Investigadores británicos han descubierto una terapia genética que actúa sobre el mecanismo que hace que perdamos memoria con la edad y consigue revertir el proceso.
Uno de los efectos secundarios de hacerse viejo es que perdemos memoria. Esto se debe a unas estructuras que hay en nuestro cerebro que cuando llegamos a cierta edad nos hacen perder la capacidad de retener información nueva y de aprender. Pero una nueva terapia genética, descubierta por un grupo de investigadores del Reino Unido, es capaz de revertir ese proceso.
Estudios recientes han demostrado que la culpa de que perdamos memoria con la edad la tienen las redes perineuronales (PNN). Este tipo de redes, son estructuras similares a un cartílago que rodean ciertos grupos de neuronas cerebrales y pueden llegar a limitar su capacidad para crear nuevos recuerdos, aprender y adaptarse.
Las PNN contienen compuestos conocidos como condroitín sulfatos. Entre ellos están el condroitín 4-sulfato, que inhibe la acción de las redes y su neuroplasticidad, y el condroitín 6-sulfato, que la promueve.
En los seres humanos las PNN empiezan a desarrollarse cuando somos críos, alrededor de los cinco años de edad. Y en nuestros primeros años nos ayudan a que el cerebro sea menos plástico y seamos capaces de crear conexiones neuronales estables.
A medida que envejecemos, el equilibrio de estos compuestos cambia y los niveles de condroitina 6-sulfato disminuyen. Esto provoca que nuestra capacidad de aprender y formar nuevos recuerdos, es decir, nuestra memoria, se debilite.
En un nuevo estudio publicado por investigadores de la Universidad de Cambridge y de la Universidad de Leeds en la revista Molecular Psychiatry, se muestra como manipulando la composición de sulfato de condroitina de las PNN se puede restaurar la neuroplasticidad y aliviar los déficits de memoria relacionados con la edad.
Cómo funciona este tratamiento
Para demostrarlo, el equipo realizó una serie de pruebas de memoria en ratones de 20 meses, considerados muy viejos, que presentaban déficits de memoria en comparación con otros más jóvenes, de seis meses.
Luego utilizaron un vector viral — un virus modificado genéticamente que se encarga de suministrar el tratamiento a las células — para aumentar los niveles de condroitín sulfato 6 en las PNN de los ratones y volvieron a realizarles las pruebas. Comprobaron que el tratamiento había restablecido completamente la memoria en los ratones más viejos hasta un nivel similar al observado en los más jóvenes.
Para asegurarse de entender el papel que tiene la condroitina 6-sulfato en la pérdida de memoria, los investigadores realizaron un nuevo experimento. Criaron ratones que habían sido modificados genéticamente para que sólo fueran capaces de producir un nivel del compuesto similar al que tienen los ratones más mayores.
Estos ratones, incluso en los primeros meses de vida, mostraron signos de pérdida de memoria prematura. Sin embargo, al aplicarles el tratamiento para regular sus niveles de condroitina 6-sulfato, observaron que los ratones habían recuperado la memoria y la plasticidad cerebral a niveles similares a los de los ratones sanos.
“Aunque nuestro estudio se realizó sólo en ratones, el mismo mecanismo debería funcionar en los humanos: las moléculas y estructuras del cerebro humano son las mismas que las de los roedores. Esto sugiere que puede ser posible evitar que los humanos desarrollen pérdida de memoria en la vejez», asegura James Fawcett, profesor del Centro John van Geest para la Reparación Cerebral de la Universidad de Cambridge y el autor que ha liderado este estudio.
El siguiente paso para el equipo es probar la eficacia de este tratamiento en humanos. De momento ya han sido capaces de identificar un posible fármaco que puede tomarse por vía oral e inhibe la formación de las PNN. Este medicamento ha demostrado que funciona en ratones y ratas, tras su aplicación los investigadores han podido comprobar que la memoria perdida por el envejecimiento se restaura.
También aseguran que puede ser efectivo para la recuperación de lesiones de la médula espinal y están estudiando si podría ayudar a aliviar la pérdida de memoria en enfermedades como el Alzheimer.
Por Omar Kardoudi
Fuente: El Confidencial (www.elconfidencial.com)