Por Matías Gregorio
Salta vive una situación crítica. Las comunidades wichís ubicadas en el norte de la provincia sufren las consecuencias de años de postergamiento en el acceso a sus derechos básicos por parte de los gobiernos municipales, provinciales y nacionales. Día a día, las madres de cientos de niños deben emprender la dura misión de conseguir algo de agua y comida para sus hijos. La salud es precaria, la educación un privilegio y la alimentación un drama. Este contexto se cargó hoy a la séptima víctima fatal en lo que va del año: una niña de cinco años murió en los brazos de la ministra de Salud provincial, Josefina Medrano, por un cuadro de deshidratación. Para conocer en profundidad la problemática, CLG dialogó con el periodista salteño Tito De Vita.
Los portales, radios y canales televisivos de Salta dieron a conocer este viernes el fallecimiento de la menor en el Hospital de Santa Victoria Este, donde los trabajadores denunciaron que ni siquiera tienen comida para entregarles a los pacientes internados. La niña ingresó entre las 9.30 y las 10.15 con vómitos y diarrea producto de un fuerte cuadro de deshidratación y sufrió un paro cardiorespiratorio. En ese momento la ministra de Salud, Josefina Medrano, que es pediatra, estaba en el hospital con funcionarios de Buenos Aires, y al enterarse de la situación acudió a la guardia e intentó reanimarla durante varios minutos, sin éxito.
La chiquita era oriunda de la comunidad de San Luis, ubicado a 8 kilómetros del hospital donde fue atendida. La ministra provincial participó del velatorio y luego tomó un vuelo desde Santa Victoria Este hacia Salta capital, donde hablará del caso. Dos días atrás, funcionarios nacionales habían visitado el municipio salteño, entre ellos Victoria Tolosa Paz, titular del Consejo Federal de Políticas Sociales, en el marco del programa Argentina Contra el Hambre.
«El problema no nació ahora, viene desde siempre, incluso desde antes de los doce años de gobierno de Juan Manuel Urtubey. Pero nunca se visibilizó de la manera que lo está haciendo el gobernador Gustavo Sáenz. Antes las estadísticas no eran informadas», pronunció el periodista de Somos Salta.
De Vita explicó que la conjunción de varios factores derivaron en la dramática situación, entre ellos «la ausencia del Estado, los parajes alejados, el hecho de que arman las casas cerca del río Pilcomayo que se desborda a menudo, la falta de agua, la presencia de muchos bichos y las altas temperaturas». Además, aseguró que «el problema no se va a terminar y los chicos se van a seguir muriendo». «Parten camionetas todos los días llevando donaciones, ayudas, pero no alcanza. Lamentablemente, todo lo que se puede hacer es poco», aseveró.
El periodista consultado, que también se desempeña en FM Pacífico 92.9 y Pacífico TV, describió a las comunidades wichís: «Están en parajes muy lejanos, donde hay caciques que si no confían en vos no te dejan entrar. Muchas veces no dejan ser asistidos y la información llega cuando el chico ya se está muriendo, no es que van previamente a un hospital. No obstante, el Estado tiene que recorrer el territorio. Por más que digan que es un tema cultural, hay que acostumbrase a cómo son ellos y llevarles soluciones».
La crisis sanitaria y alimenticia que atraviesa el norte salteño tomó dimensión nacional y el propio ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, estuvo en la provincia para interiorizarse de la situación y coordinar equipos integrados por trabajadores de la cartera que se quedaron en el lugar. De hecho, hoy estuvo en Rosario, donde fue consultado sobre el tema. «El problema es el agua», advirtió, al asegurar que el agua contaminada causa diarrea y deshidratación. Al cuadro, agregó, se suma la falta y mal funcionamiento de las ambulancias y las largas distancias hasta los centros médicos.
De Vita confirmó que en la jornada de ayer llegaron al norte argentino las 65 mil tarjetas alimentarias que enviaron desde el Gobierno de Alberto Fernández. «Se están repartiendo tarjetas, bolsones y agua potable hasta que funcionen las seis plantas potabilizadoras que está construyendo el ejército. El gobierno nacional se está moviendo con mucha presencia, al igual que el provincial enviando nutricionistas y pediatras, junto con las tropas federales que hasta hacen pozos de agua».
