Opinión de Marisa Plano

Educar para humanizar


Por Marisa Plano

A veces se habla de educación como si fuera solo un camino hacia el conocimiento, una acumulación de saberes que se mide en títulos o resultados. Pero educar, en su esencia más profunda es mucho más que eso, es acompañar a otro ser humano a descubrir quien es , a creer en su valor y a encontrar su lugar en el mundo. Educar es sembrar esperanza donde a veces hubo abandono, y abrir puertas donde antes solo había muros.

La verdadera educación no se enseña únicamente con la palabra, sino con el ejemplo. Con la mirada que comprende, con la mano que sostiene, con el gesto que incluye. Porque detrás de cada alumno hay una historia que merece ser escuchada, una voz que pide ser reconocida. Cuando un docente enseña con el corazón, deja huellas que ni el tiempo ni la distancia borran.

Hoy más que nunca, necesitamos una educación que despierte la empatía, que abrace las diferencias y que promueva la justicia. Una escuela que forme seres humanos sensibles, capaces de transformar su entorno con respeto, ternura y compromiso. No se trata solo de aprender contenidos, sino de aprender a convivir, a pensar con libertad y a mirar al otro con compasión.

Educar es, en definitiva, un acto de fe. Es creer que cada niño, cada joven, cada persona tiene un potencial inmenso, aunque a veces ni ellos mismos lo sepan. Es confiar en que el amor, cuando se vuelve enseñanza, puede cambiar destinos.

PORQUE EDUCAR NO ES SOLO ENSEÑAR A VIVIR, SINO ENSEÑAR A VIVIR CON SENTIDO.

Fuente Foto; caritasmafrig.org