El Rey Felipe de Inglaterra anunció el cese en sus funciones públicas

El príncipe Felipe de Inglaterra, el marido de la reina Isabel II que cumplirá 96 años el próximo 19 de junio, no volverá a participar en compromisos públicos a partir del otoño boreal, informó hoy el Palacio de Buckingham en un comunicado.
Felipe de Mountbatten, duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón de Greenwich, de 95 años, es el consorte más longevo en la historia de la monarquía británica, a tono con la vitalidad de una reina que ha cumplido 65 años en el trono.
Aunque a partir de otoño «se jubila» y no atenderá compromisos oficiales, el duque goza de relativamente buena salud y, según ha dicho el Palacio de Buckingham, es posible que asista «de vez en cuando» a actos públicos de su elección.
Junto a su esposa, jefa de Estado de 17 países de la Commonwealth, vivió la coronación en Londres en 1953, los divorcios de sus hijos en el «annus horribilis» de 1992 y la muerte en 1997 de Diana de Gales -ex esposa de su primogénito, Carlos-, que tuvo un impacto demoledor sobre la rígida familia real británica.
Casado con una de las mujeres más ricas y famosas del mundo, el príncipe cumplió su papel con más lealtad que fidelidad, según cuentan los cronistas que se hacen eco de su legendario donjuanismo así como de su carácter autoritario, debido en parte a una rígida educación militar.
Espontáneo y a menudo políticamente incorrecto, el duque de Edimburgo tiene fama de malhablado y, sobre todo, de meter la pata, situación que él ha achacado a que a veces la prensa no entiende su humor, reseñó la agencia EFE.
El duque hizo gala ayer mismo de su estilo jocoso, esta vez atinado, cuando al inaugurar unas nuevas instalaciones en el club de críquet de Lord’s en Londres bromeó: «Ahora van a ver al develador de placas más experimentado del mundo».
En un discurso pronunciado en 1986 en una reunión del Fondo Mundial de la Naturaleza, que presidía, dijo: «Si tiene cuatro patas y no es una silla, si tiene dos alas y vuela, pero no es un avión, y si nada, pero no es un submarino, los cantoneses seguro que se lo comen».
Y, durante la cumbre del G20 celebrada en Londres en 2009, cuando el entonces presidente estadounidense, Barack Obama, le explicó que en la apretada agenda de reuniones que afrontaba se había entrevistado con el entonces primer ministro Gordon Brown, su sucesor, David Cameron, y el entonces presidente ruso Dmitri Medvédev, Felipe le respondió: «¿Y los puede distinguir?».
Nacido en 1921 en la isla griega de Corfú, el príncipe Felipe está emparentado con varias casas reales europeas, entre ellas la danesa, la griega, la noruega, los Romanov en Rusia y los propios Windsor de Inglaterra, pues es primo lejano de su esposa, a la que conoce desde los 18 años.
Cuando ambos se casaron, al tiempo que renunció a sus derechos de sucesión en Dinamarca y Grecia, Felipe cambió de nacionalidad, de religión y de apellido (adoptó el materno de Mountbatten, britanización a su vez -en 1917- del original Battenberg, en su origen una rama menor de la nobleza alemana.
La descendencia le ha dado disgustos al duque de Edimburgo pues tres de sus cuatro hijos se separaron y uno de los divorcios, el de Carlos y Diana, fue sonado.
La antipatía que sentía el príncipe Felipe por su nuera Diana de Gales era pública y tuvo consecuencias cuando la princesa murió en 1997 en un accidente de tráfico en París junto a su entonces novio, Dodi Al Fayed.
El padre de éste, el empresario egipcio Mohamed al Fayed, llegó a acusar años después al duque de Edimburgo de ordenar a los servicios secretos británicos que asesinasen a Lady Di y Dodi, por el riesgo que su relación tenía para la Corona.
Además de cuatro hijos, el duque de Edimburgo tiene ocho nietos y cinco bisnietos, entre ellos el príncipe Jorge de Cambridge, nacido el 22 de julio de 2013 en Londres y futuro rey de Inglaterra.
Hoy temprano, la casa Real británica convocó a una reunión de urgencia en el Palacio de Buckingham, que la BBC se apresuró en aclarar que no estaba vinculada con la salud del príncipe Felipe.
«Habrá una reunión del personal en el palacio de Buckingham esta mañana. No concierne a la salud ni de la reina ni del príncipe Felipe», aclaró en Twitter el experto en la casa real británica de la cadena pública británica, Peter Hunt.
Isabel II, que celebró en febrero 65 años en el trono, acaba de regresar a Buckingham, su residencia oficial en Londres, tras pasar la Semana Santa en Windsor.
Ayer, la Casa de Windsor emitió una moneda para conmemorar el centenario de la fecha en la que abjuró de su origen alemán, borró los rastros de su nombre inicial de Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha, y se recicló, por conveniencia política, como familia de la aristocracia británica.
En la moneda figura su emblema, donde puede apreciarse la torre del castillo de Windsor con el estandarte real y rodeada de dos ramas de roble.