Aunque actualmente el limón se cultiva en todo el mundo y se puede encontrar en todos los mercados a lo largo del año, el limonero es originario del sudeste de Asia.
Los botánicos creen que ya se producía desde hace más de 2.500 años y se fue expandiendo hacia Occidente de la mano y conocimiento de los árabes (de hecho, la palabra limón procede del término árabe ‘laimún’), que lo difundieron a partir del siglo X por la cuenca mediterránea.
Sin embargo, el limón fue prácticamente desconocido para los griegos y los romanos hasta que ya en la Edad Media comenzó a ser consumido habitualmente.
La pulpa jugosa de ese fruto vistoso y brillante consiguió rápidamente, y debido a su sabor ácido y fresco, ser muy demandado en aquellas zonas en las que, con la extracción de su jugo, sus habitantes conseguían bebidas refrescantes que aliviaban la sed en épocas de altas temperaturas.
No sólo un clima benéfico, también una tierra fértil, fueron las condiciones ideales para que el limón consiguiera arraigar y hacerse popular, por sus propiedades curativas en la salud y su papel en la gastronomía, siguiendo lentamente el camino hacia Occidente..
En el siglo XVI fue introducido en el continente americano por los exploradores españoles. Y, durante el siglo XVIII, el limón se hizo indispensable entre los marineros, que lo solían comer en abundancia en sus largas travesías porque sabían que les protegía del escorbuto, enfermedad muy corriente cuando existe una carencia de vitamina C (ácido ascórbico) por la escasez de alimentos frescos en el barco y cuyas provisiones solían acabar pudriéndose.
Aunque se conocían los beneficios del limón para la salud, no fue hasta 1932 cuando se descubrió la riqueza que contenía este cítrico rico en vitamina C.
Según su tamaño, los limones se pueden clasificar en pequeños, medianos y grandes. Y por su color en verdes y amarillos, con una pulpa muy jugosa y aromática y que contiene escasas semillas.
Los climas más benéficos para su crecimiento son los templados y los tropicales.
En la actualidad, la producción mundial la encabezan México, la India, Argentina e Irán. En quinta posición de encuentra España, la principal proveedora de limones al resto de países europeos.
Las variedades más destacadas de esta fruta son:
- Común: es la más típica de la zona de Murcia. Tienen un color amarillo intenso y un contenido de alrededor del 50 % de zumo.
- Real: de corteza más gruesa, con una mayor cantidad de pulpa y menor porcentaje de zumo.
- Eureka: la más abundante en los países americanos. Se caracteriza por ser más pequeño de lo habitual, pero, en su defecto, posee una gran cantidad de zumo.
- Verdelli: de origen italiano, donde es muy abundante, con un zumo de sabor agradable y bastante peculiar.
- Verna: de forma alargada, constituye una de las principales variedades en España y algunas zonas de Italia.
- Lisbon: limón de tamaño medio, muy abundante en las regiones mediterráneas. Es el más jugoso y ácido entre los limones, además de ser muy apreciado por su agradable sabor.
El limón es una fruta de escaso aporte calórico y baja en grasa. Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), 100 gramos de limón suponen sólo 44 kilocalorias y la ingesta de 0,4 gramos de grasas totales.
Y 100 mililitros de zumo de limón casero aportan el 62% de las necesidades diarias de vitamina C, fundamental para proteger los vasos sanguíneos, beneficiar la salud de los huesos, los dientes y la piel.
Además, la vitamina C del limón ayuda a la cicatrización de heridas; favorece la absorción del hierro y juega un papel crucial en el correcto funcionamiento del sistema inmunitario, por lo que previene las infecciones y otras enfermedades.
Entre los minerales que aporta el limón se encuentran el potasio, selenio, hierro y magnesio en dosis significativas. Junto con la vitamina C y las del grupo B y E que también contiene, potencia la actividad de los glóbulos
Su consumo regular ejerce una acción beneficiosa sobre el sistema cardiovascular, en casos de arteriosclerosis e hipertensión arterial, debido a que los ácidos cítricos ayudan a oxidar y eliminar las grasas que obstaculizan el trabajo del corazón.
Estimula las secreciones biliares y ayuda a metabolizar las grasas, por lo que es beneficioso para los enfermos del hígado y de la vesícula biliar.
Por sus propiedades refrescantes antisépticas y su contenido en vitamina C, el limón alivia ciertas afecciones de las vías respiratorias, así como algunas inflamaciones de la garganta, afonía y amigdalitis.
En gastronomía, el limón es una fruta muy utilizada no sólo para condimentar o macerar carnes o pescados, también para elaborar salsas, (un chorrito de limón, huevo y aceite son los elementos básicos de la popular mayonesa), y bebidas, debido a que su sutil acidez resalta otros sabores.
En repostería es un producto muy utilizado tanto para aromatizar como producto estrella en la tan conocida tarta de limón, así como para el limón congelado o granizado.
Hay platos elaborados como el cebiche, en América Latina, en los que el limón es imprescindible para darle un toque de sabor. Y cocinas como las de algunos países árabes en los que se realizan con esta fruta encurtidos con sal para tajines, sopas o ensaladas.
Gracias a su alto poder antioxidante, permite prevenir la oxidación de otros alimentos, frutas y verduras como las manzanas, las alcachofas o la coliflor.
También permite que aguanten más frescas elaboraciones como el guacamole. Además, un limón partido en dos ayuda a disipar los malos olores en la nevera, así como a evitar las moscas y mosquitos colocando varios clavos (especia) en su pulpa.