosas Lopátegi “Elena Garro sin censura”. La escritora narraba sobre su propia vida, su obra en si es un alter ego como se puede leer también en “Testimonios sobre Mariana”.

Su primera novela “Los Recuerdos del porvenir” (escrita entre 1951 y 1953), Elena la terminó de escribir estando casada con Octavio. De acuerdo con el testimonio de su sobrino Paco Guerrero Garro, él la maltrataba con sarcasmos, abuso económico y psicológico. Cuenta que cuando ella le mostró el manuscrito a su esposo para que le ayudara a publicarlo, él lo descalificó de manera fría diciéndole que no servía, que necesitaba llevarlo con un editor para que se lo arreglara. Elena en un arranque agarró el escrito y lo arrojó a la chimenea. Afortunadamente su sobrino logró sacarlo del fuego y se lo devolvió cuando su tía ya se había tranquilizado.

Durante muchos años Elena fue vetada en México por el gobierno del presidente Díaz Ordaz, debido a que era una periodista y activista que denunciaba al gobierno los despojos de tierras a los campesinos, la violencia de género, la impunidad y la corrupción, por lo que el gobierno lanzó una campaña de desprestigio y falsas acusaciones en contra la escritora. Durante la masacre de los estudiantes de Tlatelolco en 1968, fue acusada de haber denunciado a los estudiantes e intelectuales, por lo que fue señalada como traidora del movimiento.

Estos hechos y amenazas que recibió a diario, la obligaron a autoexiliarse de la República Mexicana junto con su hija Helena, quienes vivieron en el ostracismo durante décadas en Europa. Los dos buscaron trabajo como escritoras y periodistas en España y México, percibiendo una limitada pensión por parte de Octavio Paz, después de su divorcio la cual no les ajustaba para vivir adecuadamente, ni si quiera para comprar papel, libretas o cinta para la máquina de escribir. Elena escribía donde podía y con los escasos recursos que tenía, debido a su condición de vida.

A principios de 1962, cuando estaban separados y ellas vivían en París, Octavio las buscó para pedirle asilo por dos o tres meses, ya que había terminado su relación con su prometida Bona Tibertelli, que lo había dejado por el artista Toledo. Elena aceptó que él viviera unos meses en su piso, pese a la inconformidad de su hija. Solo así, estando con ellas, como venganza hacia Bona Tibertelli y por el pago por el favor de tenerlo ahí, es que Paz accedió a ayudarla a publicar su primer libro “Los Recuerdos del porvenir”, manuscrito que por las fechas que fue escrito, antes que “Cien años de soledad” (1967), es que se le atribuye a Elena como la iniciadora del Realismo Mágico, no a Gabriel García Márquez.

Otra situación que le contó Elena Garro a su biógrafa en alguna de las entrevistas que tuvieron y que viene narrada en el libro, fue que Octavio en 1959 y con el desconocimiento de su esposa, tramitó su divorcio ilegal “al vapor” en Ciudad Juárez, Chihuahua, única ciudad de México donde se otorgaban los divorcios en poco tiempo y donde muchas celebridades de Hollywood acudían para tramitarlo, lo cual hizo para poderse casar con Bona en París. Pero ella lo abandonó por el artista Toledo y Octavio contrajo nupcias con la francesa Marie José Tramini.

Elena se enteró que estaba divorciada de él tiempo después y que Octavio había estipulado los términos del divorcio alegando que no tenía propiedades, para no dividir nada de lo que habían adquirido durante el matrimonio de casi veinte años. Garro en 1969 impugnó esa resolución por lo que finalmente no pudieron divorciarse y ante la ley continuaban casados.

Elena y su hija regresaron a México el 10 de junio de 1993 para vivir en Cuernavaca, en las peores condiciones, solas, abandonadas y relegadas por el gobierno y la sociedad. La única compañía que tenían eran sus gatos. Así vivió la escritora sus últimos 5 años de vida, en su país natal donde era una extraña y considerada por muchos injustamente como una traidora. Donde la leyenda negra continuaba como una nube gris que ensombrecía su vida y su alma, años todavía después de su muerte. Elena Garro abandonó su cuerpo el sábado 22 de agosto de 1998.

No sé cómo no nos hemos vuelto locas.

 Tal vez nos salva escribir, aunque sean tonterías.

 ¡Lo terrible es cuando se nos acaba el papel

 o se termina la cinta de escribir!»- Elena Garro 1979

El libro de Patricia Rosas Lopátegui “Elena Garro sin censura”, es una ventana a la vida íntima de ambos escritores. Es una radiografía a una antología de la vida que la escritora quiso dejar en anonimato mientas vivía, por miedo a las represalias de su exesposo. En palabras de Patricia Rosas Lopátegui: “Elena siempre tenía miedo por las represalias de Octavio Paz, sobre todo las económicas y no por el descrédito de la prensa. Él fue tan terriblemente egoísta, que las castigaba con no enviarles la mesada que les correspondía después del 68, cuando ellas quedaron eliminadas totalmente del contexto político, social y cultural mexicano, cuando nadie les daba trabajo ni siquiera en España, cuando estaban en el exilio, en la miseria”.

En una entrevista realizada por una servidora Jessica J. Báez Márquez, Claudia Rodríguez y Mónica Sagaón, conductoras del programa de radio y podcast Inquietas por el Arte de México, se le preguntó a Patricia Rosas Lopátegui:

Personalmente ¿consideras que los grandes escritores de su tiempo como Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Carlos Fuentes etc. realmente eran superiores a las escritoras como Elena?

“A mí no me parecen superiores, pero sí que están al nivel de ella, los que están tan engrandecidos en esa época pertenecían a un club de Toby. No considero por ejemplo que Vargas Llosa, ni Carlos Fuentes sean superiores, no, ella es superior en todo a ellos, en el manejo del lenguaje, en la construcción de las obras, en ser una escritora multifacética, porque ella brilla. Elena Garro rompe esquemas cuanto a la forma, es vanguardista, avanzada a su época, es una pionera en revelar la opresión de la mujer en la sociedad patriarcal y lo podemos ver en la obra de teatro “Los Perros” por poner un ejemplo”.

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