Por Ariana F. Santillán (MN 161646), obstetra especialista en fertilidad.
Cada vez son más las mujeres o parejas que eligen aventurarse en un embarazo después de los 35, 40 o incluso, más de 45 años. El crecimiento personal, profesional y laboral, la elección de una segunda carrera, la situación económica o bien construir una pareja (o iniciar una segunda), son algunos de los tantos factores que influyen y se entrelazan a la hora de decidir un primer o segundo embarazo a edades biológicamente avanzadas.
Los avances de los últimos años en métodos diagnósticos, así como en la fertilidad y salud reproductiva de las mujeres, incluyendo herramientas tan valiosas como la cripreservación de ovocitos o la ovodonación, han venido a acompañar estos cambios.
¿Qué sabemos sobre estos embarazos?
En primera instancia, es menester saber que habrá mayor riesgo de patologías maternas y/o fetales. El abordaje precoz, e instaurar medidas preventivas, serán suficientes para la prevención de algunas de ellas. Y en aquellas que indefectiblemente sucedan, será fundamental el adecuado control prenatal.
¿Y entonces?
Si bien siempre es el objetivo, lo idea es hacer una consulta preconcepcional que nos permita conocer patologías previas, y poder asesorar sobre cuidados y hábitos, vacunación, alimentación y por supuesto, sobre la tan nombrada en estas épocas «reserva ovárica». En algunos casos, las condiciones médicas previas como hipertensión arterial, diabetes, o enfermedades autoinmunes, entre otras, pueden requerir de cuidados prenatales de mayor complejidad, o un abordaje conjunto e interdisciplinario y preparación para el embarazo.
¿Cuáles complicaciones pueden presentarse?
Las complicaciones tempranas se asocian a mayor riesgo de abortos espontáneos por diversas causas, aumento de embarazos ectópicos o fuera del útero, así como anomalías cromosómicas o malformaciones congénitas. En la actualidad, la medicina cuenta con valiosas herramientas de diagnóstico prenatal, las cuales pueden aportar información clave para estas situaciones.
El seguimiento de estos embarazos es recomendable que sea abordado con un mayor número de controles o con la sugerencia de algunos otros estudios prenatales, no pedidos en forma rutinaria, pero sugeridos frente a algunas condiciones.
El control de la tensión arterial y del crecimiento fetal son pilares fundamentales, así como la pesquisa de diabetes gestacional. No obstante, algunas complicaciones tardías pueden asociarse con recién nacidos prematuros o con menor peso del esperado al nacer.
La mayoría de los estudios muestran hoy que las mujeres mayores de 35 años tienen altas probabilidades de tener una cesárea, ya sea por las comorbilidades asociadas a su embarazo o bien por dificultades en la progresión del trabajo de parto.
Sin embargo, el control de embarazos en mujeres de mayor edad, es una tendencia creciente, que implica un gran trabajo en equipo.
Es fundamental el correcto asesoramiento y control prenatal, para prevenir potenciales complicaciones y lograr embarazos seguros.
La consulta preconcepcional hecha a tiempo, el asesoramiento sobre riesgos y métodos diagnósticos actuales, el examen ginecológico, entre otros, serán de enorme valor para el seguimiento de estos embarazos.
No dudes en consultar a tu ginecólogo u obstetra sobre tus dudas; el fortalecimiento del cuidado preconcepcional, pre y posnatal serán la mejor prevención en este camino.
Fuente fotografía portada: https://blogs.iadb.org/salud/es/madre-despues-de-los-40/