Por Cecilia Taburet
En el contexto actual se observa una exacerbación de “consumo” de noticias sobre la situación socio-económica y política, que generan una sobrecarga de información y posibles síntomas tales como ansiedad, angustia, falta de concentración y fatiga. Uno de los efectos de dicho exceso será el cansancio o agotamiento mental y corporal. Tomar consciencia de esta tendencia en ascenso posibilitará una limitación del acceso a la información para prevenir y limitar dicha sobrecarga.
En el día a día por donde se transite, se escuchan comentarios sobre el actual escenario, preocupación que da como resultado un estrés sostenido en el tiempo. Será relevante intentar la autorregulación relativa al ingreso de noticias para evitar la saturación.
Algunas sugerencias para transitar estas situaciones que reinciden: proponerse informarse pero con límites, horarios estipulados, desconectar las notificaciones de los dispositivos electrónicos, si es posible apagar el celular durante la noche para propiciar un mejor descanso, sin “sobre saltos” o hipervigilancia. Informarse es necesario pero la sobre información puede no ser bien procesada, generando estrés crónico y síntomas físicos y psíquicos, y en la mayoría de los casos afectando otras áreas significativas.
Otra alternativa será limitar las conversaciones, poder salirse de la queja que genera malestar, dar paseos al aire libre, desconectar de lo visual y auditivo para dar paso a otras sensaciones tales como un buen baño, música que calme, generar pequeñas “pausas” y también identificar el impacto en el cuerpo, tales como cansancio, dolores, desregulación del apetito o dificultades para conciliar el sueño.
Si es factible comenzar una actividad física para propiciar la relajación, y realizar encuentros con amigos que brindan deshago y alivio. Una de las circunstancias que insiste es el “sobrepensamiento“. A qué nos referimos con este término: pensamientos de manera recurrente, espontánea y que causan un impacto emocional y un deterioro en la vida a causa de los altos niveles de ansiedad que desencadena dicha dialéctica.
“Sobrepensar” y sentir ansiedad, se retroalimentan, generando en algunos casos rigidez psicológica e intenso malestar. Para impedir que “nos consuman” las noticias (sin irse al extremo de negar la realidad) será necesario proponerse un límite y autorregulación para cuidar la salud mental -física y generar pequeños espacios y momentos estimulantes.