Por Marisa Plano*
En un mundo donde tantas personas ven postergado su derecho a aprender, el 27 de Noviembre nos invita a mirar de frente la importancia de la EDUCACIÓN DE JÓVENES Y ADULTOS. Y para quienes trabajamos en este ámbito, esta fecha es más que una efeméride: es una reafirmación de nuestra lucha diaria por la inclusión y la dignidad.
La educación de jóvenes y adultos no es “un segundo intento” , es una nueva oportunidad. Es acompañar historias marcadas por obstáculos, silencios y esfuerzos que muchas veces pasan desapercibidos . Es entender que cada persona llega con su mochila cargada de vida y que lo primero que necesita no es un contenido, sino ser mirada , escuchada y respetada.
Trabajar en este campo es ver de cerca lo que significa volver a empezar. Es escuchar frases como “ya no puedo” “no me va a salir” , o “esto no es para mi” , y transformar de a poquito esas heridas en confianza. Porque en la educación de adultos no sólo enseñamos: SOSTENEMOS, RECONSTRUIMOS AUTOESTIMA Y ABRIMOS CAMINOS QUE PARECÍAN PERDIDOS.
Cada vez que alguien se anima a volver a estudiar, sucede algo profundo: la esperanza vuelve a tener lugar, y ahí estamos nosotros, acompañando ese proceso, poniendo el corazón, creyendo incluso cuando el otro todavía duda.
La inclusión verdadera no se declama: se practica todos los días , en cada oportunidad que se ofrece, en cada gesto que dignifica. Por eso celebro este 27 de noviembre con convicción y con el amor que pongo a mi trabajo.
PORQUE EDUCAR ES UN ACTO DE JUSTICIA, ES DEVOLVER OPORTUNIDADES , ES SANAR . PORQUE CUANDO ALGUIEN DESCUBRE QUE SÍ PUEDE…. AHÍ EMPIEZA LA TRANSFORMACIÓN MÁS HERMOSA.
*Lic. en Ciencias de la Educación
Fuente Foto udep.edu.pe