Por la Dra. Maureen Birmingham, representante de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud en Argentina.
En todo el mundo, los equipos de salud están en la primera fila de la lucha global para frenar la propagación de COVID-19. Arriesgando sus vidas para salvar a otros, nos inspiran a todos con su heroica dedicación y sacrificio. Este 7 de abril, Día Mundial de la Salud, aprovechemos la ocasión para honrarlos, con el ánimo de que nuestra gratitud se traduzca en el apoyo tangible que necesitan y merecen.
El Día Mundial de la Salud marca una de las actividades centrales del “Año Internacional de los Profesionales de Enfermería y de Partería”, actores decisivos dentro de los equipos de salud, los cuales se encuentran en el centro de la respuesta a la pandemia por el nuevo coronavirus. El personal sanitario proporciona la atención necesaria a los pacientes con COVID-19, a menudo en circunstancias difíciles, y corre mayores riesgos de contraer la enfermedad en el curso de su labor. Mientras tanto, hay personal de salud que sigue, en este contexto complejo, manteniendo otros servicios de salud esenciales.
Por eso es central que se protejan y que cuenten con las herramientas y conocimientos para poder hacerlo. Es importante que el personal de salud siga las orientaciones de quienes dirigen los establecimientos de salud para protegerse de COVID-19. Además, es clave que se garantice la provisión de equipos completos de protección personal -incluidos los barbijos quirúrgicos- para el personal sanitario, para que puedan seguir trabajando de manera segura.
La protección de los trabajadores de la salud también debe incluir medidas para evitar el agotamiento y asegurar el acceso a servicios psicosociales donde puedan recibir orientación y apoyo. Sin dudas, son momentos difíciles, de muchas presiones, no sólo en lo laboral, sino también en lo personal. Y es esperable que el personal sanitario pueda sentirse triste, fatigado o abrumado por la situación. El armado de grupos de contención psicosocial para los trabajadores en su lugar de trabajo es fundamental.
Por otro lado, dada la necesidad de expandir rápidamente los servicios para poder atender mayor cantidad de pacientes, el gran nudo crítico puede ser la cantidad de personal de salud disponible con la formación y especialidad que corresponden a las necesidades.
Frente a esta situación, se puede incluir personal de otras especialidades relacionadas que puedan estar orientadas para apoyar, además de incorporar trabajadores que están por egresar este año, jubilados u otros voluntarios que puedan responder a la demanda. También, el uso innovador de tecnología, como las apps para automonitoreo en la comunidad, herramientas para ayudar con el seguimiento de contactos o la telemedicina pueden ser de mucha utilidad para ayudar a suplir la falta de profesionales.
Estamos en una crisis inédita que puede convertirse en un impulso y un punto de partida para cambiar ciertos ejes de la economía, el ambiente y la sociedad para que sean más sanos en un mundo más equitativo, sostenible y resiliente. Esto incluiría una mayor inversión en los sectores sociales, incluso el sistema de salud y las funciones esenciales de salud pública.
Asimismo, incluiría mucha más inversión en el personal de salud, en la rectoría y gobernanza de este personal y en sus condiciones de trabajo para asegurar su adecuado número, formación y distribución, así como el acceso y calidad de los servicios de salud.
En particular, dado la deficiencia significativa de cantidades de enfermeras y enfermeros en el país, podemos aprovechar este año internacional de la enfermería como una gran oportunidad para jerarquizar y potenciar esta profesión, tomando las medidas concretas y eficaces para aumentar su cantidad y disponibilidad. El país los necesita para asumir las funciones esenciales de salud pública y lograr la salud universal basada en la atención primaria con servicios integrales y equipos interprofesionales para no dejar a nadie atrás y para resistir nuevas emergencias sanitarias.