Feliz día de la madre

Día de la Madre: mientras haya amor habrá esperanza


 

En tiempos donde la miseria en las relaciones humanas se apodera del mundo y cuando parece que la existencia de amores despojados de intereses está en crisis, el Día de la Madre llegó para recordarnos que mientras haya amor habrá esperanza. El cariño de una madre es la prueba más irrefutable de que el amor puro todavía sigue vivo en cada uno de nosotros y en quienes nos rodean. A pesar de todo.

Definir a mamá en palabras siempre es insuficiente. Un amor como no existe otro: puro, único, infinito, noble, grande, incondicional. Es que ser mamá no es solo una cuestión física o biológica, es algo sublime y espiritual, es un querer que va más allá de un lazo de sangre y que trasciende la propia muerte.

Y no tiene que ver con creer o no en Dios. Quién puede negar que detrás del amor de una madre hay algo muy poderoso, algo más grande que nosotros. Un susurro compartido, esa intimidad tibia y dulce que solo los que aman pueden escuchar. Por más que pase el tiempo, por ir creciendo, por más que se dibujen distancias en nuestras vidas por esta maldita pandemia, y por más que la muerte nos separe físicamente, sabemos que siempre podemos contar con ese nido acogedor, con los brazos de mamá.

Por eso desde EQC queremos reconocer ese trabajo silencioso y, muchas veces, invisible, injusto. Agradecerles a cada instante todo lo que esas mujeres hicieron por nosotros, cada esfuerzo y sacrificio realizado a lo largo de los años. Porque más allá de las vicisitudes de la vida, siempre quedará su perfume, sus enormes enseñanzas y su ternura en todos los rincones.

Y como escribió el reconocido poeta Honoré de Balzac: «El corazón de una madre es un abismo profundo en cuyo fondo siempre encontrarás el perdón»