LIteratura

Desde el exilio, Gioconda Belli y Sergio Ramírez celebraron la escritura


Los escritores nicaragüenses en el exilio Gioconda Belli y Sergio Ramírez cerraron las primeras Jornadas de Literaturas Hispánicas de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), en España, y se refirieron al oficio de la escritura y a la experiencia vital de usar la propia vida como un recurso narrativo.

Gioconda Belli (Managua, 1948), galardonada recientemente con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, y Sergio Ramírez (Masatepe, 1942), ganador del Premio Cervantes, viven exiliados por segunda vez, antes por su oposición a la dictadura de Anastasio Somoza y actualmente por el gobierno de Daniel Ortega.

Para Ramírez, el ex vicepresidente de Nicaragua (1985-1990) en el exilio desde 2021 por orden de Ortega y privado de su nacionalidad, la escritura es un «oficio por el que vale la pena pagar cualquier precio, aún que te quiten el país en que naciste. De todas maneras, la literatura te estará devolviendo siempre, de manera incesante, a ese país indeleble», consigna la agencia alemana DPA.

«Todo esto va quedando en la obra, creo que la inspiración viene de cosas mágicas. Es un mecanismo mágico, cómo empieza a formarse, pero también tiene que ver con la experiencia vital», dijo Ramírez.

En tanto para Belli «la mayor ficción es que hayamos vuelto a la dictadura, después de todo lo que hicimos. Este gobierno va a pertenecer a la historia de la infamia, porque es infame en muchos sentidos, el nivel de sofisticación de la crueldad, de la mentira, es algo que verdaderamente podría pertenecer a una novela. De esta experiencia van a surgir creaciones literarias, ya están surgiendo».

Durante su ponencia Belli manifestó que «todos somos productos de la realidad y de las ficciones» y consideró que «la experiencia vital es la fuente primordial de la ficción».

«Las memorias y vivencias son una mina de posibilidades para la literatura. Ahora, con la autoficción, estamos aceptando ese hecho sin sentirnos forzados a omitir la ficción de la propia experiencia», dijo.

En su caso, la reivindicación del cuerpo femenino fue una forma de rebelión, sostuvo la poeta quien con su primer sueldo compró una máquina de escribir y empezó a escribir poesía erótica, «lo que causó el escándalo en Nicaragua». Y afirmó: «La relación de mi escritura con mi vida es absolutamente existencial».

«Poder escribir en mi lengua es mi refugio, lo fue cuando estuve viviendo en Estados Unidos, no estoy contenta de estar en el exilio, pero poder estar en España, que puede ser la última etapa, no lo veo como un castigo sino como oportunidad para beber de esta fuente que es la literatura escrita en español. Mi identidad está marcada por este idioma».

Por su parte, Ramírez en su exposición se refirió «a los límites difusos entre la historia y la ficción»: «A la hora de vivir los hechos de la independencia, a la exageración se agregará la anormalidad que no dejará de marcar en adelante la historia, y por tanto, la manera de contarla y tomar provecho de ella desde la literatura».

«La crónica de hoy día tiene que ver con la anormalidad, igual que la novela» y mencionó como temas que de ambas «las nuevas dictaduras mesiánicas; el poder social de las pandillas de las Maras en Centroamérica; las exhumaciones de los cadáveres de los desaparecidos por las dictaduras militares del cono sur; o la corrupción, esa piel purulenta que viste al poder político en América Latina».

«Cuando el poder se vuelve anormal, y por tanto adquiere un peso desmedido, o injusto, sobre los individuos, actúa como una deidad funesta que violenta el curso de las vidas, y al trastocarlas, separa y divide, hace posible la soledad de las prisiones y el desamparo del destierro y premia también a su arbitrio, corrompe y envilece, crea el miedo y el silencio, engendra la sumisión y el ridículo, y alimenta el alma de los serviles con la adulación; pero termina creando, también, la rebeldía», propuso.

Ambos participaron en la fecha de la clausura de las «I Jornadas de Literaturas Hispánicas: nuevas narrativas en el siglo XXI» de la UNIR, en Logroño, un evento que reunió durante tres días a representantes de las letras contemporáneas de habla hispana como Manuel Vilas, Mercedes Cebrián, Fernando Iwasaki y Eva Díaz Pérez para dar cuenta del «boom» de la narrativa escrita en esta lengua a ambos lados del Atlántico.

Belli y Ramírez también participaron en la mesa redonda ‘Queremos tanto a Nicaragua’, moderada por Yannelys Aparicio, investigadora principal del Grupo de Estudios Literarios sobre la Mujer en España y Latinoamérica (GREMEL) de UNIR.

Por otro lado, durante el seminario, ambos escritores recibieron la noticia del otorgamiento conjunto del Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña, que entrega el Ministerio de Cultura de la República Dominicana en reconocimiento a la productividad, trayectoria y excelencia literaria, así como la crítica y la creación de pensamiento de destacados intelectuales a lo largo de su vida, que vuelve a otorgarse tras siete años.

La Jornada fue clausurada por la vicerrectora de Acción Cultural de UNIR, María Teresa Santa María, quien opinó que el exilio es una dimensión más de los confinamientos, encierros o encarcelamientos porque es un «confinarnos en un país ajeno», un peregrinaje constante que «sigue siendo la maldición de muchos escritores».