¿Quién no ha sufrido ansiedad o ha creído padecerla en algún momento de su vida y no ha sabido cómo reaccionar? La clave reside en detectar los síntomas a tiempo y evitar que se cronifique y convierta en un trastorno del que costará salir
De hecho, cerca de un 30 % de la población española ha sufrido o sufrirá un trastorno de ansiedad a lo largo de su vida, según la psiquiatra y catedrática de la Universidad Complutense Inés López-Ibor.
Para 2030 se prevé que se convertirá en el principal problema de salud junto a la depresión y que afectará a más de 300 millones de personas.
“A pesar de estos datos, sigue apareciendo como un trastorno en el que muchos de los pacientes no reciben un tratamiento adecuado”, señala la psiquiatra, quien considera que el estilo de vida actual es en gran medida el factor responsable del aumento de la ansiedad.
“Jornadas de trabajo cada vez más largas, inestabilidad laboral, falta de relaciones sociales y de apoyo, y la continua exigencia para cubrir cada vez más áreas de la vida en un nivel óptimo de desempeño, en definitiva, el estrés de la vida cotidiana“, detalla.
“Si nos encontramos en un momento vital que amenaza nuestro bienestar, es natural sentirnos inquietos y nerviosos, un sentimiento o una emoción que nos prepara para enfrentarnos a esta situación, volviendo a la calma cuando todo se resuelve”.
El problema aparece cuando aparentemente “no estamos ante ningún peligro ni nada amenaza nuestra vida, pero se mantiene esta inquietud y nerviosismo día tras día”, añade.
López- Ibor ha compartido todas estas reflexiones en la guía “(Con)vivir con la ansiedad”, editada por Schwabe Farma Ibérica, y redactada con la colaboración de la Sociedad Española para el Desarrollo y Estudio de la Psicología (SEDEP) y la Fundación Juan José López-Ibor.
En su presentación, Inés López- Ibor y la psicóloga y coordinadora de la SEDEP, Sara Laguna, han hecho hincapíe en la importancia de detectar los síntomas a tiempo.
Laguna ha apuntado que todos tenemos ansiedad en algún momento puntual de nuestra vida, ante un examen o un acontecimiento que nos estresa, “pero el problema está en detectar si esta emoción ante un hecho puntual no desaparece y empieza a limitarnos la vida“.
Detener la ansiedad, detectar los síntomas
De acuerdo con la citada guía, los síntomas que avisan de la ansiedad se pueden clasificar en cognitivos, físicos o fisiológicos, y conductuales
Cognitivos
Se refiere al modo de procesar la información que tienen los pacientes y cómo les afecta a ellos mismos, como pensamientos recurrentes, catastrofistas y anticipatorios, preocupaciones excesivas, dificultad para concentrarse.
También pensamientos muy polarizados, es decir, pensamientos muy extremos: o muy buenos o muy malos, se ve todo o blanco o negro.
Cualquier noticia afecta negativamente.
Físicos o Fisiológicos
Manifestaciones somáticas como, por ejemplo: fatiga, tensión muscular, taquicardia, molestias gastrointestinales, dificultad respiratoria, náuseas o vómitos.
Los problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido, también alertan de este trastorno.
Conductuales
Son observables de manera objetiva en los pacientes. Por ejemplo: sentimientos de agitación, inquietud o impaciencia, irritabilidad, dificultad de concentración.
Hiperactividad, temblores, tartamudeo, ingesta compulsiva o incluso ataques de pánico o temores irracionales.
Descifrando los síntomas más comunes
1.- Preocupación excesiva
Uno de los síntomas más comunes de un trastorno de ansiedad es la preocupación excesiva.
Esta preocupación tiene que ser grave e intrusiva y afectar a la capacidad para concentrarse y realizar, no solo las tareas diarias, sino también una amplia gama de eventos.
Además, aparece de manera automática sin que prácticamente nos demos cuenta, escalando rápidamente el nivel de preocupación.
2.- Sentimientos de agitación, inquietud e impaciencia
Cuando alguien se siente ansioso, parte de su sistema nervioso simpático se potencia.
Esto desencadena efectos por todo el cuerpo, entre ellos: pulso acelerado, palmas sudorosas, manos temblorosas y boca seca.
Estos síntomas ocurren porque el cerebro cree que ha percibido un peligro y comienza a preparar el cuerpo para reaccionar ante la amenaza.
Las citadas reacciones serían útiles en el caso de una verdadera amenaza, y sin embargo pueden ser incapacitantes si el miedo está solo en la cabeza de quien padece esta patología.
3.- Fatiga
Fatigarse fácilmente puede ser otro síntoma potencial de padecer ansiedad generalizada.
La fatiga puede ser una señal de un trastorno de ansiedad si va acompañada de preocupación excesiva. También puede indicar otros trastornos de salud.
4.- Dificultad para concentrarse
La mayoría de las personas diagnosticadas con trastorno de ansiedad generalizada reportan la dificultad para concentrarse.
Algunos estudios muestran que la ansiedad puede interrumpir la memoria funcional, un tipo de memoria responsable de retener información a corto plazo.
5.- Irritabilidad
Buena parte de los pacientes también experimentan irritabilidad excesiva, especialmente cuando su ansiedad está en su etapa más crítica.
Dado que la ansiedad está asociada a una alta agitación y preocupación excesiva, no es sorprendente que la irritabilidad sea un síntoma común.
6.- Tensión muscular
La tensión muscular está fuertemente vinculada a la ansiedad.
Es posible que la tensión muscular como tal aumente la sensación de ansiedad, al igual que es posible que la ansiedad conduzca a una mayor tensión muscular, o que la causa de ambas sea un tercer factor.
7.- Dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido
Los trastornos del sueño son muy comunes entre las personas que padecen ansiedad.
La propia preocupación excesiva sobre el hecho de estar durmiendo poco y mal, es condición suficiente para que el patrón del sueño se vea alterado, lo que a su vez agrava la preocupación, la fatiga general y la dificultad para concentrarse.
8.- Ataques de pánico
Un tipo de trastorno de ansiedad, llamado trastorno de pánico, está asociado con ataques de pánico recurrentes.
Los ataques de pánico producen en quien los padece una sensación de miedo intensa y abrumadora que puede llegar a ser incapacitante.
Este miedo extremo suele estar acompañado por ritmo cardíaco rápido, sudoración, temblores, falta de aliento, presión en el pecho, náuseas y miedo a morir o perder el control.
9.- Temores irracionales
Los miedos exagerados sobre cosas específicas, como a los espacios cerrados, a las alturas, a sufrir alguna lesión, etc. pueden ser una señal de fobia.
Podemos decir que hay muchos tipos de fobias, pero todas implican conductas de evasión y sentimientos de miedo extremo.
Una fobia se define como ansiedad extrema o miedo a un objeto o situación específica.
La sensación es lo suficientemente intensa como para interferir en la capacidad de una persona de funcionar normalmente.
Las fobias tienden a desarrollarse en la infancia o adolescencia y son más comunes en mujeres que en hombres.
Además de explicar la ansiedad, la citada guía ha sido elaborada con el propósito de combatir el estigma de las enfermedades mentales y servir no sólo de ayuda para quienes sufren ansiedad sino también para los que conviven con las personas que padecen este trastorno.
Por Pilar Gónzalez Moreno
Fuente:www.efesalud.com