Después de conocerse la sexta muerte, el gobernador Sáenz declaró la emergencia sociosanitaria. La medida tendrá una vigencia de 180 días y podrá ser prorrogada por 90 días más. Apunta a cubrir de forma inmediata las necesidades de alimentación, salud y agua segura de los pobladores de los departamentos de San Martín, Rivadavia y Orán. Además, convocó a una mesa multisectorial que reunió a legisladores nacionales y provinciales, rectores de universidades y funcionarios para afrontar la situación del norte provincial. En la cita no hubo representantes de la comunidad wichí, en una provincia que tiene 400 comunidades indígenas. De ellas 270 son de origen wichí y habitan los parajes del chaco salteño. Se estima que la población de este grupo asciende a 40 mil personas.
«El problema que tiene Saenz es los chicos que se le mueren. Cambió todo el eje del gobierno, sólo se está dedicando a eso. Y hay comités de crisis, reuniones, gente que viaja al lugar y que se instaló allí», narró el periodista consultado. Según dijo, aún hay entre 12 y 14 chicos internados en un estado de riesgo, y entre 4 y 5 en gravedad. «Las estadísticas de hablan 18 o 20 chicos salteños por año que pierden la vida por desnutrición», indicó.
En este marco, afirmó que «los hospitales de la zona no están preparados». «Es muy difícil conseguir que los médicos se instalen en esos parajes. Hace falta presencia médica permanente y convencer a los caciques que van para cuidar a los chicos, no por otro interés. Es un tema que nos va a llevar décadas pero se va a solucionar», confió De Vita.
Hasta el momento, no hay consuelo para la situación que se está viviendo en el norte provincial. Incluso, las Naciones Unidas (ONU), junto a Unicef, la Organización Mundial de la Salud/Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS) y la Oficina para América del Sur del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, emitieron un comunicado donde manifestaron su preocupación por el «fallecimiento de seis niños y niñas» del pueblo nación wichí, en el norte salteño y se pusieron «a disposición para colaborar en la emergencia sociosanitaria declarada por la provincia de Salta».
Los casos
El primero tuvo lugar el 7 de enero pasado, cuando un nene falleció en el Hospital Materno Infantil, en Salta Capital. No se reconoció la desnutrición como causa pero sí el riesgo nutricional. El niño de un año y dos meses era de La Mora, comunidad wichí del departamento San Martín, ubicada cerca de la ciudad de Tartagal.
El segundo fue comunicado por el mismo gobierno provincial el 11 de enero. El niño wichí de dos años era de Misión El Quebrachal. Falleció en su domicilio. Los estudios preliminares de la autopsia confirmaron que al menos tenía bajo peso.
La tercera muerte tuvo lugar el mismo día en el Hospital de Santa Victoria Este. Se trató de un niño de dos años oriundo de la comunidad wichí de Rancho El Ñato. El informe indicó una insuficiencia orgánica a causa de una deshidratación por vómitos y diarrea.
La cuarta fue el 17 de enero, una nena de dos años y 8 meses falleció tras ser trasladada de Morillo (en Rivadavia Banda Norte) al hospital de mayor complejidad de Orán. Aunque las autoridades de Salud culparon a los padres por «consulta tardía» de una diarrea de cinco días, el caso no quedó demasiado claro.
La nena había entrado por consultorio un lunes, la estabilizaron hasta el jueves. En ese tiempo se había comenzado a recuperar pero el jueves empezó con convulsiones. La trasladaron a Orán y falleció allí el viernes. Se negó que la causa de la muerte fuera la desnutrición (tanto los padres como desde el Ministerio). Una información extraoficial señala que la muerte fue causada por la prescripción errónea de un medicamento, versión que el Ministerio de Salud negó de plano.
La quinta muerte de un niño de ocho meses en el Hospital Juan Domingo Perón de Tartagal fue el 21 de enero. Algunas versiones insistieron con la desnutrición pero médicos confirmaron que el niño estaba con el peso adecuado. El nene, oriundo de la Comunidad wichí Las Vertientes (en jurisdicción del municipio de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia), fue trasladado en vuelo sanitario. Los médicos afirmaron que la muerte fue a raíz de un problema respiratorio. Y el gobierno culpó a los padres por haber obstaculizado el traslado de los niños, lo que generó manifestaciones de indignación en los medios y redes sociales por las declaraciones oficiales.
El sexto caso fue de un nene de un año y diez meses de la comunidad wichí El Tráfico, en la localidad de Embarcación, el 26 de enero. Según el certificado de defunción que facilitaron las autoridades de la comunidad, el niño falleció a raíz de un paro cardiorrespiratorio y, entre las causas que lo originaron, se indica la deshidratación y la desnutrición. Perdió la vida camino al hospital de mayor complejidad de Embarcación.