Teatro

Cristina Banegas estrena «Manuela Rosas, destino de exilio»


Cristina Banegas y Elena Gowland son las protagonistas de la instalación teatral de Graciela Camino «Manuela Rosas, destino de exilio», creada a partir del hallazgo de una serie de cartas que Manuelita escribió a una amiga durante su exilio junto a su padre Juan Manuel en Inglaterra.

Se trata de 11 cartas inéditas de Manuelita Rosas envió a su amiga Petronila Villegas de Cordero en Buenos Aires, durante un período que abarca veinte años de su destierro en Londres.

La instalación creada por Camino y que está basada en el libro de Lidia González «Jamás escribo lo que no debe verse», que da cuenta de este hallazgo, estrena este sábado y estará en cartel los cuatro sábados de noviembre a las 19 en El Excéntrico de la 18 (Lerma 420).

«Partimos de una intuición, pensando que era posible armar con esos hilos históricos y documentales, una urdimbre poética», aseguró a Télam Camino sobre la decisión de realizar esta puesta, que cuenta con dibujos en arena de Alejandro Bustos.

«Lo hicimos alejadas de cualquier pretensión académica -agrega-. En ese viaje largo de los ensayos, fuimos encontrando el dispositivo escénico. Con Banegas y Gowland, armamos el telar y empezamos a tejer».

Hablando sobre las relaciones entre lo íntimo y la público, sobre todo en figuras de la relevancia de la hija de Rosas que ocupó un lugar central en la constitución familiar a partir de la muerte de su madre, Encarnación Ezcurra, en 1838, Caminos aseguró:

«Desde el principio, estuve segura que la intimidad de una correspondencia doméstica y casi nimia en su decir, encubría y también develaba el marco imponente de más de veinte años de historia, en la mirada de una familia que había sido decisiva en la construcción de la patria. Y la jefa de esa familia era Manuela Rosas».

«Como siempre -señaló-, lo personal es político, y ahí estuvo el desafío. Hacer visible esa tensión. Las visuales de Alejandro Bustos, son la expresión de esa búsqueda, el signo escénico que perfora el mundo doméstico y abre la historia. En esa dirección pensó Wenchi Lazo el campo sonoro de la puesta».

La figura de Manuela, la niña Manuelita, la evocamos como imagen de un cliché de abanico y peinetón. Así la recuerda la historia más popular.

«La figura de Manuela, la niña Manuelita, la evocamos como imagen de un cliché de abanico y peinetón. Así la recuerda la historia más popular».

Hablando sobre la historia que hizo posible «Manuela Rosas, destino de exilio», Caminos contó: «Las cartas, inéditas hasta hace poco tiempo, y que fueron encontradas por Lidia González, fueron el primer motor».

«A partir de allí -explicó, quien dirige el dispositivo y creó la dramaturgia- construimos un periplo que va desde la figura brillante de Manuela como reina de un Versalles criollo, con la luminosidad del poder absoluto, hasta sus años ensombrecidos por el olvido en un exilio sin retornos».

«Otras voces –agregó-, nos parecieron ineludibles para completar el universo de la protagonista. Allí están entonces, su madre y su padre. En una filiación que define su destino de exilio».

Sobre la figura de Manuela y el trabajo en la puesta, la directora contó que «la figura de Manuela, la niña Manuelita, la evocamos como imagen de un cliché de abanico y peinetón. Así la recuerda la historia más popular».

«Por fidelidad y por urgencia -afirmó-, Manuela se desterró. Desobedeció a su padre en un gesto personal y desafiante: se casó con quien no le estaba permitido hacerlo, tuvo hijos a una edad imprevista, fuera de las costumbres de la época; manejó una economía doméstica basada en la escasez y en la lucha por recuperar algo de lo que los gobiernos de turno habían usurpado a su familia; acompañó a su padre y también tomó distancia de él; construyó su hogar cerca pero lejos de aquél absoluto, lo que no habrá sido tarea fácil».

«Con esta lectura del personaje -concluyó-, construimos una poética. Para nosotras, mujeres del Siglo XXI, es insoslayable la mirada de género que pone en foco los asuntos de puertas adentro. Ahí están las palabras de Manuela para reafirmarlo «jamás escribo lo que no debe verse».

Además destacó que «la construcción del personaje de Manuela está armada sobre la convicción de dejar a la vista del espectador el paso del tiempo y la persistencia de un cuerpo (el de Cristina Banegas) asumiendo sin subterfugios ese devenir».

La obra aborda 11 cartas inéditas de Manuelita Rosas envió a su amiga Petronila Villegas de Cordero en Buenos Aires, durante su destierro en Londres.

La obra aborda 11 cartas inéditas de Manuelita Rosas envió a su amiga Petronila Villegas de Cordero en Buenos Aires, durante su destierro en Londres.

«Elegí no disimular a la actriz, no recurrir a efectos que enmascaren la ficción. Banegas compone desde la gracia de Manuelita como «Estrellita Federal», hasta ser Manuela en el ocaso londinense. Sólo una actriz como ella hizo posible esta propuesta», finalizó.

«Manuela Rosas, destino de exilio», se puede ver los sábados de noviembre a las 19 en El Excéntrico de la 18 (Lerma 420).